¿Niños felices aprendiendo en la casa? Se puede y es sano para ellos
Cuando Eloísa (6) y Mila (4) despiertan a las siete de la mañana lo hacen solas, sin llantos ni reclamos. Van a ver unos pocos minutos de dibujos animados en la televisión antes del desayuno y después van a vestirse solas para empezar las tareas que les mandaron desde el colegio, que según cuenta su mamá Macarena Arias (41), hacen con gusto. Eloísa está en primero básico y a través del WhatsApp de apoderados su mamá se enteró que la mayoría de los compañeros de curso ya habían aprendido a leer, pero Eloísa, hasta hace pocas semanas, se rehusaba. “No quería juntar letras, no le interesaba, todos los demás panoramas le parecían entretenidos, pero leer no”, cuenta su mamá.
En condiciones de clases normales, llegar a mayo sin saber leer podría haber sido un problema: profesores preocupados, que a su vez transmiten la preocupación a los papás que generan presión en los hijos para que se pongan al día con el resto de los compañeros. Pero el caso de Eloísa no fue así. Por la cuarentena sus papás se han tomado el colegio a distancia con calma y de a poco, han buscado distintas formas para motivarla con la lectura, respetando un ritmo más pausado. Para Eloísa la cuarentena que partió hace ya dos meses –hasta ahora– ha sido una época dedicada a aprender cosas nuevas como leer y sumar, pero también a cocinar galletas con su mamá, a montar espectáculos en las tardes con su hermana menor y a jugar con muñecas en el patio.
Si bien muchas familias enfrentan tiempos difíciles, muchos niños están adaptándose a la cuarentena y a las nuevas rutinas de forma muy positiva por diferentes motivos, sobre todo los más pequeños. “No hay una relación de causalidad. No se trata de que producto de la pandemia los niños necesariamente vayan a estar mal”, explica la psicóloga clínica especialista en primera infancia Alejandra Grez. La terapeuta, junto a otros siete profesionales de la salud, integran el equipo de investigadores a cargo de un inédito estudio sobre los efectos de la pandemia en la salud mental de niños y niñas en Chile. El objetivo de la investigación es conocer el impacto psicológico que ha tenido y que tendrá la emergencia sanitaria en los niños de nuestro país para ayudar a prevenir y tratar los problemas de salud mental que se generen producto del Covid-19 y la cuarentena. El estudio está dirigido a personas que vivan en Chile y que tengan a cargo a niños o niñas entre 0 y 11 años porque, según explica Alejandra, para los niños lo más relevante es cómo aborden la situación los adultos a cargo. “Para ellos todo depende de cómo afronten la situación los padres. Y es que mientras más pequeños más absorben las dinámicas y las tensiones que generen los adultos”.
Emilou Marguirott, psicóloga clínica y coach, explica que uno de los motivos por los que los niños están más cómodos en la casa y disfrutando de la rutina es porque en la casa se pueden desarrollar habilidades de educación, pero también de aprendizaje. “Están en un espacio seguro y, además, están aprendiendo de sus papás”, explica. Todos hemos escuchado hablar de la importancia del tiempo de calidad con los hijos, pero la especialista agrega que existen estudios que demuestran que simplemente pasar tiempo con los niños es beneficioso para ellos. Esa es otra de las situaciones que se está generando en muchas familias producto del trabajo remoto o home office de los padres. “Para los niños es importante saber que la figura vincular, en este caso el papá o la mamá, está presente incluso si no están haciendo una actividad en común”, explica Emilou Marguirott. “El solo hecho de saber que la mamá está cerca les da una sensación de seguridad”.
Alejandra Grez agrega que este es un punto en el que la crisis actual se diferencia de otras situaciones de emergencia porque las familias nucleares han podido, en la mayoría de los casos, permanecer unidas. “Los niños más chicos sobre todo están felices con el papá y la mamá en la casa. En ese sentido esta pandemia es distinta a otros tipos de crisis en los que las familias se ven separadas y la situación puede ser más compleja”, explica Grez. “Ellos quizás no saben exactamente qué está pasando afuera, pero sí ven que los papás están con ellos y eso les da una sensación de seguridad y un anclaje”.
Otro de los puntos que destaca la psicóloga Emilou Marguirott como uno de los pilares de los niños felices en cuarentena es que, durante el aislamiento, ellos han tenido horarios más flexibles. “El cerebro es una estructura flexible y el sistema educaciones en el que nos movemos regularmente no está pensado de esa forma ni tampoco está pensado realmente para los niños”, comenta la psicóloga. “Estar sentados quietos en módulos de 45 minutos no es un ambiente amable para un cerebro que aprende”. La psicóloga agrega que producto de las clases a distancia se ha producido, en algunos casos, una rutina más provechosa de aprendizaje para los más chicos. “Las clases se están haciendo solo en la mañana en muchos colegios y eso concentra el aprendizaje en un momento del día donde hay más cortisol o estrés bueno. En la tarde se genera un recreo largo para que puedan desarrollar otras actividades sin sobrecargarlos”.
Alejandra Grez cree que en momentos como estos, en los que todos están haciendo el mejor esfuerzo por sacar adelante la situación, el colegio puede ser un muy buen aliado de los papás y de los hijos. “A los niños les hace muy bien tener una actividad durante el día y les da una sensación de logro”, explica. Pero agrega que para que las clases y rutinas de cuarentena sean efectivamente una instancia positiva para los más chicos, lo importante es no entramparse con estructuras o ritmos que no nos sirven en un periodo que requiere flexibilidad y capacidad de adaptación de parte de todos. “Los profesores están haciendo un esfuerzo, los alumnos están haciendo esfuerzos y los papás también. No sacamos nada con angustiarnos si los hijos no lograron cumplir con las tareas del día porque si damos las explicaciones correspondientes es muy posible que logremos flexibilidad de parte de los profesores y tiempo para recuperar lo que no se pudo hacer”, comenta. “Lo primordial es no ponerse a la defensiva y explicar cuál es la situación de la familia para la otra parte pueda entenderlo y el colegio sea un apoyo y no una carga”.
Si bien no hay claridad cuándo será el momento de volver a los uniformes y las salas de clases, los cambios muy abruptos pueden ser complicados de asimilar para un niño. “Es bueno tener planes, pero también tener claro que nadie va a estar completamente preparado para lo que venga”, explica Alejandra Grez. “Lo que le ocurrió a muchas familias fue que al inicio de la cuarentena se impusieron rutinas muy estrictas que luego no pudieron cumplir y lo mismo puede pasar cuando vuelvan las clases”, explica. “Lo ideal es que los niños mantengan ciertos horarios para comer y acostarse pero, de nuevo, eso es el caso de las familias y papás que pueden estar en la casa y monitorear este tipo de cosas. Hay familias en las que los papás no tienen la posibilidad de supervisar tan rigurosamente los horarios de los niños porque siguen trabajando fuera y en esos casos cada familia se adapta como mejor puede a las circunstancias”.
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