Amor en cuarentena: Te quiero, pero cuidarme es más importante

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Probablemente son varias las parejas que, teniendo que respetar el aislamiento social, han dicho esta frase. Porque el coronavirus no solo vino a poner en juego la salud de las personas, sino que también sus trabajos, rutinas y relaciones. Estas últimas, cuando no se comparte el mismo espacio, han tenido que enfrentarse al desafío de la distancia. El problema es que para algunos contar con el vínculo físico es algo casi vital.

La pareja de Francisca (27) es un buen ejemplo. Cuenta que hace tres años que está en una relación y hace cinco semanas no pueden verse. Dos por cuarentena obligatoria y el resto por decisión propia. Y es que su papá tiene diabetes, por lo tanto, es parte de la población de riesgo. Para cuidarlo, instauraron un plan familiar en el que nadie externo puede entrar a la casa y, en la medida de lo posible, tampoco estar en contacto otras personas. "El único problema que he tenido con esto es mi relación. Él lo entiende perfecto y me respeta, pero a veces no se aguanta las ganas de pedirme que nos juntemos. Y la verdad es que me agota tener que decirle todo el tiempo las razones. Obviamente lo extraño un montón, sin embargo, siento que para él ha sido mucho más tortuoso estar separados", dice Francisca.

El apego, en palabras simples, es la manera en cómo nos relacionamos con el resto. Este se divide principalmente en tres tipos: el apego seguro, evitativo y ansioso. El primero se relaciona a aquellas personas que tienen una buena percepción de sí mismos y de los demás, y que por consecuencia, se pueden contener por sí solos o acudiendo al resto. El segundo, en cambio, tiene que ver con quienes tienden a no compartir sus sentimientos y refugiarse en ellos. Y el último es prácticamente todo lo contrario al evitativo; se trata de quienes necesitan de otro para calmarse.

Para Gianella Poulsen, Jefa Unidad Terapia de Pareja y Sexualidad de Red Salud UC-Christus, las personas que desarrollaron un apego ansioso tienen mucha menos tolerancia con la distancia. "Ellos son, sin duda, quienes más sufren con la separación de sus parejas. Necesitan de mayor atención y contacto porque sienten que de esa manera se puede fortalecer el vínculo. Y muchas veces pueden ser malinterpretados y catalogados como manipuladores, pero es porque creen que si el otro no está muy presente, te puede abandonar. No es una técnica para mantenerlos cerca, sino que se trata de un sentimiento que realmente los atormenta", explica.

En estos casos, la respuesta no está en ceder, sino que en explicar. "Cuando una relación involucra a personas de apegos diferentes, lo más normal y esperable es que se genere un conflicto. Sobre todo para quienes son evitativos y ansiosos. Esa mezcla cuesta, pero no quiere decir que no puedan estar juntos. Lo importante es saber explicar lo que pasa a cada uno e idear un plan para que ambos no se sientan transgredidos", asegura Poulsen.

Sin embargo, en general, todas las parejas que no viven juntas deben hacer el ejercicio de reorganizar su comunicación en cuarentena. Gianella lo explica así: "la distancia siempre va a ser un desafío para todo vínculo amoroso, porque lo virtual obviamente no reemplaza lo físico. Cuando nos conectamos a hablar con alguien a través de un dispositivo móvil, la intención cambia y eso hace que se pierda la espontaneidad. Además, probablemente estemos más irritables por el encierro y la incertidumbre. Pero es absolutamente normal. Lo importante en este momento es reconstruir el vínculo y buscar cuál es la manera que más le acomoda a cada pareja. Hay quienes prefieren estar gran parte del día hablando por teléfono y otros que no. Hay que buscar un equilibrio".

Sobre las posibles crisis de pareja que se puedan desencadenar a raíz de esto, la experta asegura que también pueden ser tomadas como una oportunidad para ver qué tan fuerte es el vínculo. "Si uno quiere una relación a largo plazo tiene que ver si junto a la otra persona tienen los recursos para sostener las crisis. Porque es en estos momentos de estrés cuando se mide la estructura de la pareja. Es como los edificios: sabemos que si es seguro, sobrevivirá un terremoto".

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