LA PREGUNTA

Mi hijo mayor tiene 7 años y esta Navidad por primera vez me preguntó si era verdad que el Viejo Pascuero existe. No supe qué decirle y más bien ignoré la pregunta, cambiando de tema. Luego, hace unos días, vimos juntos una película navideña en la que una niña hace un plan para descubrir a Santa y deja una cámara de video escondida apuntando al arbolito de Pascua. Obviamente mi hijo ahora quiere hacer lo mismo, y le prometí que lo iba a ayudar. No sé muy bien cómo enfrentar el momento en que tenga que confirmar que todo esto no es real y, más importante que eso, que si le hice creer que existía fue por su bien y no una mentira.

Marcela Contreras, 39 años.

LA RESPUESTA

Muchas personas no celebran la Navidad por motivos culturales o religiosos; mientras que otras se cuestionan el tener que “mentirles” a las niñas y niños acerca de quién es el que compra y trae los juguetes y prefieren decirles la verdad. La psicóloga y creadora de @educandoenamor, Leydy Gómez, explica que cualquiera de los dos casos está bien y que no estamos obligados a celebrar estas fechas. Sin embargo, dice que hablar de Santa, Viejo Pascuero, el niño Dios, reyes magos o cualquier otro personaje fantástico no significa mentirles.

Entre los 2 y 7 años aproximadamente las niñas y niños se caracterizan por tener un pensamiento mágico y lleno de fantasía, y esas historias refuerzan su visión del mundo en el que es posible tener realidades alternas. Esto no hace daño, por el contrario, es una parte fundamental de su desarrollo cognitivo y emocional”, explica.

Además, explica, en esta etapa las niñas y niños le dan explicaciones concretas a las situaciones cotidianas y de su entorno a través de la fantasía,y eso les permite adaptarse de mejor manera, como cuando hacen preguntas sobre cómo se creó el mundo o de dónde vienen las personas. “Las historias o metáforas son la vía por la cual su psiquis integra la experiencia, no nos sirve hablarles de manera literal como lo hacemos los adultos”, agrega.

Esta es una etapa importante porque promueve la creatividad, la imaginación, la intuición; los ayuda a construir ideas y a hacer frente a sus estados emocionales. También les facilita la resolución de problemas, ya que buscan en esas fantasías respuestas a sus preguntas. “Es una fase importante, el tema es que como adultos debemos acompañarlos y estar atentos a sus procesos. Porque la historia del Viejo Pascuero o la Navidad se podría percibir como una mentira cuando las niñas y niños comienzan a tener preguntas o dudas acerca de la veracidad de este tema y aun así, lo ocultamos”, aclara Leydy. Entonces el consejo es que si una hija o hijo ya está terminando la etapa del pensamiento mágico y pregunta sobre si realmente existen estos personajes, debemos decirles la verdad.

Sí a la magia de la Navidad, no a los chantajes

En relación al tema anterior, Leydy Gómez explica que tan importante como respetar el pensamiento mágico de niñas y niños y entender cuándo es necesario hablarles con la verdad, es que estas instancias no se usen como un chantaje. “Durante la Navidad todos vibramos de emoción y más cuando hay pequeños en casa. La ilusión de los juguetes y el compartir en familia hacen que esta época sea muy especial. Sin embargo, tradicionalmente también es una época donde sin querer chantajeamos a las niñas y niños, lo que es muy negativo para su desarrollo”, explica.

Y agrega: “Es importante recordar que los regalos se entregan sin condiciones, se entregan por amor, porque nos nace, porque damos importancia al ser y no a cambio de cómo se comporten”.