LA PREGUNTA:

“El papá de mi hija de 16 años se fue a vivir con su actual pareja y el hijo de ella que tiene 14 años. El problema es que los chicos se llevan muy mal y eso ha repercutido en que mi hija ya no quiera quedarse a dormir en la casa de su papá. ¿Cómo podemos ayudarlos a llevarse mejor o tolerarse para que eso no afecte la relación y cercanía que tiene con su papá?”, Francisca (48 años).

LA RESPUESTA:

“El primer paso para que ellos como adolescentes se puedan tolerar es que haya un vínculo de cada uno con la nueva pareja de su padre o madre, además de los espacios privados con su padre o madre. Así, los adultos pueden persuadir en la forma de relacionarse de estos chicos, porque todos están funcionando como islas, es decir, están preocupados porque se llevan mal, pero no están funcionando como un sistema familiar”, considera la psicóloga infanto juvenil, María José Cuellar (@ps.mariajosecuellar).

Tiempo a solas

Ante un gran cambio en la dinámica familiar, como es el caso que expone la lectora, es importante mantener algunas rutinas del pasado, como los tiempos exclusivos de padre e hija. “Es necesario que el papá se tome tiempos para fortalecer el vínculo con su hija sin que esté el hermanastro. Y eso no tiene nada de malo, no significa estar excluyéndolo o separando la familia. Los cambios en los niños y adolescentes generan ciertos quiebres e inestabilidades que les cuesta asimilar, inconscientemente sienten que hay una competencia y otro hijo ‘que está constantemente con mi papá’, entonces obviamente ella necesita sentir que van a seguir existiendo espacios de calidad donde estén solos”, recomienda la psicóloga.

En esta nueva familia también se debe considerar al hermanastro, pues puede ser una adaptación compleja para él. “Él también se está adecuando al sistema familiar, por lo tanto, es necesario que establezca un vínculo con la pareja de su mamá, con quién además está viviendo y eso lo hace más difícil. Y a su vez, resulta importante que la nueva pareja del papá establezca un vínculo con la chica para que ella pueda sentirse cómoda, porque quizás se siente en un terreno ajeno donde se inserta, cada cierto tiempo, en esta nueva casa. Estos vínculos permiten que todos se sientan más cómodos como sistema, porque igual son una familia y así posteriormente se pueda fortalecer la relación entre hermanastros. Si se fuerza esto de juntarse todos para hacer una actividad, por ejemplo, los chicos no se van a llevar bien porque sí, primero necesitan sentirse cómodos con las otras personas, que son los adultos”, aconseja María José.

Mantener la objetividad

La comunicación siempre será una herramienta de ayuda. “Es más difícil cuando los padres están separados, pero suponiendo que en este caso sea una relación cordial, es importante que la hija pueda manifestarle cómo se siente a su papá y que la mamá de ella ayude un poquito a mediar y a transmitirle información de la hija, de lo que ella necesita para su estabilidad emocional, como el tiempo a solas. Es importante que ambos padres mantengan neutralidad y se hable sobre los conflictos, si la mamá toma un rol muy defensivo puede aumentar el problema. La recomendación es tomar un rol más neutral para tratar de encontrar soluciones y ser un apoyo en cómo resolver esta situación”, concluye la especialista.