LA PREGUNTA:

“Me separé hace 2 años y hace algunos meses inicié una nueva relación. Es la primera desde mi separación y me lo he tomado con mucha mesura, pues tengo tres niñitas de 10, 8 y 4 años. Es una relación súper sana, pero bastante incipiente; y si bien por el momento no tengo intenciones de que conozca a mis hijas, sé que, de continuar juntos, esto va a pasar y no puedo evitar pensar de qué manera hacerlo mejor. Me preocupan muchas cosas: los celos, la aceptación mutua, respetar los espacios y tiempos. ¿Cómo se introduce a una nueva pareja y cuándo saber si es el momento adecuado?”.

Florencia, 40 años

LA RESPUESTA:

“Estos procesos son bien guiados por la intuición, no son tan programados en realidad, pero ella lo ha manejado bien hasta ahora. Aunque esta es una pregunta hipotética respecto al futuro, durante este tiempo ha decidido mantener su relación en privado, que de acuerdo a mi experiencia clínica, es lo más adecuado porque los niños y jóvenes se encariñan con las parejas, entonces si uno termina, esos procesos los viven también los hijos que están involucrados y son anhelos y duelos para ellos también. Por otra parte, he tenido pacientes cuyos papás empezaron una relación al mes de haberse separado y es terrible para los hijos, es muy rápido y les cuesta adaptarse”, reflexiona la psicóloga clínica infanto-juvenil, Bárbara Castro (@hiper.borea).

El pulso de la relación y el sentir de la pareja será lo que va a indicar cuándo es el momento de presentar a los hijos. “Cuando la relación es más profunda, aumenta el compromiso y se siente claro que se quieren dar pasos mayores, lo que indica que se podría hablar con los hijos. Y aquí es importante no tomar las decisiones pensando exclusivamente en ellos. Por supuesto que hay que tenerlos en cuenta, pero no es conveniente basar la toma de decisiones en los hijos e hijas, sino hacerlo desde uno. Pasados dos años, en general los niños tienen clarísimo que sus papás ya no están juntos, pero el tiempo también puede ser variable de una persona a otra, entonces no puedes dejar de tener pareja porque tus hijos no han superado la separación, no lo condicionaría tan tajantemente, a menos que uno de los niños tuviera una depresión o estuviera complicado, y en ese caso, no es momento de presentar a nadie”, aclara la especialista.

Lento pero seguro

Cuando el vínculo se siente más fuerte, es importante conversarlo para definir qué significa esta mayor profundidad para cada uno y así aunar criterios. Esto permitirá definir si ha llegado el momento de presentar a los hijos. “Con esa claridad, la lectora podría contarles a las hijas que ella conoció a alguien y que esa es una relación de la mamá, que a veces lo van a ver y clarificar que eso no cambia que el papá sigue siendo el papá. Y tener claro que a los niños también les pasan cosas, cosas que no se pueden controlar y que lo único que podemos hacer al respecto es ser empáticos. Yo lo mediría en relación a si es que ella está sintiendo que esa relación está avanzando y si no es así, lo seguiría manteniendo en privado. También hay que considerar las edades de las niñas, que están en distintos periodos evolutivos. La de 4 años es concreta, la de 8 y 10 van a darse cuenta de todas maneras. Un consejo para introducir a la pareja es hacerlo de a poco y desde un lado amoroso, es decir, ‘él es la pareja de la mamá’, no desde la regla como un papá, sobre todo si hay algún hijo al que le cuesta ese tema. La niña de 4 años tiene un pensamiento concreto, eso significa que le puedes poner ejemplos de amor para explicarle la relación, como dos pajaritos que están enamorados o algo que haya visto en una película o cuento. Y las más grandes no necesitan esos ejemplos, pero puede dar espacio a preguntas más emocionales de parte de ellas. El criterio ahí sería que la mamá se sienta lista para poder hablar de estos temas con ellas”, explica Bárbara.

Enfatizar el rol de pareja

Tal como se mencionó más arriba, se recomienda evitar poner a la pareja al nivel de un papá porque esto puede resultar muy amenazante para los niños. “Yo percibo que la lectora es muy cuidadosa, entonces le recomendaría ir de a poco, conversar bien con su pareja y evitar ponerlo al nivel de un papá, porque ya con los espacios en común o si se van a vivir juntos, hartas cosas les pasan a los niños, los pone en una posición distinta y los separa de alguna manera, de la relación exclusiva que tenían con su mamá, es natural. Desde ahí me ha tocado ver que la gente empieza a hacer una vida conjunta muy rápido y los tiempos de los niños no son tan rápidos, o cuando la pareja asume un rol correctivo no facilita la entrada. La incorporación de la pareja siempre es a través del vínculo (’es el pololo de la mamá, o ‘una persona que quiero mucho’, o ‘una persona muy especial’) y después con el tiempo se puede entrar más en las reglas de convivir”, aconseja.

Por último, es clave seguir la intuición, tener claridad del status de la relación y comenzar al principio con encuentros afuera de la casa y luego espacios más íntimos como asados en la casa, por ejemplo. “Pasa mucho a las mamás que sienten que tienen que pedirles permiso a los niños, pero no hay una manera perfecta de hacer la introducción. Lo más importante es no ser brusca y eso ella no lo está haciendo”, cierra la terapeuta.