Paula 1135. Sábado 23 de noviembre 2013.
"La opción de dejarse canas parece ser por estos días más probable que nunca", opina la editora creativa de Paula, Nina Mackenna, quien en esta página entrega sus argumentos, pero, además, recomienda cómo lograr un pelo canoso sano y bonito.
Llegada una cierta edad no es posible evadir la perturbadora resolución de qué hacer con las canas. La comodidad, siempre instalada en los juicios que pertenecen a esta clase de aventuras livianas, empujan a la inevitable fantasía de dejarlas ahí para crecer a su antojo hasta que de pronto irrumpe el fantasma de señoronas poco gráciles y algo caballerescas. Son varios los años en que la pregunta puede andar flotando despreocupada en la mente y, mientras tanto, aquella invasión –que parte tímida y con evidentes síntomas de aportar un cierto encanto a la cabellera– de pronto se torna descontrolada y radical.
La opción de dejar las canas parece ser por estos días más probable que nunca. Una ola de mujeres jóvenes, y otras no tanto, se han entregado a ello y, al hacerlo, han desencadenado el fascinante "efecto tele": aquel que producen las personas que aparecen en la pantalla, a quienes de tanto verlas, y, a pesar de no tener atractivo alguno, terminamos por encontrarles su gracia. De este modo, regresa a la imaginación esa posibilidad que antes nos llenaba de dudas como una poderosa, atractiva y sexy alternativa. Invade la esperanza de que tanto afán por esconder los signos del paso del tiempo que atormentan la cultura occidental están, por varios flancos, llegando al comienzo del fin. Lo cierto es que el entrecano –y todo lo que viene después hasta llegar al blanco total– tiene sus propias reglas de belleza y de cuidado. La opción está ahí para tomarla y los íconos estilosos que van marcando las pautas de lo que la gente quiere llevar abundan cada día con más fuerza.
Los cuidados
La causa de que el pelo se vuelva canoso es la pérdida de pigmento. Con la pérdida del color las canas tienden a absorber químicos y los restos de minerales presentes en el agua. El resultado es un pelo opaco, sin brillo, deslavado, cansado. Y, peor aún, amarillento como consecuencia de la degradación de la queratina provocada por calor, los rayos UV, etc. La oxidación modifica la resistencia y composición de los lípidos del pelo. El calor de los secadores y planchas aceleran el proceso. El pelo blanco se pone mate y amarillo.
Hay que cuidar las canas hidratándolas y nutriéndolas muy bien, y usando champús de tonos violeta que contrarrestan el amarillo, basándose así en la cromo complementariedad: usando un color complementario que neutralice a su opuesto en el círculo cromático.