LA PREGUNTA
“Hace un tiempo mi marido sufrió un infarto y, si bien le pidieron que las primeras dos semanas no tuviese ningún tipo de actividad física, la indicación fue que luego de ese periodo hiciera una vida lo más normal posible sin exigirse demasiado físicamente. Nuestra duda es si el sexo implica sobreexigirse y obviamente ese temor ha influido en que llevemos una vida sexual normal y placentera”.
Mariana Cáceres, 56 años.
LA RESPUESTA
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha estudiado este tema y advierte que la actividad física que requiere una relación sexual se compara con la necesaria para subir dos pisos de escaleras. En un documento, dicha entidad afirma que “si una persona es capaz de subir dos pisos de escaleras sin tener dolor en el pecho o fatiga excesiva, será capaz, desde el punto de vista físico, de mantener relaciones sexuales plenas”, señalando a su vez que es necesario tener en cuenta que existen amplias variaciones en los gastos energéticos durante el acto sexual, los que dependen de factores como el estado físico de la persona y de su pareja, de la excitación, de la ingesta abundante de comida antes de la actividad sexual, entre otros factores.
Un estudio de la Universidad de Montreal, en Canadá, reveló que en el acto sexual se queman calorías, pero no tantas como haciendo ejercicio y que las calorías consumidas no son las mismas por sexos. Así, en promedio, un hombre quema cerca de 101 calorías practicando sexo, mientras que una mujer quema alrededor de 69 calorías. Si la misma persona camina una hora a un ritmo lento, es decir una actividad moderada, va a quemar de 120 a 140 calorías. Pero si se practica un ejercicio de mayor impacto como correr, solo en 30 minutos, es decir, la mitad del tiempo, se pueden quemar hasta 300 calorías.
Por eso, a pesar de que el sexo puede considerarse un ejercicio físico, es un error pensar que solo con la actividad sexual -incluso si es muy frecuente-, se cumple con los requerimientos para una vida saludable desde el punto de vista cardiovascular. Así lo explica el doctor Alberto Barría, cardiólogo de Clínica Vespucio. “Está la idea de que el sexo es una actividad física altamente demandante, pero la verdad es que desde el punto de vista cardiológico no representa una actividad física con alto consumo energético, porque el tiempo de un acto sexual es bastante variable. No es comparable con correr una maratón o practicar deportes como el jogging, fútbol o básquetbol”, dice. Lo esperable es que las personas realicen unos 30 o 40 minutos de ejercicio moderado, cinco días a la semana. En este sentido sí podemos considerarlo ejercicio, pero con matices.
¿Hay riesgo de infarto?
El artículo español precisa que durante las dos horas siguientes a una relación sexual se ha observado que el riesgo de infarto es mayor que en otro momento, pero el riesgo absoluto de la actividad sexual es muy pequeño. De manera que alguien que por su perfil de riesgo tiene 1% de posibilidades de sufrir un infarto de miocardio en un año, la actividad sexual regular sólo lo aumentaría a 1,01% y si este riesgo fuera mayor, del 10%, la actividad sexual sólo lo aumentaría al 10,1%.
El doctor Barría concuerda con esto y dice que “el sexo no aumenta el riesgo de infarto. Son otras cosas como la obesidad, el cigarrillo, el colesterol alto, la diabetes, el sedentarismo y el uso de drogas, los factores de riesgo”. Y lo que ocurre es que quienes tienen estas enfermedades de base, al exponerse a cualquier tipo de actividad física, desde una moderada a una más fuerte, tiene más posibilidades de hacer un infarto que una persona sana. Aun así el efecto del sexo como desencadenante de un posible infarto es menor que el del estrés psicológico, el ejercicio físico fuerte o una discusión airada.
“A nuestros pacientes cardíacos, tanto los crónicos como los agudos o incluso aquellos que están recientemente operados del corazón, cuando los mandamos de alta, no está contraindicada la actividad sexual, como tampoco están contraindicadas otras actividades moderadas como caminar”, agrega el doctor. Y explica que con lo que sí hay que tener cuidado es que hay algunos pacientes que consumen remedios para el corazón, durante la actividad sexual y con el fin de tener un mejor rendimiento, los mezclan con algunos vasodilatadores como el Viagra. Esa combinación sí puede generar riesgo cardíaco durante o después de la actividad sexual.