LA PREGUNTA
Toda la vida he visto series y películas en las que los gemidos son parte importante del sexo. Incluso en la pornografía suelen ser fuertes y hasta exagerados, y la verdad es que a mí no me salen naturalmente, de hecho, en algunas ocasiones, los he fingido porque siento que al escucharlos mi pareja puede excitarse más. Pero cuando lo he hecho, me he sentido ridícula y eso me genera el efecto contrario: no logro llegar al orgasmo. Por eso quisiera saber si el buen sexo siempre debe incluir gemidos.
Constanza, 38 años, periodista.
LA RESPUESTA
“Expresar la excitación con sonidos y jadeos ayuda a conectar con el placer porque el sonido le dice al cuerpo que todo está bien y el cerebro envía más señales de placer facilitando el clímax”, explica la psicóloga y terapeuta sexual, Laura Leal. Sin embargo, no todas las personas expresan el placer de la misma forma y aunque pueden estar disfrutando del acto sexual, el hecho de hacerlo de manera más silenciosa a veces puede causar un poco de duda en la otra persona.
Esto es porque existe un imaginario –que surge del cine y el porno– de cómo se expresa el placer y de qué es un orgasmo, especialmente femenino, en el que los gemidos siempre están presentes. Algo que no está muy alejado de la realidad. De acuerdo con una investigación realizada por el neurocientífico estadounidense Barry Komisaruk, y publicada por el sitio Mejor con salud, los gemidos y las expresiones faciales que se dan durante el sexo son una respuesta natural a la respiración profunda que se experimenta por el éxtasis del placer. Una conclusión que obtuvo tras observar en su laboratorio a más de 200 mujeres mientras tenían un orgasmo. Según el estudio, éstas no podrían evitar los gemidos al alcanzar el clímax sexual.
Otras investigaciones han demostrado que las mujeres son más proclives a expresar estos sonidos durante el acto sexual y que quienes gimen al tener sexo experimentan mayor satisfacción que aquellos que lo hacen en silencio. Pero Laura aclara que a veces el silencio puede ser parte del juego y provocar aún más placer durante el sexo. “Ahora, cuando el acto silencioso es por razones como miedo o vergüenza, es posible que disminuya la líbido, porque el silencio puede apagar el fuego o el éxtasis del momento y convertir el acto en rutina o en algo frío”, explica.
Y es que suele ocurrir que las mujeres que reprimen sus gemidos lo hacen por sentirse cohibidas o avergonzadas por disfrutar. “Hay también mujeres que naturalmente emiten sonidos fuertes y explosivos, pero hay factores que lo reprimen como el vivir con más gente, el hacinamiento y el miedo a que puedan ser escuchadas. Los gemidos son una respuesta diversa en cada persona que la expresa, pueden ser en diferentes ritmos, sonidos y velocidad”, agrega Laura y señala que el tema se vuelve preocupante cuando el motivo es la falta de deseo sexual. En estos casos, podría pasar que la mujer esté accediendo a tener sexo aunque no sienta suficientes ganas, o si las tiene, no logra excitarse.
Sea cual sea la razón por la que se producen los gemidos durante el sexo, escucharlos tiene diversos beneficios. “Son una herramienta muy poderosa para el disfrute y la comunicación erótica durante la relación sexual. El tantra menciona los sonidos como una de las puertas más importantes hacia el goce y si esta no se abre, puede que el goce se bloquee y no fluya. Y esto suele ocurrir porque el gemido es parte de la respiración, y si no respiramos adecuadamente es porque el cerebro está en alerta. Esto quiere decir que durante el sexo estamos pensando en otra cosa y se pierde la presencia y en consecuencia el disfrute. El gemido es un facilitador del placer”.
Además, es una señal clara de excitación ya que estos sonidos son una guía tanto para hombres, como para mujeres. “Al escucharlos en determinado momento de la relación sexual, la pareja puede identificar con más facilidad cuales son las preferencias de la otra persona”, dice la experta y aclara que deben surgir naturalmente. “Cuando fingimos orgasmos estamos dañando nuestra autoestima y amor propio, al mismo tiempo, estamos comunicando algo que no es y eso se puede convertir en una bola de nieve durante la relación de pareja. No se provoca un cambio ni una mejora cuando se fingen los organismos”, dice.
Y concluye: “Cada persona expresa su placer de una manera particular. Los gemidos pueden ser intensos o tan leves que es difícil percibirlos, pero lo importante es no reprimirlos porque estas reacciones naturales tienen un efecto importante en la relación sexual y en el disfrute propio”.