Desde que se produjo el boom de los teléfonos inteligentes a mediados de la década pasada, su presencia en nuestra vida cotidiana no ha hecho más que crecer de manera exponencial: lo dejamos en la mesa cuando comemos, en el velador cuando dormimos. Incluso muchos confiesan utilizarlo hasta en el baño. Así lo asegura un estudio de Samsung Electronics Chile junto a Fieldwork Consultores, quienes analizaron cómo se entrelaza el rubro digital en la vida cotidiana de las personas y revelaron que un 66% indicó que este dispositivo se vuelve indispensable para estar siempre conectado con los seres queridos o para atender los requerimientos de urgencias laborales.

Esta hiperconexión ha tenido sus consecuencias. Debido a la necesidad de describir un fenómeno social que hasta hace pocos años no existía, el diccionario australiano Macquaire desarrolló durante el año 2012 una campaña alrededor del mundo dedicada a familiarizar a la población con el concepto phubbing, una combinación de las palabras phone (teléfono) y snubbing (hacer un desprecio), y hace referencia al hecho de ignorar a alguien por estar prestando atención al teléfono móvil en lugar de hablarle cara a cara.

Y esto se torna más complejo en las relaciones de pareja. Un estudio de la compañía McAfee asegura que un 38% de los consultados pasan la misma cantidad de tiempo conectados que interactuando con otras personas presencialmente. Además, dice que hasta un 40% sienten que su pareja le dedica más atención a su propio dispositivo que a ellos cuando están a solas y que el 45% de las personas han discutido con algún amigo, familiar o la pareja por estar pendientes del celular.

Rosario Covarrubias, psicóloga clínica especialista en terapia de parejas, dice que “la tecnología en general ha generado montones de problemas, pero no sé si esa es la fuente principal del conflicto en las parejas, ya que el descuido del otro en otras épocas estaba presente de manera distinta. Antes podías tomar un diario, un libro, ver la televisión o hacer otro tipo de cosas. Lo que pasa es que el teléfono tiene la característica de ser muy envidenciador, es un estímulo muy intenso”.

Según la experta, uno de los grandes problemas es cuando la pareja normaliza esto y no hay ninguno de los dos que se haya dado cuenta que no está bien. “Porque cuando al menos uno de los dos empieza con la queja o busca estrategias para negociar, va a poder generar un cambio, pero si ninguno de los dos le da la importancia que tiene, es un camino de hacia el distanciamiento”.

Covarrubias dice también que esto no siempre evidencia conflictos de pareja. “Puede haber personas que estén en un momento muy estresante y usen el teléfono para evadir. Si una pareja en algunas situaciones no conversa por estar conectados al teléfono, pero tienen otras instancias de buena comunicación, no es grave. Si en cambio esto se da con un distanciamiento y una falta de interés por saber en que está el otro, por supuesto que se podría pensar que hay una crisis que queda en evidencia bajo el phubbing”.

¿Por qué es importante detectarlo?

Porque influye en el autoestima de quien se siente abandonado. “Si vives con alguien que sientes que te deja a un lado, si no te sientes importante y si no eres capaz de ponerle un freno o un límite y decir que te molesta, de alguna manera te haces cómplice de aquello”, dice Rosario Covarrubias.

Por eso es importante también detectar por qué está pasando. “Hay personas más inmaduras que buscan vivir en la etapa del enamoramiento constantemente, y cuando pasan esa etapa se desligan y caen en estas conductas de ignorar al otro; o lo que es peor, el teléfono se presta mucho para acceder a nuevas relaciones. Hay todo un mundo ahí, por eso es importante no normalizar estas conductas. Si lo haces porque piensas que a todo el mundo le pasa, puedes estar dejando pasar un problema mayor”, agrega.

El gran problema de las parejas, ahora y en todos los tiempos, es la comunicación. Covarrubias dice que “en las relaciones de pareja hay un doble desafío: primero tener una buena comunicación contigo mismo, es decir, saber lo que quiero y necesito, lo que ya es difícil. Y en segundo lugar compartir eso con un otro”. Y como es tan difícil, debemos tener ojo con que el celular no se transforme en un tercero que se entrometa en la pareja, porque puede terminar cortando la señal.