Ya van más de tres meses desde que muchas personas empezaron a teletrabajar, ajustando sus horarios y carga laboral. Si bien esto tiene beneficios como pasar más tiempo en casa, con la familia y sin los problemas de locomoción recurrentes en un contexto habitual, ha traído también distintos problemas: malas conexiones a internet, pocos computadores para quienes lo necesitan en el grupo familiar y la dificultad que implica armar un horario en el que no se esté pendiente del trabajo más de lo que se debería, está empezando a pasar la cuenta.

Normalmente, ante una situación de estrés o de necesidad de descanso prolongado, algunas personas optarían por tomar vacaciones. Porque claro, aunque no se maneje presupuesto para salir de la ciudad, al menos las vacaciones significan dejar de ir al trabajo y quedarse en casa descansando. Pero, ¿vale la pena hacerlo ahora que se está siempre en casa?

“El cansancio que estamos teniendo está relacionado con las condiciones en las que estamos trabajando”, dice la doctora en Comportamiento Social y Organizacional, y profesora de Psicología en la Universidad Adolfo Ibáñez, Mariana Bargsted. Y enfatiza: “Antes de que el trabajador tenga que tomar sus días de vacaciones, lo lógico sería que la organización hiciera acciones para que se permita el descanso y a desconexión”.

Según la psicóloga, lo que se está haciendo actualmente no es formalmente teletrabajo, sino que un acomodo de trabajo remoto provocado por un contexto de pandemia, lo que lleva a que el trabajo se haga a la vez que se cuida niños y otras personas, generando estrés y, en muchos casos, problemas de abastecimiento. “La recomendación es que la empresa ajuste las cargas laborales y se centren en lo principal, suspendiendo o dilatando aquello que no es prioritario”, explica.

Para poder descansar sin la necesidad de hacer uso de las vacaciones, las empresas deberían apegarse a la ley del teletrabajo que ya entró en vigencia, pero que aún no se implementa. “Tiene que haber al menos 12 horas de desconexión digital, esto es que no te pueden mandar mensajes ni correos durante esas horas para que estés mentalmente fuera del trabajo y puedas hacer otras cosas, como descansar”, dice Bargsted.

Los beneficios de tomarse unos días

Si bien son muchos los trabajadores que están pasando por el estrés y cansancio del que habla Bargsted, en muchos casos no hay otra alternativa a tomarse días de vacaciones. Cuando esto pasa, la psicóloga Tatiana Mechasqui recomienda tomarse unos días de vacaciones para poder desconectarse del mundo laboral y todo lo que eso implica.

“Vacacionar implica estar desocupado, estar libre, tener momentos de distensión, y no es necesario poder ir a otro lado para lograr estos beneficios”, explica. “Es importante darnos cuenta de que esta pandemia está llevándonos a un cambio significativo que va a durar meses, porque para muchas familias significa pérdidas humanas, económicas, de techo y también de la posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas”.

La especialista asegura que para que estas vacaciones en cuarentena sean provechosas, hay que dejar de lado pensamientos ligados a cómo hubiéramos querido que fueran nuestras vacaciones, enfocándonos en lo que tenemos a mano, en la familia, los pasatiempos y la desconexión. “Es súper importante no exigirnos de más y pensar en cómo, con lo que tengo, puedo tener un descanso lo más placentero y beneficioso posible”.

La importancia del fin de semana

Si alguien elige no tomar vacaciones, pero siente que necesita un descanso, una alternativa es sacar el mayor provecho posible de los fines de semana y feriados. “Durante estos días la persona debe poder desconectarse y a la vez conectarse con sus necesidades, darle al cuerpo lo que necesita para restablecer su equilibrio”, recomienda Mechasqui, y explica que los fines de semana son el gran momento reparador para abordar los días que vienen de una mejor manera.

“Hay que recordar que el descanso real, el descanso con intención y el descanso profundo se dan cuando hay desconexión y provocamos liberación de endorfinas y la activación de circuitos neuronales de recompensa”, detalla Mechasqui y añade: “Se estimula la presencia de dopamina y serotonina en el cerebro, lo que nos lleva a reducir los esquemas de pensamientos negativos, que muchas veces nos ponen en situaciones ansiosas”.