Paola Merchak, abogada especialista en derecho laboral y maternal: “Hay veces en que las mujeres creen que sus jefes les están haciendo un favor por respetar sus derechos. Y no, aquí nadie hace favores”.

Paola Merchak



Fuero maternal, derecho a sala cuna, derecho de amamantamiento, prenatal, postnatal y postnatal parental son los 5 derechos laborales asociados a la maternidad que contempla la legislación chilena. Y si bien han sido todos pasos en una dirección que facilita a las mujeres integrar la maternidad y la vida laboral, la mayoría de ellos son recientes: Solo hace una década se modificó la Ley 20.545 cuyas normas sobre protección de la maternidad fueron incorporadas al Código del Trabajo brindado muchas de las garantías que han permitido a las mujeres continuar desarrollándose en el mundo laboral y, al mismo tiempo, elegir ser madres sin tener que optar por uno u otro camino.

Paola Merchak es abogada y se ha especializado en tres áreas del derecho que no es común ver unificadas: las garantías laborales, familiares y maternales de las mujeres. Decidió emprender en esta dirección después del nacimiento de su hija, hace 3 años. Como madre, en ese entonces inserta en el mundo laboral tradicional, se percató de la falta de información que existía en cuanto a los derechos de las mujeres en el ámbito laboral. “Esta falta de información en la práctica se traducía en un sin fin de vulneraciones donde las trabajadoras no sabían cómo proceder porque no manejaba la información necesaria”, explica. Fue así como, con una guagua de sólo 3 meses, decidió especializarse en derechos maternales y estudiar de forma autodidacta. Creó una cuenta de Instagram, @mamajuridica y se propuso como meta hacer algo grande con toda esa información: asegurarse de que la mayor cantidad de mujeres y madres conociera sus derechos. Porque ese es el primer paso para poder hacerlos valer.

Pudiendo trabajar y abordar estos mismos temas desde un estudio jurídico, ¿por qué te pareció importante dedicarte a la difusión de esta información?

Mi intención siempre fue difundir e informar a la mayor cantidad de mujeres posible y visibilizar lo que significa ser una madre trabajadora en la sociedad en la que vivimos hoy. ¿De qué me serviría todo ese conocimiento si no lo pudiese compartir con mujeres que necesiten empoderarse en sus derechos? Hoy en día las redes sociales son una herramienta importante para llegar a personas de todas partes del mundo y justamente eso es lo que busco, que todas las mujeres que tomen la decisión de ser madres sepan que están protegidas por derechos, tanto en el mundo laboral como en el familiar. Que todas ellas puedan entender sus derechos y no sólo saber que existen. Yo siempre lo digo: una mujer informada vale por dos. Respecto del estudio jurídico, detrás de Mamá jurídica hay un gran equipo de abogadas con las que nos encargamos de asesorar y representar en tribunales a miles de mujeres que puedan necesitarlo.

Necesitamos construir una sociedad con mujeres que sepan cuáles son sus derechos y cómo defenderlos. Hay que visibilizar las problemáticas de la maternidad en el mundo laboral junto con todas las discriminaciones que vienen aparejadas a ella. Así se pueden buscar soluciones e implementar políticas públicas que contribuyan a un futuro más justo y equitativo. Los abogados disputan desde espacios más tradicionales utilizando otro tipo de canales de difusión. Mi objetivo es llegar con la información a mujeres que lo necesiten y para eso espero siempre poder encontrar la forma más efectiva de conseguirlo.

En tu experiencia profesional, ¿cuáles son los derechos más transgredidos por los empleadores?

Los derechos maternales por excelencia son el fuero maternal, el derecho a sala cuna —siempre y cuando hayan más de 20 mujeres contratadas— y el derecho de alimentación. Siendo sincera, son contados con las manos los lugares en donde se respetan todos estos derechos de forma integral, entonces hay una falta de protección y vulneración tremenda. Prefiero pensar que esta vulneración no viene desde la maldad, sino más bien desde la ignorancia.

Existe un gran desconocimiento respecto a los derechos maternales en el mundo laboral. No sólo por los empleadores, sino que también por las mismas trabajadoras. Incluso hay veces en que las mujeres a las que asesoro creen que sus jefes les están haciendo un favor por respetar sus derechos. Y no, aquí nadie hace favores. Informarnos como mujeres y como sociedad es clave para poder avanzar e insertarnos nuevamente en el mundo laboral. La pandemia fue un retroceso en este aspecto. Muchas madres se vieron en la obligación de dejar sus trabajos porque no tienen redes de apoyo ni con quién dejar a sus hijos. Lamentablemente esta problemática ya no está siendo visibilizada por las personas que deberían hacerlo.

¿Cómo fue tu experiencia en lo laboral cuando decidiste ser mamá?

Cuando me enteré de mi embarazo era trabajadora dependiente en un estudio jurídico bastante grande. Lo primero que sentí al enterarme fue mucho miedo, miedo de contar en mi trabajo y de perder la pega. Porque lamentablemente las mujeres que nos embarazamos y trabajamos somos discriminadas. Hay que decir las cosas como son. En ese momento no tenía idea de cómo proceder. Y, lamentablemente, una vez que conté de mi embarazo pasó lo esperado: me hicieron sentir que mi embarazo me inhabilitaba como profesional y decidí dar un paso al costado. Por miedo y por ignorancia. Desde ese momento comencé a cuestionar el mundo laboral como lo concebía en ese entonces. En ese sentido mi experiencia personal fue un impulso y, si bien lo hice con mucho miedo, tomé la decisión de comenzar con este proyecto.

¿Crees que a la mayoría de las mujeres también les cuesta exigir que se cumplan sus derechos?

Nos cuesta bastante exigir el cumplimiento de nuestros derechos. Pero esto no es por nuestra culpa ni mucho menos. Personalmente creo que este fenómeno se da producto de que erróneamente se piensa que por ser madres inmediatamente nos convertimos en malas profesionales. Tener hijos nos convierte en madres, pero en ningún caso puede estigmatizarnos como malas trabajadoras o poco profesionales. Entonces, para no contribuir a este mito que nos quita mérito, preferimos callar para no resultar siendo un problema para nuestro lugar de trabajo. Esto es justamente lo que hace que permitamos que pasen a llevar nuestros derechos maternales. El miedo a que nos vean como poco profesionales por criar y que nos quiten el trabajo que tanto hemos cuidado.

¿Crees que los empleadores respetan más hoy? ¿O que las mujeres exigen más hoy?

La pandemia marcó un antes y un después si de las normas que protegen la maternidad se trata. Uno de los grandes problemas de las cuarentenas fueron justamente compatibilizar el teletrabajo con la crianza. Fue así de a poco que comenzaron a salir diversas políticas públicas que hicieron frente a los cuidados que antes habían sido invisibilizados. En la pandemia y, durante mucho tiempo, el foco estuvo en proteger a las madres trabajadoras y a sus hijos. A mi criterio, desde ese momento perdimos el miedo de exigir lo que nos corresponde. Entendimos que en muchos casos el fundamento de estos derechos ni si quiera somos nosotras mismas, si no que son nuestros hijos, y por ellos sí que vale la pena perder el miedo.

Claro que ha habido un cambio positivo y un avance significativo, pero esto no quiere decir que ya no nos quede camino por recorrer. Al contrario, espero con ansias el día en que la maternidad sea felicitada y no castigada en el mundo laboral.

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