Ojo con Ignacia Murtagh
Tiene 23 años, es diseñadora y, junto a ocho chilenos emergentes, fue elegida con pinzas para exponer en el último London Design Festival, una de las ferias más respetadas de Europa. Esto, por su trabajo como ceramista: Ignacia crea cántaros blancos que funden lo más cool del diseño contemporáneo con técnicas mapuches. En sus ratos libres, además, trabaja como modelo de Elite.
Tenía 17 años cuando una persona de la agencia Elite me paró en la calle y me ofreció ser modelo. Lo vi como una manera de ganar plata y acepté. Quedé seleccionada para participar en la versión Elite Latinoamérica. Pero decidí no ir. El viaje era en la misma fecha que tenía que dar la PSU. Yo siempre había soñado con estudiar diseño en la Universidad Católica.
He sido matea y mi forma de abordar mi carrera, mientras estudiaba Diseño, fue dar un poco más de lo que me pedían. Cuando me fui de intercambio a The Royal Danish Academy of Fine Arts en Copenhague, toda esa pasión cobró sentido. Dinamarca es un país donde respiras diseño todo el día. Un día entré a Normann Copenhagen, una tienda muy famosa donde había muchos objetos de diseño contemporáneo hechos de cerámica blanca. Me di cuenta que por ahí iba lo mío. Nunca había pensado que la cerámica era un material diseñable. Mi mamá es ceramista en gres y yo asociaba todo eso a algo muy artesanal.
Volví a Chile decidida a que mi proyecto de título se inspiraría en la cerámica mapuche. Se sabe poco de ella, pero es un oficio que desarrollan solo las mujeres y se traspasa de generación en generación. Mi lazo con el mundo mapuche nació a través de la María, que trabaja en mi casa desde hace 25 años y viene de una familia mapuche. De todos mis hermanos soy su regalona. A veces me habla en mapudungún y aunque quedo colgada, algo le entiendo. Tiene una conexión muy especial con la naturaleza. A sus hermanos, que viven en Quepe, cerca de Temuco, los conocí en el viaje que hice por mi investigación sobre la cerámica mapuche.
Lof es una familia de utensilios de cocina que hice en porcelana blanca, pero que rescata técnicas de la cerámica mapuche que se han ido perdiendo. Le puse así porque en mapudungún significa "clan mapuche" y es una palabra que dice mucho de su cosmovisión: el clan incluye a las plantas, animales, la tierra donde viven. Fue mi proyecto de título. El proceso me tomó un año y siempre me preocupé de ser muy respetuosa porque estaba trabajando con una cultura que no es la mía. Hoy día a un tazón le pegan una gráfica textil y se vende como diseño mapuche. Mi proyecto es una crítica a ese tipo de cosas. Mi intención es que alguien tome uno de mis cántaros y diga "oye, aquí hay algo maravilloso, de mucha tradición, de una belleza y de una riqueza espiritual impactante".
Kura se llama la nueva línea que estoy empezando a desarrollar, y que habla de la transformación poética que tiene el agua sobre las piedras de río. Las piedras son un material abrupto y tajante, y me gusta ese diálogo donde el agua las va suavizando y formando. Estoy investigando sobre las piedras del Río Maipo. Van a consistir en 9 piezas: tres floreros, tres platos bajos y tres bols. Mi idea es venderlos pero no me gustaría insertarlos masivamente. Si he sido selectiva en mi investigación, también lo seré en mis puntos de venta. Sé que hay personas que van a saber apreciar la narrativa que hay detrás de los objetos que estoy creando.
En marzo partí a hacer un máster al Royal College de Londres. Mis compañeros eran profesores de las universidades más destacadas en cerámica. Yo, en cambio, solo había hecho la práctica profesional en el taller de la ceramista Paz Vial. Tuve que esforzarme mucho. Estando allá recibí una invitación desde Chile para exponer Lof en el London Design Festival, una de las ferias más importantes de Europa, donde también participaron otros ocho chilenos. Aunque tenía las piezas de mi título, quería hacerlas en Bond china, la típica porcelana inglesa, que es muy fina y delicada, pero trabajarla es una verdadera pesadilla. Gracias a uno de mis profesores conseguí un cupo para hacerlas en el Royal Crown Derby, una de las fábricas más importantes de Inglaterra, que existe desde 1750. Allí se hicieron los platos del Titanic y las lozas de Casas Reales. Es un lujo que pocos se han podido dar.
El modelaje es un mundo en el que participo ocasionalmente, no es permanente en mi vida. Me da la oportunidad estar meses sin producir ni vender nada y poder dedicarme a investigar. En los desfiles me gusta mucho quedarme callada y observar. Estando en la pasarela me pregunto por qué nadie ha hecho una colección inspirada en la cultura selknam. Siempre pienso "aquí podría haber mucho más"
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