De acuerdo con los resultados del Mapa Nutricional 2019, publicados en marzo de este año por el Ministerio de Desarrollo Social en conjunto con la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), la población de niños de prekinder, kínder, primero básico, quinto básico y primero medio –que fueron los niveles que se midieron–, presenta sobrepeso en un 29% y obesidad en un 23%. El grupo etario que presentó la mayor prevalencia de malnutrición por exceso, es decir sobrepeso u obesidad, son los estudiantes de quinto básico con un 60% y le siguen los alumnos de kínder con un 51.3%.
Estos datos fueron presentados en marzo, justo cuando comenzó el confinamiento y el telestudio. Y si bien no existen nuevas mediciones para conocer el impacto del cambio de horarios y rutinas en los niveles de nutrición de niñas y niños en tiempos de pandemia, varios expertos coinciden en que es esperable que estas cifras aumenten. Así lo evidenció un artículo publicado en la revista Obesity Society, replicado por la Sociedad Chilena de Obesidad, en el que científicos de salud pública norteamericanos demostraron su preocupación por las consecuencias a largo plazo que podría tener el aumento de peso en los infantes durante la crisis del Covid-19.
Esto, porque hay datos que afirman que los menores experimentan un aumento de peso poco saludable durante los períodos de tiempo sin ir a clases. Si a esto se suma un incremento en las horas que pasan frente a las pantallas y en otras actividades sedentarias, la combinación puede resultar realmente preocupante, también en nuestro país. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) entregó una serie de recomendaciones para una alimentación saludable en casa entre las que se encuentran: consumir alimentos variados, incluidas frutas y verduras; reducir el consumo de sal; consumir cantidades moderadas de grasas y aceites; limitar el consumo de azúcar; y mantener una buena hidratación bebiendo suficiente agua.
“Aunque ningún alimento ni suplemento dietético puede prevenir ni curar el Covid-19, una alimentación saludable es importante para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. La nutrición adecuada también puede reducir la probabilidad de aparición de otros problemas de salud como la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes y algunos tipos de cáncer”, dice la organización en su sitio web.
Las colaciones son clave
Y en el caso de las niñas y niños, un elemento que es relevante dentro de su alimentación, son las colaciones. “Con ellas evitamos que coman a deshoras y permite a la vez hacer una pausa durante las clases, instancia que posiblemente se haya descuidado al estar en casa, pero que tiene un impacto positivo no solo en la alimentación sino también en la salud mental de las niñas y niños”, explica la nutricionista de la Universidad del Desarrollo, con postgrado en Obesidad, Gabriela Contreras. Y agrega: “Para ello es necesario tomar en cuenta la edad, nivel de actividad física y el tiempo entre comidas. Lo que se recomienda es de 1 a 2 colaciones al día –a media mañana o tarde– de 130 a 150 calorías cada una, y que puede aumentar hasta 200 calorías para niños de más de 6 años, cuidando de no consumir más de 30 gramos de azúcar al día”.
Gabriela explica también que es importante incluir distintos grupos de alimentos, en especial los lácteos, ya que lo recomendable es que niñas y niños consuman 3 porciones de lácteos al día. “Una porción equivale a 200 ml, es decir una taza o como referencia, una cajita individual de las típicas de Tetra Pak que se suelen enviar de colación al colegio”. También puede ser una fruta, un huevo cocido, zanahorias picadas, 1 rebanada de pan con mermelada sin azúcar, además de cereales, galletas integrales, semillas o frutos secos, los cuales se pueden acompañar con agua, leche o yogurt. La idea –explica– es ofrecerles diversas opciones e ir alternando, evitando así que se aburran y facilitando que las consuman efectivamente.
Sin embargo, la experta recalca que una buena nutrición no tiene que ver necesariamente con las calorías, sino con la calidad de los alimentos. Es por eso que una niña o niño normopeso –peso normal de una persona respecto a su estatura– o con obesidad puede estar malnutrido. “Se piensa que la alimentación sana es más cara, y si bien hay algunos productos que sí lo son, es importante derribar ese mito y atreverse, por ejemplo, con las mismas frutas y verduras que están en la casa o desarrollando sencillas preparaciones caseras. Alternativas que en el tiempo permiten crear hábitos saludables que perduren en la vida”, concluyó Contreras.