Nuestras lectoras preguntan: ¿Cómo retomar la vida sexual después de una relación que duró 14 años?
Cuando compartimos la vida con una persona durante muchos años, nos afiatamos tanto a ella que muchas veces resulta todo un desafío plantearse un nuevo vínculo, ya sea sexual y/o afectivo, tras la ruptura. En estos casos, lo mejor que podemos hacer es activar un plan de autocuidado para reconectar con nuestros por qué y para qué, y así lograr avanzar a nuestra próxima etapa. Conversamos con dos terapeutas sexuales que nos entregan valiosos consejos para responder a nuestra lectora.
LA PREGUNTA:
“Me separé hace un año y no sé cómo retomar la vida sexual después de tener sexo 14 años con la misma persona. Por una parte, siento muchas ganas y curiosidad pero, a la vez, tengo miedo de involucrarme”.
Paulina, 39 años.
LA RESPUESTA:
“A modo general, es muy importante validar las emociones que puedan aparecer tras el quiebre de una relación de tantos años. Pueden aparecer el miedo, la ansiedad y también lo que dice ella, el ‘tener ganas y curiosidad’. Es todo un proceso volver a sentirse preparada para retomar una vida sexual y afectiva con otro. Y eso no tiene un tiempo establecido. Los quiebres nos invitan a mirarnos y repensarnos”, plantea la sicóloga y terapeuta sexual Florencia Grebe (@sobresexo.cl)
En este sentido, la honestidad con una misma juega un papel fundamental a la hora de identificar nuestro estado interno, descubrir cómo estamos y qué tan listas estamos para iniciar algo nuevo. “Plantearnos un nuevo vínculo es parte de la vida y el ser humano necesita relacionarse con otras personas. Lo importante es abrirnos a nuevas posibilidades y experiencias sin temor al fracaso y sabiendo que mereces gozar, amar, ser amada y feliz. También es sustancial preguntarse: ¿estoy lista y deseo tener una nueva relación en este momento? Y aunque no se trata de estarlo en un cien por ciento, si la respuesta es no, porque aún no he sanado, o tengo otras prioridades, entonces está bien escuchar nuestra voz interna y priorizar nuestra salud mental, emocional y otros proyectos. Esto nos puede ayudar para decidir dónde poner nuestra energía”, complementa Laura Leal (@serorgasmica), sicóloga y terapeuta sexual, especialista en autonomía del goce y sexualidad consciente.
Ser genuinas con nosotras mismas es también aceptar que el proceso de sanación de una ruptura no es lineal ni implica un solo sentir. Todo lo contrario, es natural pasar por varios estados en el transcurso de tiempo y sentir miedo, ganas, ansiedad y calma, por ejemplo. Aceptar ese transitar hará que la adaptación desde el quiebre a una nueva relación sea más amable.
El diálogo interno, un espacio de auto cuidado
Todos contamos con un termómetro propio que nos va guiando en nuestros procesos. Al activar nuestro diálogo interno podemos conocernos y entendernos mejor, a la vez que nos permite aceptar nuestras heridas. “Al relacionarnos con alguien, también lo hacemos con nuestras heridas y muchas veces son éstas las que no nos permiten tener relaciones sanas. Por eso siempre aconsejo aprovechar el tiempo en el que estamos sin pareja para estar con nosotras mismas. Así, se crea un vínculo afectivo poderoso contigo misma, que será clave para que cuando se presentan nuevas oportunidades, estés firme y empoderada”, recomienda Laura.
“¿Cómo me siento conmigo misma después de todo lo que he atravesado? Es lo primero que debiésemos reflexionar al plantearnos algo nuevo. Si estamos en consciencia de una misma, puedo respetar mis emociones y lograr vincularme con otro desde un lugar más positivo y sano. Si esto no está identificado, solemos transgredir nuestros límites y en muchas ocasiones nos hacemos daño”, advierte Florencia y agrega que lo mejor es ir de a poco. Al respetar las emociones que vas sintiendo, logras determinar cómo te sientes segura a medida que te vas exponiendo. Puedes preguntarte: ¿qué necesito para abrirme a? ¿Qué aprendí de mi relación pasada? ¿A qué no me quiero enfrentar otra vez? ¿Cuáles son mis redes de apoyo? ¿Cuáles son mis límites? Estas preguntas enriquecen el auto diálogo y nos orientarán a descubrir qué queremos y para qué. Preguntarnos esto, nos entrega mucho sentido y nos permite encontrar la funcionalidad”.
Aumentar la defensa, ¿puede ser útil?
“Las defensas que tenemos son necesarias, para algo están, pero también pueden volverse en nuestra contra cuando dejan de ser útiles. Por ello, necesitamos identificar si me estoy defendiendo porque necesito cobijarme para superar el dolor o si lo estoy haciendo porque tengo miedo de volver a salir herida, que es muy frecuente cuando una termina una relación y va a comenzar otra ¿Con qué objetivo me defiendo? Si es para cuidarme porque necesito tiempo para sanar, está bien. Pero ese proceso también tiene un fin y es cuando comienza a ser una limitación para continuar. Es ahí cuando dejan de servirnos”, explica la terapeuta de @sobresexo.cl.
Cuando domina el miedo y/o la ansiedad es porque hay una necesidad de control y puede que aún no se haya cerrado la herida o que no se haya provocado el cambio necesario para abrirnos a otra relación. La solución a esto es reconectar con quienes somos para identificar qué nos dolió, qué errores cometimos o qué no queremos repetir. Crear una consciencia sincera nos permitirá tener más claridad sobre qué esperamos en una relación sexo-afectiva.
“Un buen ejercicio es imaginarse en situaciones nuevas, esto nos ayuda a entender que en la vida no podemos controlar todo y que siempre experimentamos nuevas vivencias. Activar la presencia es la clave, así se logra dejar atrás el pasado y no apurarse hacia el futuro, pues activa la ansiedad. De todas maneras, el miedo es una emoción normal y necesaria, solo necesitamos escucharla y gestionarla, lo cual se logra con el diálogo interno y la comunicación con la persona que te estés relacionando. Es bueno exponer los temores y dudas, de lo contrario alimenta la ansiedad y relaciones que no prosperan”, aclara la experta en sexualidad consciente, Laura Leal.
Lo que yo quiero versus las expectativas de los demás
Muchas veces, los mandatos socioculturales nos llevan a acelerar procesos para los cuales no estamos preparadas. Por eso ser coherente con nosotras mismas y lo que nos hace bien será fundamental para establecer límites saludables y tomar medidas de autocuidado. “Cuestionarme qué quiero yo versus lo que los demás esperan de mí, nos lleva a reconocer nuestros límites y cuánto de lo que hacemos es propio o responde a una expectativa social. Si al reconocer en qué momento estoy, continúa siendo muy doloroso, quizás no estoy lista aún”, sugiera la sicóloga Florencia Grebe.
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