Nuestras lectoras preguntan: ¿Cómo destetar en cuarentena?

Destetar Paula

La maternidad, al ser un mundo desconocido para quienes se enfrentan a ella por primera vez, viene llena de preguntas e incertidumbres. En Paula queremos acompañarte en este proceso muchas veces complejo, buscando las respuestas a tus inquietudes.




LA PREGUNTA

“Tengo dos hijos y mis dos experiencias con la lactancia han sido muy buenas. Tanto, que al segundo, que ahora tiene dos años, no hay forma de quitarle la pechuga. Ha sido agotador, intenso. He intentado todo y cuando empecé a tener resultados con el destete, llegó la cuarentena y volvimos a cero. Es por eso que me gustaría encontrar el camino para quitársela de la manera más respetuosa posible”.

Constanza Blanco, 37 años.

LA RESPUESTA

Según el programa Chile Crece Contigo, al momento de terminar con la lactancia lo recomendable es realizar un “destete respetuoso”, que es aquel que toma en cuenta las necesidades tanto de la madre como de la niña o niño. “Muchas madres deciden destetar a su hija o hijo pasado un periodo que han estimado como conveniente para ello. La Organización Mundial de la Salud recomienda dar leche materna de manera exclusiva, es decir sin otros alimentos, jugos o agua, hasta los 6 meses, a libre demanda y con libre disposición, esto es, por el tiempo y en la frecuencia que lo soliciten. También recomiendan mantener la lactancia complementada con otros alimentos hasta al menos los dos años de edad”, explican en su sitio web.

Algunas mujeres deciden destetar a sus hijas o hijos antes de ese periodo recomendado, otras pasado ese tiempo y otras deciden esperar un destete espontáneo o natural, lo que suele suceder entre los 2 y los 4 años. Como sea, tarde o temprano, todo niño o niña en el mundo es destetado y muchas veces no es un proceso sencillo. Marianne Fernández, matrona y consejera de lactancia, dice que se trata de un periodo en el que la mamá y la guagua deben aprender a dar y recibir alimento, comunicación y contacto a través de otra manera que no es por el pecho. Porque la lactancia no se trata solo de alimento. “Refiere también a lo vincular, involucra muchos sentimientos y sensaciones y, como todo duelo o salto de etapa, puede haber algo de culpa, algo de enojo y frustración por parte del niño. Si se lleva bien, es esa transformación del amor que se expande hacia otro lugar. En general, si se habla de destete respetuoso, involucra una decisión real de la madre porque no lo necesita, porque ya no lo está disfrutando, pero lo hace de forma respetuosa porque es gradual”, dice.

Y en tiempos de cuarentena se hace mucho más complejo. “En este tiempo no solo el destete ha sido más difícil, también la lactancia, especialmente en el caso de mujeres que tienen más de un hijo, porque la distancia social las ha hecho perder sus redes de apoyo. Eso implica que muchas veces no tienen a nadie que las ayude con los otros hermanos o hermanas cuando están amamantando”, agrega Fernández.

La matrona Constanza Contreras, quien también es consejera en lactancia, coincide: “En cuarentena, las madres han estado a tiempo completo con sus hijas o hijos. Han tenido más tiempo para dar pecho también, especialmente aquellas que previo a la pandemia trabajaban fuera. Y esa cercanía hace más difícil el destete, porque cuando la madre sale, se genera un espacio que facilita el destete y que actualmente no existe”.

Tipos de destete

Se han definido dos tipos de destete: El primero llamado destete respetuoso o que algunos han asociado a una práctica más feminista y que es el que se centra en la decisión de la madre sobre su propio cuerpo que no tiene que ver con las imposiciones de su entorno. Al mismo tiempo, contempla al bebé, porque el ritmo es suave y no forzado. Aquí la idea es que la madre de a poco va bajando la cantidad de tomas, respetando las oportunidades de ir supliendo el pecho por otros encuentros y otras maneras de comunicarse. Entonces es un proceso gradual, a veces lento y que necesita de mucho acompañamiento.

Otro tipo es el destete fisiológico, que da cuenta de una visión más “niñocentrista” y va de la mano de una lactancia prolongada. Es un destete en donde la niña o niño por sí mismo deja de tomar el pecho porque va encontrando otras maneras de suplirlo: puede comer otra cosa o, cuando siente miedo, no correr al pecho para encontrar ese refugio de contención y seguridad. Cuando puede ir satisfaciendo estas necesidades a través de otros medios que no sea la pechuga, empieza por sí mismo a dejar las tomas.

¿Cómo lograrlo?

Aunque es importante que las madres entiendan que no existe una fórmula para lograr el éxito, ya que la lactancia y por tanto también el destete son una experiencia particular en cada mujer y su hija o hijo, existen algunas claves que pueden ayudarlos en este proceso. Lo primero es tomar la decisión de hacerlo. “Esta decisión tiene que venir de la madre y no ser tomada por presiones del entorno social. Una vez que eso pasa hay que ponerse un plazo, por ejemplo de un mes, ya que quitarlo repentinamente podría generar una sensación de abandono en las niñas y niños”, explica Fernandez.

Una vez que se define ese plazo, se debe dejar de ofrecer el pecho, que no es lo mismo que dejar de dar. “Las mamás pueden identificar cuántas veces le ofrecen el pecho a sus hijos durante el día. Muchas veces se dan cuenta de que ellas creían que eran pocas veces y resultan ser muchas más: antes de comer, después de bañarse, o cuando llora. En función de eso, hay que ir detectando cuáles son las primeras tomas que se van a ir sacando porque no están relacionadas con un momento crucial, como puede ser el de la noche para dormir. La toma de la noche o la primera de la mañana, en general, se dejan para el último. La idea es sacar una toma e ir cambiándolas por otros líquidos, comidas, juegos o regaloneos. Una vez que se logre eso, mantenerlo como parte de la rutina e ir por la siguiente toma”, explica Constanza.

Muchas veces cuando se habla del destete se habla de no negar y no ofrecer. A muchas madres les puede dar resultado. Según las expertas una forma es que, cuando pida de mamar, darle un poco y luego invitarlos a hacer otra cosa. Esto es porque no sólo se trata de alimentación, también es un espacio de consuelo y cariño, que le pueden entregar a través de abrazos, arrullos, sonidos. Marianne dice también que cuando se trata de niñas y niños más grandes, que ya entienden, se les puede explicar, conversar con ellos.

Por último, es importante que las mujeres dejen de lado el tema de la culpabilidad que muchas veces está asociado a la lactancia. “No podemos sentirnos culpables por no darles cada vez que quieren, esto no significa que seamos malas madres si les estamos entregando la contención que necesitan de otra manera. Porque más importante que la lactancia, es tener una madre que esté tranquila y pueda darle a su hija o hijo el cariño y la contención que necesitan. Y si están agobiadas por no poder cortar la lactancia, no lo van a poder hacer”, concluye Constanza.

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