LA PREGUNTA

“Viví por seis años con una pareja con la que yo sentía que estaba todo bien, sin embargo todo terminó cuando descubrí que él tenía una relación paralela, y aunque quiso revertir la situación con todo tipo de promesas, no pude perdornarlo y preferí separarme. Estuve muchos meses muy mal porque no podía aceptar que me hubiese traicionado así. Hace un tiempo conocí a un hombre que me hace muy feliz y acepté tener una relación con él, pero me cuesta entregarme y confiar. Creo que no he superado el trauma del engaño”.

LA RESPUESTA

“En nuestro tiempo y cultura la infidelidad es una de las situaciones más dolorosas de la vida porque se vivencia como una traición tremenda por parte de la que históricamente se nos ha planteado como la persona más importante de la vida: la pareja. Esto se debe a que es en esa persona en quien depositamos expectativas románticas de amor, cuidado, confianza, lealtad, placer, amistad, apoyo, y en fin, casi todo lo que necesitamos afectivamente. Es por eso que la infidelidad provoca un quiebre, un trauma emocional y un impacto”, explica Andrea Gómez, psicóloga especialista en sexualidad y terapia de pareja.

Luego de descubrir que el otro es infiel viene un largo proceso muy parecido al duelo. No solo porque se muere la confianza sino que porque hay una nueva realidad difícil de enfrentar. Según Alejandra Rodríguez, psicóloga clínica de Psyalive, las personas primero viven un shock y una negación, donde el cerebro y las emociones al estar contrariados les cuesta empezar a encajar todas las piezas. “Luego viene la rabia intensa, el proceso de juicio y la culpa, y se comienza a procesar y a acomodar lo que está pasando. Esto se vive de manera distinta en cada persona. Después suele venir un proceso de pena profunda, reflexiones y cuestionamiento, en el que se ve afectada la autoestima. Posteriormente viene la aceptación y el aprendizaje, sobre todo cuando hay un apoyo adecuado”.

El terapeuta de pareja y autor de varios libros sobre el tema, Ricardo Careaga sostiene que una infidelidad provoca dolor, rabia, decepción, frustración e inseguridad que se mantendrá por mucho tiempo. “Para poder sanarse de todas esas emociones es necesario entender por qué se provocó, y la comprensión en la mayoría de los casos permite sanar”.

Según el libro Infidelidad: Nuevas Miradas para un viejo problema, de Demian Bucay, los estudios más rigurosos indican que, de las múltiples causas que pueden llevar a una pareja a la disolución, la infidelidad es la que da cuenta, por sí sola, de un número mayor de casos: alrededor de 20% de las parejas que se separan lo atribuyen a una infidelidad. En ocasiones, un solo acto de transgresión conduce a una pareja a un final que ninguno de los dos puede evitar, por más que lo desee.

Al respecto, Edmundo Campusano, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor, señala que siempre es posible recuperar la relación, pero depende de las condiciones en las cuales ésta se sostiene. “No es lo mismo una relación breve, sin convivencia e hijos donde es más fácil cortar, que una donde existe todo lo anterior. En este último caso hay más probabilidad de que las personas quieran continuar el proyecto y mantenerlo; es ahí cuando se necesita un proceso terapeútico que los ayude a salir de la situación dolorosa”.

Seguir sin el otro

Si luego de vivir todos los procesos que conlleva una infidelidad se ha decidido no continuar la relación, es importante trabajar de forma individual las emociones para así reparar y rehacer la vida. “Es importante una terapia de contención emocional, en la que se pueda descargar todas las emociones e ir comprendiendo el proceso de dolor”, manifiesta Gómez.

La profesional agrega además que para poder tener una nueva relación y confiar en un otro es reparador poder replantearse el esquema y las expectativas sobre las relaciones de pareja. “Se debe avanzar hacia un paradigma más realista y menos romántico. Por eso, es fundamental comprender que la confianza absoluta es una ilusión y que las relaciones se alimentan constantemente con mucha conversación y cercanía emocional”.

Al mismo tiempo Alejanda Rodríguez señala que en el proceso de reconstrucción es sumamente importante activar la red familiar y de amigos; y también realizar una terapia que acompañe y permita construir y elegir otro tipo de personas y relaciones. “El trabajo de autoconfianza y autoestima también juegan un rol sumamente importante a la hora de escoger y establecer una relación sana, transparente y confiable. La confianza comienza conmigo misma o conmigo mismo y luego se traslada a otros”.