Nuestras lectoras preguntan: ¿Por qué puede disminuir la lubricación natural?
Las inquietudes que surgen en torno a la sexualidad suelen ser infinitas; sin embargo, muchas veces son omitidas por miedo a que se trate de una excepción. En Paula quisimos conversar sobre estos temas abiertamente y darles un espacio a ustedes, nuestras lectoras, para que puedan plantear sus dudas y los expertos ayuden a resolverlas.
LA PREGUNTA
“Hace poco cambié mi anticonceptivo y desde entonces siento que no me lubrico igual que antes. No tengo problema con usar lubricantes externos, pero me gustaría saber si ese cambio puede haber afectado en mi lubricación natural y qué otras cosas lo pueden hacer”.
Antonia Salas, 27 años.
LA RESPUESTA
Los genitales femeninos, tanto internos como externos, siempre tienen algún grado de lubricación y eso viene de la secreción que generan las trompas, el útero, el cuello y la vagina propiamente tal. Andrea Von Hoveling, ginecóloga de Clínica Santa María y delegada para Chile de la Red Iberoamericana de Salud Sexual y Reproductiva, explica que “el flujo depende principalmente de factores hormonales y de que la salud de los genitales esté conservada. Hay etapas de la vida en que los genitales son más secos, y eso se puede traducir en molestias, mayor grado de cuadros de irritación o incluso infecciones que se dan principalmente en la postmenopausia”.
Explica también que las mujeres que tienen niveles hormonales muy bajos pueden tener sequedad vaginal que persista, es decir, que no sea solo perceptible en el acto sexual, sino que constantemente. Y eso hay que tratarlo con hormonas que pueden ser sistémicas o tópicas y también con hidratantes vaginales que son distintos que los lubricantes porque se usan permanentemente.
Otra cosa es lo que solemos conocer como lubricación y que se refiere específicamente al aumento del flujo durante el acto sexual. “Aquí influyen dos cosas: por un lado el tema hormonal, es menor el flujo cuando hay menos hormonas y es mayor cuando hay una situación hormonal natural; y por otro lado está la excitación, ya que en esa fase aumenta el flujo sanguíneo a los genitales produciendo lo que en ginecología llamamos trasudado, que es un mayor traspaso de líquido de los tejidos hacia afuera”, explica Andrea.
Dice también que hay diversas razones que pueden generar una baja en las hormonas, específicamente en los estrógenos. “En el periodo de posparto, lactancia y también en la postmenopausia, hay una baja natural de esta hormona y por tanto del flujo. Y también con el uso de anticonceptivos hormonales, que lo que hacen es que de cierta manera igualan los días por lo que muchas mujeres no logran percibir el cambio de flujo. Pero eso depende más de la mujer que del anticonceptivo, porque no todas reaccionan de la misma manera. El único anticonceptivo hormonal que es hipoestrogenizante, es decir, que disminuye los niveles de estrógeno a nivel medible, es el método inyectable trimestral”.
Las mujeres que no usan este tipo de método –añade–, se suelen dar cuenta de que en algunas etapas del ciclo hay mayor lubricación, especialmente los días cercanos a la ovulación, ya que ahí el flujo se torna más líquido y abundante. “Incluso hay algunas que reconocen que el estado hormonal y de lubricación interfiere en su deseo, les dan más ganas de tener relaciones sexuales en esos días y las perciben como mas placenteras”.
Aún así, Andrea aclara que para la gran mayoría de las mujeres, más que el tema hormonal, lo que determina una buena lubricación para el acto sexual es el nivel de excitación y en eso, el juego previo es clave. “Pasa mucho que hay parejas que no se dan el tiempo de lograr una buena excitación antes del acto sexual y en eso el periodo inicial, que se conoce como juego previo, es fundamental para que se produzca el aumento del flujo sanguíneo y con él, el aumento de líquido”. El problema –agrega– es que se genera un círculo vicioso, porque al no excitarse y por ello no tener lubricación, sienten dolor, y luego, en un próximo encuentro sexual, se anteponen a la sensación de dolor. Eso les genera miedo, ansiedad y estrés, que a su vez cortan la lubricación.
Por eso “es importante en cualquier relación sexual permitirse ese juego previo y si es necesario usar lubricantes para ver cómo funciona eso. Si aún así no logran lubricarse, hay que buscar asesoría profesional para que se evalúe la condición médica y ver si hay un tratamiento más específico que se pueda necesitar”, concluye la experta.
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