Si ya tienes un trabajo significa que superaste la primera barrera: el ingreso al mercado. Naturalmente ese sería el primer gran obstáculo que enfrentan las mujeres. Pero actualmente, están accediendo a puestos de trabajo casi en iguales proporciones que los hombres. Pero si bien ya no suele tratarse de la entrada, la discriminación se está dando al final. Para aquellas que buscan llegar a puestos gerenciales y que, para alcanzarlos, deben competir codo a codo con hombres.
Si bien existe discriminación allí, la realidad es que no es el único espacio. Según las cifras, lo que está ocurriendo es que las mujeres están siendo discriminadas en todas las etapas de la escalera corporativa y con mayor fuerza al principio. Estos baches en la carrera profesional femenina se han denominado el peldaño roto y los especialistas lo han identificado como el mayor impedimento que enfrentan las mujeres para alcanzar el éxito en el mundo laboral.
Los estudios han demostrado que, incluso llegando en igual proporción que los hombres al mercado del trabajo –según el último estudio Women in the Workplace de LeanIn las mujeres son el 48% de las contrataciones en niveles de entrada–, las mujeres no se están quedando en las empresas ni están construyendo carreras de largo aliento. Tampoco están recibiendo los puestos de trabajo que debiesen tener de acuerdo con su nivel educativo.
Según el informe Education at a Glance, que muestra los indicadores de educación en países de la OCDE, en Chile –a diferencia de lo que ocurre en otros países– las mujeres en promedio tienen el mismo nivel educacional que los hombres. Y, sin embargo, solo el 79% de las egresadas universitarias tiene un trabajo remunerado versus el 91% de los hombres titulados del mismo nivel.
¿Qué ocurre con las mujeres en el camino? ¿Por qué si se preparan desisten de sus carreras una vez dentro del mercado laboral?
De acuerdo con los datos recogidos por el informe Women in the Workplace elaborado por la Fundación LeanIn, el primer gran recorte de mujeres se produce –al contrario de lo que se podría intuir– al inicio de la carrera profesional, con el primer asenso. Es ahí cuando la mayor cantidad de mujeres queda relegada y pasan de ser un 48% de las contrataciones iniciales a solo un 38% de los puestos de trabajo. Ese recorte del 10%, sumado a factores como la brecha salarial –que en nuestro país alcanza hasta el 30% según información publicada por la CEPAL– podría explicar por qué muchas deciden salir del mercado laboral a pesar de contar con la preparación académica para desarrollar una carrera profesional exitosa.
María Isabel Aranda, Presidenta de la Red de Mujeres en Alta Dirección, explica que, usualmente, esta primera promoción coincide con el momento en el muchas se ven enfrentadas a la decisión de ser o no madres. "Hay un tema cuando estás partiendo con tu carrera y es que coincide con la etapa en la que muchas mujeres optan por la maternidad", confirma la experta. "Entonces si la organización no tiene un entorno en el que facilita la flexibilidad horaria, el teletrabajo, que evalúe en función del desempeño, sin sesgos y que evite las brechas de salario, no contribuye para que la mujer quiera seguir trabajando. Porque si el marido va a ganar un 30% más es más fácil que ella se quede en la casa".
Pero la maternidad no es la única causa de que las mujeres estén quedándose relegadas cuando se trata de carreras en el mundo de los negocios y del trabajo. María Isabel Aranda aclara que las mismas causas que dan origen a fenómenos como el techo de cristal y otras situaciones de discriminación hacia las mujeres en lo laboral son las responsables de que se genere este peldaño roto. "Son los sesgos y los estereotipos. Al final los que están tomando las decisiones para los ascensos son los hombres y los hombres tienden a elegir hombres porque se sienten más cómodos", explica. "No es que ellos intencionalmente lo hagan, sino que sienten que va a ser más fácil trabajar con un igual. Y esos son los mismos prejuicios que se aplican más arriba en la carrera corporativa".
Aranda explica que precisamente para evitar este tipo de sesgos es que, en países como Noruega, se han implementado sistemas de selección laboral que solo se enfocan en el desarrollo profesional que han tenido los candidatos. "Todos los aspectos que permiten identificar y etiquetar a una persona quedan fuera", comenta la experta. En el caso chileno, toda la parte previa que tradicionalmente se incluye en el currículum como la edad, nacionalidad o dirección no es considerada en otros países para evitar discriminaciones, sobre todo hacia las mujeres. "De esta manera la persona que va a preseleccionar no tienen ningún prejuicio ni de género ni de edad, ni de raza, ni de profesión, sino que solamente basa su decisión en logros profesionales", aclara.
Si bien reconoce que se trata de temas que las organizaciones tienen que abordar a nivel estructural, la especialista también recalca la importancia que tiene la postura que cada una tome frente a su propia carrera profesional. "Las mujeres tenemos que abordar estos temas, atrevernos a negociar más agresivamente y darle prioridad a nuestras carreras", explica.
Sea la fórmula que elijamos, es necesario reparar el peldaño porque estas inequidades en la base de la pirámide tienen impacto de largo plazo. Y las cifras lo comprueban. Dado que los hombres superan con creces a las mujeres en los primeros niveles de jefatura, son ellos quienes están en posición de ser promovidos a cargos de mayor responsabilidad. Esto hace que se produzca un embudo de mujeres para llegar a cargos de liderazgo. No por nada el diagnóstico de LeanIn a partir de los resultados de su último informe fue tajante: el peldaño roto en la etapa del primer ascenso laboral es el mayor obstáculo que las mujeres enfrentan en su camino hacia los puestos de jefatura.