Paula 1228. Sábado 17 de junio de 2017.
Frente a cualquier producto nuevo de belleza mi primera reacción será siempre la sospecha y la falta de expectativas. No existe fórmula para evitar lo inevitable. Dicho eso, mi relación con los peelings ha sido "históricamente" exitosa. Hace unos 10 años, después de tener a mi hija, me brotó todo el acné que no me había aparecido en la adolescencia. La zona rebelde fue la del mentón que, según la dermatóloga que me atendió (y salvó), es especialmente sensible al estrés y a los cambios hormonales. Además de aplicarme las cremas de rigor, desde entonces tengo el hábito de realizarme peelings químicos en cabina por lo menos cada tres meses. Acné superado.
El tema que no he podido jamás esquivar es el del tono disparejo. No tomo sol directo en la cara desde los 15 años y me aplico sagradamente bloquedador factor 50, pero igual me mancho y mi piel se oscurece en invierno y verano. Me carga. Ya arriba de los 40 el problema solo se ha acentuado.
Con ese antecedente enfrenté mi tratamiento con Visionnaire Crescendo, lo nuevo de Lancôme. Se trata de un peeling progresivo para la noche con dos fases, Fase 1 y Fase 2, cada una de 14 días, y que requiere constancia, como todo en materia de belleza. Es decir, durante 28 días hay que irse a la cama con la cara desmaquillada y perfectamente limpia (primer hábito de una piel linda), para después aplicarse unas gotas de un líquido muy ligero, casi transparente, que deja la piel con una rica sensación. La fórmula incluye 5% de ácidos alfa hidróxidos (AHA), ácidos frutales y extracto de salvado de quínoa, el exfoliante del momento. Por supuesto que durante la primera semana no vi cambio alguno. La segunda tampoco.
Ya estaba en el séptimo día de la Fase 2 cuando, de verdad, dos compañeros de oficina me preguntaron si me había hecho algo en la cara. La repuesta fue "nada". Como casi siempre, no me había maquillado y a cara lavada me fui a mirar al espejo del baño. Efectivamente mi piel estaba más pareja y me atrevería a decir que con uno o dos tonos menos que al comenzar el tratamiento. Lo confirmé al comparar el color de mi cara con el de la parte interna de una de mis muñecas. Los tonos se habían acercado. La oscuridad que provocan las células muertas siguió decreciendo, aunque no desaparecieron dos manchas molestas, pues no se trata de un despigmentante y en mi caso lo que corresponde es el uso de láser.
La Fase 2, un poco más agresiva que la 1, es un líquido celeste-transparente, sutilmente más espeso que el primero, hecho con 10% de ácido salicílico y ácido glicólico, clásicos de este tipo de tratamientos. No experimenté molestias de ningún tipo.
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$ 68.989 y $ 74.990 en grandes tiendas. Puede aplicarse mes por medio, idealmente en invierno.[/caption]
Junto a las 28 noches de peeling sumé el uso de la crema de día de la línea Visionnaire, Advanced Multi-Correcting Cream-SPF 20 y, cada dos horas, la aplicación de factor solar factor 50, pues aunque ya en otoño, las luces de interior y la de las pantallas del computador también afectan y preferí ser cautelosa.
Terminado el tratamiento, retomé el uso de mis cremas de tratamiento de noche y he seguido con Visionnaire día.