Muchas mujeres se despierten luego de experimentarlo, algunas lo recuerdan como un sueño confuso y otras como un despertar glorioso. Más que el cuerpo, la clave de experimentar orgasmos nocturnos sin ninguna estimulación física de por medio, recae en el cerebro.
Conocidos son los sueños húmedos que suelen experimentar los hombres durante su pubertad o algunos adultos en determinadas fases, porque para ellos hay una evidencia física que cerciora el suceso: la eyaculación. Muy por el contrario, en las mujeres no hay prueba de que se alcanzó el orgasmo si ocurrió mientras se dormía y todo queda en la memoria. Pero esto no quiere decir que no sea posible.
Mientras descansamos, nuestro cuerpo puede experimentar otras sensaciones además de un sueño reparador, y los orgasmos nocturnos, en donde las mujeres pueden llegar al clímax “a manos libres” mientras duermen, se deben meramente gracias a la actividad del cerebro.
Durante la fase REM del sueño la sangre fluye con más fuerza hacia ciertas áreas del cuerpo, incluyendo la zona de los genitales, lo cual también ocurre cuando hay actividad sexual. Por lo tanto, el cerebro reconoce que hay más flujo sanguíneo en esos tejidos y puede conducir a una excitación sexual. Si le sumamos una mente calmada, sin inhibiciones, se puede dar un ambiente muy propicio para llegar al clímax.
“Se puede llegar a un orgasmo sin estímulo físico porque se puede conseguir la excitación sólo con sensaciones sexuales psicológicas. Si a esa excitación agregamos el alto flujo sanguíneo que el cerebro dirige hacia los genitales, así como una postura donde haya una estimulación indirecta en la zona, por ejemplo, durmiendo boca abajo; o bien, nos encontramos durante la fase ovulatoria del ciclo menstrual donde el deseo sexual es mayor, es totalmente probable que esa excitación sexual desencadene en un orgasmo”, explica la matrona Macarena Aguirre.
A pesar de que la investigación en sexualidad humana cada día es más completa, aún no existe mucha evidencia sobre el orgasmo nocturno, pero según han descrito algunos estudios, es un fenómeno experimentado por muchas mujeres. Y si bien ocurre desde la adolescencia, hay una gran cantidad de mujeres entre los 40 y 45 años que lo experimentan de forma más frecuente.
“Las jóvenes adolescentes están experimentando su sexualidad, tienen menos tabúes en cuanto al orgasmo y temas sexuales en general. En cambio, las adultas crecieron en un entorno donde no se hablaba de esto y por lo tanto hay mas represión sexual en su historia corporal”, comenta la sexóloga Marcia Otto, quien agrega que las mujeres adultas que experimentan orgasmos nocturnos puede que no hayan tenido relaciones sexuales durante un tiempo pero que aún así su cerebro permanece activo entorno a lo sexual. “Existe un deseo oculto y, por lo tanto, alcanzan el orgasmo cuando no se encuentran con la conciencia 100% y pueden desinhibirse”, concluye.