LA PREGUNTA:

A veces entre la rutina, los compromisos, los hijos y el cansancio me pillo contando las semanas en las que no he tenido sexo con mi marido. En esos momentos paro a revisar qué ha pasado en este tiempo y si es mucho tiempo, me angustio y lo converso. Como estamos tan ocupados, tenemos una hija chica y yo estoy embarazada, no son tantos los momentos de encuentro. Yo lo tengo siempre presente, porque me gusta estar con él, pero me sorprendo prácticamente agendando nuestros encuentros, y tampoco es la idea. ¿Cómo sacar el sexo de otra tarea más y a la vez, lograr concretarlo cuando estamos a mil?

Javiera, 34 años.

LA RESPUESTA:

“Tenemos cierto estándar de estar siempre al máximo nivel en todo lo que hacemos y queremos darlo todo; queremos ser los mejores papás y las mejores parejas y además tenemos amigos y queremos verlos siempre. En la medida que nos demos cuenta que no es necesario vivir así y ponernos esa exigencia, podemos bajarle esa presión a todas las cosas. A veces la vida simplemente no nos da y nos gana el cansancio, la rutina o nos cuesta la organización y está bien. Nos merecemos ser empáticos y compasivos con nosotros mismos y con nuestra pareja entendiendo que muchas veces no nos va a dar y que eso no nos convierte en una mala pareja ni significa que la vida sexual no se va a poder recuperar” comienza diciendo la sicóloga y terapeuta sexual Florencia Grebe (@sobresexo.cl).

La vida actual tiene una buena dosis de estrés por lo que aprender a tolerarlo y disminuirlo es importante para lograr gestionar, priorizar y organizarnos mejor. “Esto requiere de un trabajo reflexivo, analítico o terapéutico para tener momentos de autocuidado y aprender a llevar una vida más conectados. Si a todo el ajetreo que llevamos le sumamos además la exigencia de tener sexo equis veces al mes, esto pasa a ser un foco de ansiedad y nos desconecta un poco del deseo y de nuestra pareja, porque al final estamos viendo el sexo como un check. Hay que dejar de verlo como una tarea y en cambio verlo como una parte más de nuestra vida que vamos a disfrutar si lo hacemos a consciencia. Cuando me doy cuenta de que necesita un lugar y un espacio podemos ayudarnos a gestionarlo, porque efectivamente requiere de un tiempo y un espacio que a veces no tenemos”, comenta Florencia.

¿Planificar los encuentros sexuales?

“No creo que sea malo organizarse para un encuentro sexual si es desde la motivación y el deseo. A veces necesitamos manejar ciertas variables para lograr ese tiempo que el sexo requiere. El sexo también es un encuentro emocional y puede no ser solo sexual. Puede ser una conversación, una copa de vino, ver una serie, tener relaciones, hacernos un masaje, solo darnos besos. Ampliar el espectro de lo que consideramos un encuentro sexual con nuestra pareja nos puede ayudar a entender, por ejemplo, que podemos hacerlo en menos tiempo y con eso vamos a estar bien. Cuando hay niños chicos, el sexo tiende a quedar relegado solo a la noche cuando los niños están dormidos, pero durante el día también hay espacios afectivos en que podemos quedarnos abrazados algunos minutos en la mañana o decirnos que nos queremos. El sexo no es solo sexo, conectar con nuestras parejas desde otro lugar como el humor o una conversación nos permite entrar en círculos virtuosos que también nos pueden conducir a reconectar con la vida sexual”, reflexiona la psicóloga.

El sexo atrae más sexo

“Más sexo atrae más sexo, y mientras más tiempo dejamos pasar, empieza a aparecer este fantasma del tiempo que ha pasado y nos empezamos a sentir súper exigidos y presionados a tener un encuentro sexual. Recomiendo dejar de verlo como una exigencia y en cambio verlo como algo de lo que debemos ocuparnos, porque nos importa nuestro vínculo y queremos cuidarlo. Cuando uno se ocupa de las cosas pasa menos tiempo preocupado y surgen maneras de solucionar el problema. Aquí yo siempre digo que dos cabezas piensan mejor que una. Suele ocurrir que cuando han pasado varios días sin tener sexo se transforma en un tema medio tabú, en el que nadie lo habla, pero ambos lo están sintiendo y eso genera tensión. Pero cuando se plantea un problema surge la solución que puede ser organizarse mejor, pedir ayuda a terapeuta, a cuidador de hijos, a las redes que sean necesarias para poder hacerse cargo. Y por último hago un llamado a activar la creatividad, porque se nos olvida cómo salir de la rutina sexual y cómo ponerle más picantito a la cosa”, aconseja Grebe.

“Conectar con el deseo sexual y las ganas de estar con nuestra pareja nos puede llevar a nuevas experiencias. Aprovechar el deseo sexual cuando aparezca, que puede ser cuando no estoy con mi pareja y aun así puedes utilizarlo y mandar una foto, un texto, decirle al otro que me pasa algo y que estoy excitada y eso nos va a impulsar a organizarnos, salir más temprano del trabajo o acostar a los niños antes, por ejemplo”.

¿Calidad o cantidad? Por alguna razón ponemos mucho foco en la cantidad, pero si dirigimos la atención en la calidad y al cómo disfrutamos junto al otro nos puede llevar a aprovechar de mejor manera nuestros encuentros sexuales. “El sexo es variable, no siempre tiene que ser de la misma manera, en la misma posición o de la misma duración. No tiene que ser siempre con la misma intensidad y podemos ir jugando con esa flexibilidad y el fluir del dinamismo sexual, que es muy entretenido y que puede ser más excitante o más emocional. Si abrimos el paradigma, podemos disfrutar un montón. Por eso la comunicación es importante para encontrar cosas que nos hagan sentido a los dos”, concluye la terapeuta sexual.