Una compleja combinación de contracciones musculares, liberación de hormonas y placer intenso. Eso es lo poco que sabemos que produce el orgasmo femenino. ¿Pero para qué sirve? Esta es una pregunta que la ciencia apenas ha comenzado a hacerse y que -en contraposición a lo que se sabe del orgasmo masculino- sigue siendo un enigma.
En el caso de los hombres el placer del orgasmo está asociado a la liberación de espermatozoides, es decir: es un placer que premia la eventual posibilidad de procreación. De hecho se siente más placer mientras más cantidad de esperma se libera. Es que sólo así viaja la información genética de los hombres. Pero en el caso de las mujeres es distinto.
"Para todo género, el orgasmo se trata de tensiones y contracciones musculares, aumento de la respiración, pulsaciones cardiacas y presión sanguínea. Pero sí, existen diferencias en las zonas erógenas que pueden provocarlo y, en el caso femenino la imaginación es muy potente. Mientras lo visual y corporal pesa más en la excitación masculina", explica la psicóloga clínica y magíster en psicoterapia de pareja, Verónica Berríos. "Por más mitos que existan, el orgasmo femenino es uno solo", aclara. "La reacción del clítoris y de la vagina demuestra que las contracciones orgásmicas que son musculares se producen en la vagina y en el útero, sea cual sea la zona erógena estimulada o la técnica utilizada".
De hecho, en 2013, la universidad de Rutgers, en Nueva York, sometió a un grupo de mujeres a un exhaustivo estudio. Las exponían sistemáticamente a imágenes y sonidos asociados a sus fantasías sexuales para ver si podían tener un orgasmo provocado exclusivamente por su imaginación. ¿El resultado? Las zonas cerebrales que se activan cuando las mujeres se excitan por tacto y las que se activan sólo por pensamiento son exactamente las mismas. Y lo cierto es que ninguna de estas dos reacciones tiene alguna injerencia en el proceso de ovulación.
Es que, a diferencia de los hombres que dependen del orgasmo para eyacular, las mujeres no necesitan ningún estimulo sexual para gatillar la parte inicial del proceso reproductivo. Esto ocurre natural y cíclicamente. Pero hay quienes proponen que no fue siempre así. En 2016 dos polémicos biólogos evolucionistas publicaron un paper titulado The Evolutionary Origin of Female Orgasm, en el que proponían que el orgasmo femenino era un remanente evolutivo del antiguo sistema biológico en el que las relaciones sexuales estimulaban oleadas hormonales responsables del impulso a la ovulación.
Sí. Las relaciones sexuales generan cambios hormonales y sí, alimentan los orgasmos que hacen que el sexo sea más agradable. Pero las mujeres no requieren experimentar un orgasmo para quedar embarazadas. Viéndolo así, el orgasmo femenino sería independiente del proceso de reproducción y al estar exento de cualquier vínculo con la procreación, existiría exclusivamente con fines exclusivamente placenteros. Muchas teóricas feministas adhieren a esta teoría ya que, pensarlo así, liberaría de alguna forma a las mujeres de las expectativas performáticas sexuales creadas por los hombres. Todas basadas y conducentes al orgasmo.
La pornografía, como siempre, es el mayor agente de distorsión de la realidad y la gran aliada de estas expectativas. El porno insiste en mostrarnos imágenes de mujeres teniendo orgasmos -a veces varios consecutivos- durante el sexo, pero lo cierto es que no todas las mujeres llegan al clímax durante sus encuentros íntimos. Ni necesitan que así sea para disfrutarlo. Esto, aunque el clítoris esté diseñado especialmente para el goce. "Este órgano tiene la única función de generar placer con sus 8.000 terminaciones nerviosas, el doble de las que se encuentran en la vagina que, al igual que el pene, cuenta con 4.000 y esto sólo en el tercio externo de la cavidad vaginal", explica la doctora Berríos.
Aunque popularmente suele hablar de distintos tipos de orgasmos dependiendo de la zona erógena que se estimula (orgasmos clitorianos, vaginales, anales, cervicales), la reacción biológica que entendemos por orgasmo es una y la doctora Berríos llama a no perseguirla como si fuera el objetivo a alcanzar. Es que para la especialista, la sexualidad femenina es mucho más que conseguir un orgasmo. "Si lo ponemos como expectativa de rendimiento, elegimos en un camino de frustraciones y desconexión, que únicamente nos aleja del placer. El bienestar sexual, en cambio, se construye en base a variables sensoriales, cognitivas, afectivas y sensuales", explica.
Para darle una explicación biológica al orgasmo femenino, la filósofa norteamericana Elisabeth A. Lloyd tiene una teoría basada en el hecho de que tanto hombres como mujeres tenemos la misma estructura anatómica durante los primeros dos meses en la etapa de crecimiento embrionaria, antes de que se establezcan nuestras diferencias genitales. "Creo que las mujeres nacemos con la posibilidad de tener orgasmos porque nuestros pares hombres van a necesitar del orgasmo para procrear cuando sean grandes. Del mismo modo que los hombres nacen con pezones porque sus pares mujeres vamos a necesitarlos cuando seamos madres", dice. "Los pezones en los hombres son vestigios. Mientras que los pezones en la mujer tienen un propósito, los pezones masculinos parecen ser simplemente sobrantes de la etapa inicial del desarrollo embrionario", afirma en su libro The Case of the Female Orgasm.
Cuando publicó esta tesis en la editorial de la Universidad de Harvard, la doctora Lloyd lo hizo para probar que el orgasmo femenino no cumple ninguna función real que promueva la procreación y que simplemente existe. Y es rico. "En los embriones masculinos, el pene se desarrolla, junto con la posibilidad de tener orgasmos y eyacular, mientras que en los femeninos las vías nerviosas para el orgasmo quedan ahí sólo porque inicialmente todos compartimos el mismo plan corporal", explica en su texto.
"El orgasmo es sólo una pequeña parte de la sexualidad", agrega la doctora Berríos. "La sexualidad femenina es una invitación a conocernos y explorar en nuestro propio placer como algo personal y único, que puede o no compartirse con un otro, sin pautas establecidas, ni prejuicios que enturbien el bienestar sexual de cada una en su individualidad". Entonces, si el orgasmo femenino no tiene ninguna función biológica ¿cómo ocupamos este regalo? Todo pareciera apuntar a que simplemente tenemos que disfrutarlo. Y que -finalmente- no depende de nadie más que de nosotras.