LA PREGUNTA:
“Mi hermana mayor se fue a vivir fuera de Chile y de repente me quedé como ‘hija única’ en casa con mis papás. Yo tengo 23 y el cambio ha sido extraño, me siento como más responsable o presionada de ser el ‘sostén’ de ellos. ¿Cómo reordenar la relación con mis papás para no sentirme sola ni cargar con un peso extra?”
Catalina, 23 años
Es normal que frente a un cambio puedan surgir temores y ansiedades por las nuevas responsabilidades que se avecinan, las que muchas veces son autoimpuestas. “En general nosotras nos ponemos el peso y nos responsabilizamos por las emociones de nuestra familia más de lo que deberíamos. Creemos que es ‘nuestra responsabilidad’ hacer que el otro se sienta de una u otra manera. Por eso me parece importante empezar con una mirada hacia dentro e identificar qué tanto de lo que me pasa tiene que ver con creencias que tengo respecto de cómo ser una buena hija, o cuál es el rol de la hermana grande en la familia. Posiblemente en esta parte ya encuentres una respuesta de qué creencias están presionándote a un ‘yo debería ser’”, sugiere la psicóloga estratégica breve, María Koch (@mariakoch)
La comunicación siempre es una gran herramienta para aliviar la ansiedad y las preocupaciones. Al exteriorizar lo que nos pasa, podemos evitar suposiciones y escenarios que aumentan la sensación de culpa y estrés. “Tener una conversación abierta con tus papás, comentarles lo que estás sintiendo desde que tu hermana se fue y decirles que te sientes con la necesidad de ser su sostén. Puede que realmente tus papás necesiten un poco más de ti, o que se den cuenta de que era todo lo contrario. En cualquiera de los casos, es bueno que entiendas cómo se sienten ellos y que tú les trasmitas cómo te sientes tú, para que en conjunto lleguen a un punto que a los tres les acomode. Es prudente adelantarse a la idea de que, eventualmente, tú también te vas a ir de la casa, y el ideal es que cuando eso pase, ese proceso ocurra sin culpas, construyendo una relación con los papás desde la adultez”, aconseja Koch.
Es importante comprender que en todas las familias existen estos hitos del desarrollo y que cada hermano lo vive cuando se va algún integrante de la familia, independiente de si es el hermano mayor, el del medio o el último. “Lógicamente van pasando hacia abajo cargas o responsabilidades emocionales afectivas. Esta etapa normativa del desarrollo trae consigo ansiedades y emociones que a veces se pueden sentir más abrumadoras de lo normal. También pueden revivir, o incluso abrir temas familiares que venimos trayendo de la primera infancia. En el caso de esta lectora, si siente que se está convirtiendo en algo muy angustiante, recomiendo pedir ayuda a un tercero, ya sea un profesional o apoyo externo de alguien de la familia extensa”, concluye la especialista.