LA PREGUNTA
“Aun no me llega la menopausia, pero por mi edad, debería ocurrir pronto. He tenido algunos síntomas como los típicos bochornos, pero hasta ahora no me ha bajado el apetito sexual y sobre esto último tengo dudas. He leído mucho respecto de que la sexualidad se acaba o cambia en esta etapa, y quería saber cuánto hay de mito en eso y si hay algo que pueda hacer para mantener mi sexualidad una vez que deje de menstruar”.
Sara (49), dueña de casa.
LA RESPUESTA
“Somos seres sexuados desde que nacemos hasta que morimos y la sexualidad va cambiando en las diferentes etapas de la vida. A los 20 o 30 años, es distinta que a los 50, 60 o 70. Y tenemos que ir adaptándonos a esos cambios”, dice la kinesióloga experta en sexualidad Odette Freundlich.
En Chile la menopausia –que significa última menstruación– ocurre en promedio a los 50 años. “Todo el proceso que se vive previo y posterior a la menopausia se denomina climaterio y va acompañado de una serie de cambios físicos y psicológicos. Esto se produce porque hay una disminución de la producción de estrógenos por parte de los ovarios”, explica el ginecólogo y Jefe de la Unidad de Climaterio y Menopausia de la Clínica Santa María, Juan Andrés Ortiz. Agrega que algunos de los síntomas que experimentan las mujeres en este periodo son las alteraciones menstruales y otros vasomotores como los bochornos, dolor de cabeza y sudoración nocturna. En la zona vaginal –dice– también hay algunos cambios. “Se puede producir atrofia vaginal, que es un adelgazamiento o inflamación de las paredes vaginales, y también resequedad”.
Según ambos especialistas es un mito decir que al llegar a esta etapa el sexo se acaba. “Hay estudios que avalan que un 60% de las mujeres que no presentaban problemas antes de la menopausia, los pueden presentar después de ella y quizás eso alimenta el mito de que en esta etapa las mujeres no tienen sexo”, aclara Ortiz. “Pero esta es una muy buena etapa para vivir la sexualidad por varias razones como que los hijos ya se fueron de la casa por lo tanto hay más intimidad, ya no deben preocuparse por un embarazo y hay más experiencia y mejor comunicación para saber y expresar lo que nos gusta y lo que no”, complementa Freundlich.
Sin embargo, es lógico que se produzcan algunos cambios físicos que puedan dificultar el sexo tales como que la musculatura ya no está tan turgente. “Estos músculos van alrededor de la vagina y del clítoris, por tanto si no están firmes, la sensación de roce con la penetración puede disminuir y también puede costar o demorar más llegar a un orgasmo. Podría no haber una respuesta sexual inmediata y la disminución hormonal podría provocar baja en el deseo sexual”, explica Odette.
Esto afecta directamente en la lubricación y se produce un círculo vicioso, porque eso podría a su vez, provocar dolor. De hecho –según la especialista– cerca del 25% de las mujeres en esta etapa presentan dolor. “Las mujeres no se atreven a decirlo y muchas veces cuando están con sus parejas mienten en ese aspecto por tratar de ser condescendientes con el hombre. Pero llega un momento en que ellas mismas se dan cuenta que les molesta o les duele, que no sienten el placer de antes. Por eso es importante que sepan que los cambios que viven son normales y que hay herramientas para ayudarlas”, agrega Ortiz.
Una de estas herramientas son los lubricantes. “Es el mejor amigo en esta etapa y las mujeres no deben pensar que porque lo usan están enfermas. También se deben usar humectantes, que mantienen la vagina humectada no solo durante el acto sexual, sino que a diario”, explica Odette. Además, es importante consultar con especialistas. “Existen muchas opciones y los resultados son fantásticos. Antes se les daba hormonas a todo el mundo, pero actualmente el concepto es dar tratamientos individuales de acuerdo a las necesidades de las pacientes, porque los síntomas son distintos en cada mujer”, complementa Ortiz.
Finalmente tiene que ver con aceptar que el cuerpo cambia. “Debemos prepararnos física y emocionalmente para esta etapa. En lo sexual entender que si bien ya no podré hacer las posiciones del Kamasutra, sí puedo priorizar la calidad de los encuentros sexuales a través de una comunicación efectiva en el ámbito sexual. Porque, insisto, la sexualidad cambia, pero no se termina”, concluye Odette.