LA PREGUNTA

“Llevo cinco años pololeando y hace más de dos siento que ya no me interesa mucho tener relaciones. Las tengo, y las disfruto en el momento, sin embargo, reconozco que nunca tomo la iniciativa. Y es que no me nacen las ganas. Creo que podría vivir perfectamente sin sexo, pero tampoco pienso que es lo correcto porque cuando recuerdo esa época en la que me gustaba, me dan ganas de recuperarlo. ¿Será que hay algo malo en mí? ¿Se puede sentir que el sexo no es necesario?”.

Javiera, 30 años.

LA RESPUESTA

El deseo sexual de las mujeres –aunque también el de los hombres– varía naturalmente con el paso de los años. En el caso de nosotras, los altibajos generalmente coinciden con el tiempo de una relación estable o con grandes cambios en la vida como un embarazo o la llegada de la menopausia.

Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Southampton, la University College London, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y la Universidad de Glasgow, tanto hombres como mujeres pierden el interés por el sexo tras vivir durante un tiempo con sus parejas, sin embargo, las mujeres son dos veces más propensas a esta realidad. Para llegar a estas conclusiones, usaron los datos de la Encuesta Nacional de Actitudes Sexuales y Estilos de Vida, que recoge las declaraciones de 6.669 mujeres y 4.839 hombres en edades comprendidas entre los 16 y los 74 años. Entre ellos, el 34% de las mujeres admitió perder el deseo sexual, mientras que en los hombres solo un 15% dijo lo mismo.

Otra investigación que valida esto es la de sexólogos de la Universidad de Guelph (Canadá), quienes evaluaron el deseo y satisfacción sexual en una población de 170 universitarios de ambos géneros con experiencia en relaciones de un mes a nueve años de duración. Tras la investigación concluyeron que, en general, los estudiantes se encontraban satisfechos con su vida sexual y de pareja, pero que el deseo de las mujeres descendía en un 0,02% en cada medición mensual, mientras que el de los hombres se mantuvo estable durante el año que se investigó.

La psicóloga con magíster en Terapia sexual y terapia de pareja de la Universidad de Barcelona, Teresa Muse (@sexualidadypareja), asegura que la pérdida en el interés sexual es absolutamente normal. “En palabras simples, el deseo sexual es algo dinámico, no estático. Es decir, oscila entre diferentes estados. Hay periodos en los que uno siente más ganas de tener relaciones y otros en los que no. Y hay ciertos eventos que son más evidentes, como el embarazo, un duelo, problemas con la pareja o estrés, y otros que requieren de un trabajo de mayor introspección para entenderlos. En esos casos, hay que preguntarse cuándo disminuyó el deseo, qué cosas estuvieron ocurriendo en ese entonces y cómo pudiesen afectar la sexualidad”, explica.

Sobre el por qué disminuye el apetito sexual con el paso del tiempo, Teresa argumenta: “Cuando una persona está recién conociendo a alguien tiene un relato químico a nivel de hormonas y neurotransmisores que es súper potente. A este periodo se le conoce como enamoramiento y hay una necesidad de apego y contacto mucho más intensa. Esa etapa va mutando con el paso del tiempo. Hay estudios que aseguran que es a los seis meses, otros que al año y otros a los dos años. Pero yo pienso que es súper personal y que depende de cada relación. De todas formas, lo que sucede, en general, es que la sexualidad de la mujer pasa mucho por la mente, entonces requiere de mayor trabajo para despertar el deseo”, cuenta.

Sin embargo, también es importante aclarar que la disminución del deseo, en algunos casos, no es un hecho real, sino que se piensa de esta manera porque la frecuencia de éste no responde a los estándares que conocemos. “No existe ni el número, ni el coito perfecto. Cada persona vive su sexualidad de diferente manera. El problema es que todo está estandarizado y si alguien no calza en esas reglas, cree que el sexo no es lo suyo. Que si no se excita todas las semanas es porque no le gusta. Y como la educación sexual es tan precaria, tendemos a caer en estas frustraciones propias de la ignorancia”, aclara Teresa.

Algo similar ocurre con el tema de géneros. Y es que aunque las investigaciones demuestren que los hombres mantienen su interés sexual, muchas de sus respuestas y acciones podrían relacionarse a un tema de expectativas sociales. “Siempre se ha pensado que ellos tienen que responder al estimulo sexual de inmediato, sin embargo, ha habido una importante rebelión sobre este tema los últimos años. Porque la pérdida del deseo no es algo que afecte solo o en mayor medida a las mujeres. Yo estoy viendo cada vez más casos de hombres que no pueden seguir la misma frecuencia de sus parejas y siento que se debe a que ahora se están atreviendo a desmarcarse de esa figura masculina que los define”.

Además, aunque el sexo traiga consigo múltiples beneficios, no es necesario ni vital en una relación. “Se cree muchas veces que el sexo es una necesidad básica y que es innato al ser humano. Pero sí se puede vivir sin sexo. Por algo existen los asexuales, que son aquellos que pueden sentir atracción romántica hacia alguien y anhelo de estar en pareja sin necesidad de tener relaciones. Creo que es importante no invisibilizarlos”, dice Muse. Sin embargo, su recomendación es intentar recuperar el placer primero, antes de sacar conclusiones. Porque esto, es algo que sí se puede hacer.

¿Por dónde empezar?

Pese a que existan casos que requieren de terapia o hasta de un tratamiento clínico –cuando la causa es fisiológica– desde Mayo Clinic aseguran que existen pequeños hábitos saludables que pueden aumentar el deseo sexual.

Hacer ejercicio: el ejercicio aeróbico regular y el fortalecimiento muscular pueden aumentar la fortaleza, mejorar la imagen física, el estado de ánimo y elevar la libido.

Reducir el estrés: encontrar métodos efectivos, como actividades que brindan placer, para encarar el estrés laboral, diario y financiero.

Comunicarse con la pareja: quienes aprenden a comunicarse en forma abierta y honesta mantienen, por lo general, una conexión emocional más fuerte que puede ayudar a mejorar el sexo. Y es que en este ámbito, la comunicación es importante. Conversar acerca de lo que gusta o lo que disgusta puede ayudar a crear una intimidad sexual mayor.

Reservar tiempo para la intimidad: Programar los encuentros sexuales en el calendario puede parecer aburrido y artificial, pero darle prioridad podría ayudar a restablecer el deseo sexual.

Añadir atractivo a la vida sexual: Probar distintas posiciones sexuales, tener sexo en diferentes lugares o momentos del día, pedirle a la pareja que prolongue el juego previo y expresarle lo que a uno le gusta, es un ejercicio que hay que probar para incrementar las ganas.

Abandonar los malos hábitos: el tabaco, las drogas y el alcohol en exceso pueden disminuir la libido a largo plazo.