LA PREGUNTA:
“Me dijeron que la natación me puede ayudar a manejar la ansiedad, ¿cuáles son sus beneficios?”
Javiera, 32 años
LA RESPUESTA:
El agua no es nuestro elemento natural, pero estar cerca de ella trae muchísimos beneficios. La evidencia científica indica que nadar constantemente contribuye a reducir y tratar los síntomas de la ansiedad e incluso de la depresión. “Nadar produce una sensación de felicidad, aumento de la motivación, nos permite desafiar las capacidades personales y tener ganas de participar de una práctica regular. Estos son resultados que se han observado a nivel científico, así como sentir que puedes lidiar con tus problemas de una forma diferente gracias a esta actividad”, declara la psicóloga deportiva de Kinup, Camila Chia (@ps.camilachia)
“Desde mi experiencia puedo decir que la natación es una herramienta efectiva para enfrentar síntomas asociados a la ansiedad, ya que nos permite reducir el autodiálogo negativo, estos pensamientos constantes que se producen tanto por nuestro estilo de vida como la estructura social. La natación nos permite estar en una atención plena, ya que requiere de una sincronía entre el movimiento, la respiración y la dificultad que pueda tener. De cierta manera, nos impulsa a fluir e incluso conectar desde un estado meditativo”, agrega la especialista.
Prepárate antes de nadar
Las personas ansiosas pueden llegar con síntomas de ansiedad previo a su práctica de natación. Para esos momentos, y también para evitar que la ansiedad aparezca e interrumpa en plena actividad, hay ciertas medidas que Camila Chia recomienda para estar más concentrados y disfrutar de la experiencia:
- Establecer un objetivo motivante y desafiante orientado al logro personal y no tanto al resultado. Pregúntate: ‘¿qué quiero lograr? ¿qué es importante para mí en esta sesión?’.
- Contar con una estructura previa, dejar los elementos que no pertenecen a la práctica fuera y enfocarme solo en lo que quiero hacer durante la sesión de natación.
- Es importante estimular la mente y combatir este autodiálogo. Desde ahí nos puede ayudar utilizar palabras o frases clave que me ayuden a motivarme. Por ejemplo: ‘soy capaz’, ‘hoy puedo hacerlo’, ‘estoy más fuerte que antes’, ‘me gustaría disfrutar hoy’. Promover eso nos ayudará a inducir un estado de mayor calma
- Utilizar la respiración como una estrategia de autorregulación. Si noto que estoy ansiosa desde antes de la práctica, tal vez voy a tener que dar el espacio para buscar mayores elementos de control, como respirar de manera más pausada, volver a conectar con el objetivo y prepararme con calma antes de la actividad.