LA PREGUNTA

“No suelo dejar que mis hijos vean noticias, pero con el encierro a ratos es un poco difícil, porque compartimos todos el mismo espacio durante muchas horas. La semana pasada, a propósito del asesinato de George Floyd y las posteriores protestas en Estados Unidos, uno de mis hijos me preguntó por qué habían matado a ese hombre y qué era el racismo, dos cosas que escuchó al pasar y que yo me compliqué mucho al explicar. Por eso me gustaría saber si es bueno hablarles de esto a las niñas y niños y desde qué edad”.

Fernanda, 47 años, ingeniera.

LA RESPUESTA

Los niños aprenden sobre las diferencias raciales y los prejuicios raciales desde una edad temprana y lo hacen –al igual que la mayoría de sus aprendizajes– directamente de sus primeros “maestros”, es decir, sus padres o cuidadores. Así lo explica un artículo publicado por la Academia Estadounidense de Pediatría, quienes por estos días han estado trabajando intensamente en este tema. En el texto, se plantea que “el proceso de aprendizaje de prejuicios raciales se parece mucho a aprender un nuevo idioma, por ejemplo, un niño criado bilingüe frente a un niño que comienza a aprender inglés u otro idioma en la secundaria. La biología determina un período crítico de aprendizaje temprano, así como una ventana posterior donde el aprendizaje es mucho más difícil”.

Mientras ya a los seis meses de edad el cerebro de un bebé puede notar diferencias basadas en la raza; entre los 2 y los 4 años los niños pueden internalizar los prejuicios raciales. A los 12 años muchos niños se ponen firmes en sus creencias. Esto implica que durante es alrededor de los primeros 10 años de vida de las niñas y niños que los padres deben estar atentos a la información –directa e indirecta– que reciben, ya que en todo ese periodo se encuentran en un proceso de aprendizaje.

La psicopedagoga y orientadora de Clínica Santa María, Bretta Palma, coincide. “Esta etapa es muy importante porque cuando las niñas y niños adquieren conductas discriminatorias –lo que ocurre más cercano a la adolescencia–, es más difícil que cambien de opinión. Por eso lo más relevante es que lo adultos seamos los que revisemos nuestros propios sesgos con este tema. Muchas veces nos referimos a las personas de color como ‘el negrito’, un diminutivo que lleva implícita una jerarquización. Porque nunca decimos ‘el blanquito’. Entonces lo primero que debemos hacer quienes tenemos niñas o niños a cargo, es revisarnos a nosotros como adultos, porque ellos aprenden principalmente con el ejemplo”.

Y no solo en el tema racial. “Cuando fue el estallido social de octubre, muchos hablábamos de los cuicos o los flaites. Eso también es una manera de estigmatizar que los niños van incorporando, porque la discriminación se vive en ámbitos más allá del color de piel como es la identidad sexual, el estrato socioeconómico, entre otros”, agrega Palma.

Por eso es importante que evitemos los estereotipos. El artículo de la Academia de Pediatría dice que una manera de desafiar los estereotipos raciales es siendo amables cuando interactuamos con personas de todos los grupos raciales, étnicos y culturales. También recomienda tener una red social amplia y culturalmente diversa, y alentar a nuestras hijas e hijos a tener diversos círculos de amigos también. Por último, sugiere -en la medida de lo posible-, exponer a los menores a otras comunidades, ya que esto puede ayudarlos a comprender que hay una diversidad de personas en el mundo que podría no estar representada en la comunidad en la que vive.

Esto último, en medio de la pandemia se hace más difícil, pero existen muchas herramientas que pueden servir de apoyo. “Hay una serie de libros, canciones o películas que abordan este tema y que pueden ser de gran ayuda. El ministerio de Educación también viene trabajando esto y el año pasado lanzó la Política Nacional de Convivencia Escolar, en donde se han desarrollado diversos contenidos por edad, para trabajar temas como la inclusión, las diferencias, la empatía y el respeto”, agrega Bretta Palma. La especialista aconseja revisar el material que mensualmente sube el Consejo Nacional de Televisión. Allí bajo la categoría ‘cultura y patrimonio’ o ‘formación ciudadana’, pueden encontrar una serie de programas que son un buen apoyo para hablar con las niñas y niños sobre este tema.

Por último, los expertos recalcan la importancia de tener una comunicación fluida con los hijos. “En edad preescolar es más difícil ahondar en los temas, pero desde los 6 o 7 años ya se pueden tener conversaciones abiertas sobre diversidad, racismo y discriminación. Eso también le da la confianza a las niñas y niños para que consideren a sus padres como una fuente confiable de información y recurran a ellos cuando tengan dudas o incluso si se enfrenten ellos mismos a una situación de discriminación”, explica la experta. Y agrega: “Se puede apelar también a las emociones haciendo preguntas como ¿qué te pasaría a ti si te vas a vivir a un país donde eres diferente a los demás? ¿Cómo te sentirías?”.

Para crear una cultura de inclusión, todos debemos mirar y reconocer nuestros prejuicios para así evitar injusticias y hacer daño a otros. “Debemos trabajar la empatía, porque comprender la forma en que las personas se sienten y se comportan con los que están fuera de su propio grupo nos puede ayudar a ser un mejor ejemplo para nuestras niñas y niños”, concluye Palma.