Pañales de tela, todo lo que hay que saber antes de descartarlos

Pañales de tela Paula

Muchas de las decisiones cotidianas de la crianza pueden aportar con el cuidado del medio ambiente, aún más cuando se trata de utilizar cosas desechables.




Los pañales de tela, anteriores a los desechables, consistían en un pedazo cuadrado de algodón que se doblaba para absorber los desechos y eran la única alternativa. Pero a principios de los años 60 comenzaron a popularizarse los pañales desechables, que cambiaron toda la concepción de esta prenda. Y si bien es cierto que los pañales desechables son muy prácticos, y se adaptan a las necesidades de muchas madres, en la actualidad se han puesto en duda por el aumento de la concientización del cuidado del medio ambiente.

Una guagua en promedio utiliza 6 pañales diarios, lo que supone -según un estudio elaborado por BioBaby- que utiliza 5.400 pañales a lo largo de sus 30 primeros meses de vida, que es el tiempo estimado que usan pañales. A esto se le suma que contienen productos derivados del petróleo y que demoran cerca de 200 años en descomponerse.

Por esto es que los pañales de tela han resurgido como una opción ecológica y en una versión más moderna. Sin embargo, muchas madres dudan porque suelen pensar que son pocos higiénicos, que requieren más trabajo y que son menos cómodos para la guagua. Para dejar esos prejuicios de lado, lo mejor es conocer sus ventajas y desventajas.

“Los pañales de tela en su mayoría funcionan al igual que los desechables: son impermeables y dejan respirar la piel. Sin embargo, su gran ventaja es que tienen broches que permiten que el pañal crezca junto con la guagua. Por lo tanto, tenemos el mismo pañal con diferentes tallas, por esto es que se habla de un verdadero ahorro”, describe la emprendedora Macarena Rocco, quien fabrica pañales de tela en Coco Bebe.

Como son lavables, requieren un poco más de tiempo a diferencia de los desechables que solo basta con tirarlos a la basura. Pero con un poco de organización se vuelven la mejor opción a largo plazo ya que, si se hacen las estimaciones, resulta menos conveniente comprar 5.400 pañales desechables que 20 de tela, los cuales se pueden incluso heredar.

Para quienes tengan la dudas de si se generan infecciones, el material del pañal que está en contacto con la piel es antibacterial, por ende, evita que se produzcan malos olores y bacterias. También es hipoalergénico, por lo tanto no genera reacciones alérgicas. A cada pañal se le debe introducir sus insertos que son una especie de paño absorbentes que se encargarán de retener el pipí. Estos son de diferentes materiales y de eso dependerá sus horas de absorción y de secado: microfibra (rápida absorción, pero poca retención), bambú y cáñamo (mejor retención, pero poca absorción).

Sin embargo, de acuerdo a Macarena, las láminas retenedoras son las que hacen la magia. Este producto son láminas desechables hechas en base a pulpa de bambú que facilitan la muda y la hacen más higiénica, ya que los pañales se ensucian menos. “Se ponen entre la piel y el pañal. Al mudar, se toma la lámina por las esquinas y se puede eliminar directamente en el wc o compostar”, explica.

Respecto a su lavado, la emprendedora recomienda conservar los pañales del día en bolsas impermeables -llamadas wetbags- o contenedores de plástico. A estos no se les debe agregar agua ni cloro y se debe procurar que no esté sellado herméticamente para evitar la aparición de bacterias u hongos. Los residuos de caca, eliminarlos previamente. Esto con las láminas retenedoras es más fácil.

Para evitar problemas de olores, se recomienda hacer un pre lavado a los pañales en un ciclo corto. Se debe aplicar la medida correcta de detergente, que en este caso sea de alta eficacia. Una vez terminada con este proceso, se hace el lavado final, que puede incluir más ropa, ya que en el pre lavado se eliminaron los residuos del pañal. Y en el secado, colgar los pañales de manera vertical para que los rayos de sol terminen de eliminar los olores.

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