Tinder, mi mejor estrategia para sentirme acompañada en cuarentena

Tinder en cuarentena



“Hace ya casi dos, cuando terminé con mi pololo de cinco años, lo primero que hicieron mis amigas fue bajarme Tinder. Obviamente no estaba con el ánimo de conocer a nadie, así que a los pocos días lo cerré. Y, honestamente, lo encontré un poco desesperado. Mi segundo acercamiento con la aplicación fue casi un año después. Y es que, con todo ya más superado, sentía que podía darme la oportunidad de conocer gente nueva –porque desde que terminé todo mi círculo cercano se emparejó con alguien–, salir a tomar algo y coquetear un poco. Pero después de un par de días, volví a cerrarla. Si bien yo sabía que Tinder había sido creada como una plataforma para buscar sexo casual, me incomodó lo directa y explícitas de algunas conversaciones que inicié. No todas fueron así, pero la demora entre las respuestas o las conversaciones con preguntas muy pauteadas terminó por aburrirme rápidamente.

Sin embargo, ahora, en aislamiento, tuve un reencuentro con la aplicación. Como hace un mes volví a descargarla porque simplemente estaba aburrida, quería matar el tiempo y conversar con alguien. Soy de esas personas que tuvo la mala suerte de encontrarse sin trabajo antes de la pandemia, por lo que la cuarentena me pilló sin mucho que hacer. Además, todas mis amigas están teletrabajando, tienen sus parejas, y mis papás –con quienes vivo– tuvieron coronavirus, así que tampoco podía distraerme con su compañía. En ese contexto decidí darle una nueva oportunidad al cyber espacio y, para mi sorpresa, la experiencia ha sido mucho mejor de lo que pensaba.

Aunque nunca faltan aquellos que lo primero te preguntan es si quieres cambiar fotos o juntarte en algún lugar, me he encontrado con que la mayoría de quienes estamos ahí solo buscamos a alguien con quien conversar. Hay algunos que viven completamente solos, otros con amigos o familia, pero todos compartimos esas ganas de vincularnos con el mundo de exterior, de sentir que hay vida detrás de nuestras cuatro paredes y que cuando todo esto acabe, habrán planeas que –si la conversación fluye– podremos concretar.

Dentro de esa búsqueda de compañía, conocí a Martín, de 30 años. Y aunque no sé nada de él, sé exactamente cuáles son sus galletas y dulces favoritos. El día que hicimos match -que es como se dice cuando dos personas se gustan en Tinder-, nos quedamos hasta las dos de la mañana discutiendo apasionadamente sobre cuáles eran las mejores galletas del supermercado. Y desde entonces, cada vez que tenemos ganas de comer algo, nos hablamos y construimos virtualmente la mejor versión de ese antojo. No es una relación muy profunda basada en visiones comunes ni nada similar, pero me entretengo mucho y me ayuda a distraerme. Gracias por eso, Martín. Aunque insisto en que las Oreo siempre serán mejores que las Donuts de naranja.

Con Rafael, de 27 años, tenemos una relación construida en base a memes. Además de que es ingeniero, no se absolutamente nada de él, pero diariamente competimos por quien manda el meme más divertido. Una vez enviado, votamos y el que gana se lleva un punto. Dudo que esos puntos lleguen a servir algún día, pero al menos me despierto pensando en qué le mandaré para poder ganar. Y, hasta el momento, quien va liderando la tabla soy yo.

Pero sin duda, lo que más agradezco de Tinder hasta el momento, es haberme cruzado con Vicente. De todos los que he conocido es por lejos la persona más interesada en que se acabe la pandemia. Casi a diario recibo sus noticias sobre cómo combatir el virus, las que pueden ir desde estudios súper científicos –como el avance de la vacuna contra el Covid-19– hasta medidas más alternativas, como tomar agua de eucaliptus. Me da risa, porque siento que es como ese tipo de personas que se obsesiona con algo y que es bien hipocondriaca, lo que me provoca ternura. Además, me encantan las miles de recomendaciones que me entrega de series, películas y documentales. Lo que hacemos es tratar de verlas al mismo tiempo para ir comentándolas, y como la mayor parte del día se me va en eso, podría decir que Vicente se convirtió en la persona con quien más comparto en la pandemia. Y de todos con quienes he hecho match, en mi favorito para concretar en el mundo real”.

Catalina Torres (28) es abogada y pasa la cuarentena con sus papás.

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