Nuevos aires en la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago

Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago



¡Recto, recto, recto! Repite una y otra vez, mientras corrige las posturas de las bailarinas de la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago, Marie-Josée Redont, profesora de la Escuela de Danza de la Ópera de París por más de 30 años e integrante de la Asociación Francesa de Maestros de Danza Clásica. Hace algunas semanas estuvo en Chile junto a Stéphane Bullion, ex bailarín Étoile, también de la Ópera de París, a raíz de una histórica colaboración entre ambas instituciones que busca convertir a la Escuela de Ballet del Municipal en un polo de danza clásica en América Latina.

Así, Redont y Bullion durante una semana conocieron las instalaciones del teatro, observaron ensayos, realizaron clases magistrales, y en todas estas instancias compartieron con las y los profesores y con estudiantes de la Escuela, para transmitir y enseñar el método francés de danza clásica. Uno que es muy riguroso, y por eso la insistencia de Marie-Josée Redont porque las bailarinas mantengan la postura adecuada, a pesar de que se trate de un simple ensayo.

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“Lo que llamaríamos rigor o ser muy estricto, cuando somos bailarines y queremos progresar y llegar realmente arriba, en realidad se trata de trascendencia. Se necesita del rigor y la rigurosidad porque el primer enemigo para nosotros, los bailarines, somos nosotros mismos y nuestros cuerpos”, dice la maestra.

Y así lo entienden todos. En la sala de ensayo nadie conversa. Las profesoras de la Escuela están sentadas en el piso, cada una con su libreta anotando cada instrucción que da la maestra. Sólo el sonido de un piano interrumpe el silencio. Las bailarinas se ubican en posición para partir, pero Redont para la música. ¡Recto, recto, recto!, insiste, mientras toma el pie de cada una y lo acomoda en la posición correcta.

“Esta colaboración con la Ópera de Paris reforzará la calidad de la formación de nuestra Escuela de Ballet del Municipal de Santiago y mejorará la proyección de nuestros talentos artísticos y las posibilidades para docentes e intérpretes en el largo plazo”, explica Carmen Gloria Larenas, directora general del Teatro Municipal y artífice de este acuerdo, que durará al menos tres años. De hecho, en julio próximo un grupo de profesores de la Escuela de Ballet del Municipal viajará a París para participar del curso de verano que cada año organiza la Escuela de Danza de la Ópera de París. Mientras que en octubre, otro grupo de académicos realizará una segunda capacitación en Francia, que tendrá como sello la inmersividad y exclusividad.

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“Estamos hablando de primer nivel”

La Escuela de Danza de la Ópera Nacional de París fue Fundada en 1713 por Luis XIV; es la institución más antigua de este tipo y hasta el día de hoy perpetúa la enseñanza del método francés de danza clásica, lo que –según explica Marie-Josée Redont– permite formar artistas completos capaces de unirse a las mejores compañías de danza del mundo. En ella trabaja un equipo pluridisciplinario y exigente. “Estamos hablando de primer nivel y por lo tanto estamos obligados a tener una disciplina de trabajo, pero que siempre va a ir en beneficio de nosotros mismos y de las y los bailarines. Eso les digo a las bailarinas de la escuela”, recalca Redont.

¿Cuáles son esos beneficios?

El ballet abre una puerta hacia lo maravilloso. Pueden soñar viendo los grandes ballets. Allí tienen acceso a la música, a la arquitectura, a la pintura. Recuerdo la primera vez que siendo niña entré a uno y vi todas esas maravillas. Es extraordinario. El telón se abre y empieza el espectáculo, es como si estuviéramos en otro lugar. Un camino hacia la felicidad.

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Además, a nivel de la formación, cuando son pequeñitos, el cuerpo no conoce sus posibilidades. La danza clásica tiene algo que es formidable, se traban los laterales, es decir derecha e izquierda en paralelo, y entonces a nivel cerebral se equilibra el cuerpo. Luego se desarrollan las coordinaciones, elementos coordinados de una, dos o tres partes del cuerpo. Todo esto, la lateralidad, la coordinación, la rapidez, la agilidad, se van trabajando de manera orgánica. Es como un auto, de a poco se aprende a conducir.

¿Hay un desarrollo psicosocial también?

La parte del cerebro que participa del sistema de la recompensa y de la motivación, es la misma que se trabaja con el ballet. Además los niños y niñas aprenden a socializar porque tienen que hacer que las cosas sucedan en conjunto, respetar el grupo. Después aprenden esta rutina y él o ella están en demanda o búsqueda del compañero o compañera. Pero al mismo tiempo se aprende la independencia, rigurosidad, orden corporal…

De hecho vimos en el ensayo que no hay espacio para el error ¿es una disciplina muy rigurosa?

Si tomamos en consideración otro arte, por ejemplo la artesanía o la joyería, si el artesano no aprende el rigor del gesto, de la técnica, la pieza que elabora va a ser errónea y se va a perder. Un joyero puede llegar a frustrar completamente un diamante o echarlo a perder. Es lo mismo para un bailarín.

A medida que se hace el trabajo puedes sentir dolor en alguna parte del cuerpo, pero eso va a ser parte cotidiana de nuestro futuro trabajo. Estamos obligados personalmente a tener una disciplina de trabajo, pero que siempre va a ir en beneficio.

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El rigor es parte de nosotros. Al principio es un poco impuesto y hay que ir en contra de algunas cosas que puedan pasar, contra los defectos, en contra del cansancio. Eso después te transforma en alguien fuerte.

¿Crees que es una disciplina que fomenta la competencia?

La competitividad ya forma parte de la vida de los niños y niñas. En el recreo, cuando dicen yo voy a correr más rápido que tú. La competitividad tiene que ser como una energía para llevarte a algo mejor, para ser más aguerrido, para poder progresar, pero después está cada uno con su individualidad. En la danza no está sólo lo físico sino que también lo mental. En la Òpera de París, por ejemplo, se hacen exámenes una vez al año para mantenerse ahí y si las y los bailarines no tienen la fuerza mental para pasar esas pruebas, si pueden sufrir.

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Otra creencia es que es una disciplina principalmente para mujeres ¿Cómo rompemos esa brecha de género?

En la Ópera de París hay muchos niños porque en su repertorio, todos los roles para hombres son magníficos. Hay muchos héroes de la literatura que fueron adaptados al ballet y que son super motivantes para ser bailados. Y los niños hombres, aportan con un entusiasmo, energía y fuerza que le hace el contrapunto a la mujer con su feminidad.

Las sagas, las historias y las películas que los niños siguen pueden ser muy parecidas a lo que se puede ver en el ballet. Por eso socialmente y culturalmente tiene que ocurrir esa comunicación, que los niños conozcan más del ballet para que sepan realmente cómo es y se entusiasmen al igual que las niñas.

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