Pietà, hecho en la cárcel
Los reclusos, hombres y mujeres, de dos cárceles peruanas elaboran a mano prendas de estilo deportivo con materiales nacionales, ecológicos y reciclados. Con los días que trabajan para esta marca, Pietà, ganan algo de dinero y pueden acortar su encierro.
Paula 1222. Sábado 25 de marzo de 2017. Especial Moda.
"Hand made by intimates" (hecho a mano por reclusos) y "No miracles here" (aquí no hay milagros) son frases impresas en tinta ecológica en una de las camisetas color hueso de algodón pima peruano de la marca Pietà, que saca su nombre de la escultura de Miguel Ángel, de la Virgen María sosteniendo el cuerpo inerte de Jesús. El primer texto se lee sobre una mano, también impresa, con una cadena de eslabones en la muñeca. Es la mano de un preso. El segundo está solo sobre un fondo negro. Ambos modelos fueron elaborados por los reclusos de la cárcel de hombres San Pedro de Lurigancho, la más grande y sobrepoblada del país, y el penal de mujeres Santa Mónica, en Chorrillos, ambas en Lima. Además de poleras, los más de 30 reclusos que participan en Pietà fabrican pantalones, chaquetas, polerones, gorros y zapatillas en los talleres de estos recintos.
Es ropa unisex, deportiva y urbana, que encuentra su estilo justamente en el lugar en que es manufacturada. Gris, negro, verde y blanco hueso son los colores que usan y también encuentran un espejo en la cárcel. "No usamos blanco, sino color hueso, porque el blanco de la cárcel está sucio. Allí, nada está limpio", explica Thomas Jacob, francés de 29 años, diseñador y creador de este proyecto. El componente típicamente peruano está en las fibras: nada sintético, sino algodón pima orgánico, baby alpaca y lana ecológica de alta calidad.
<strong>El diseño de la ropa y estilismo de las campañas está a cargo del fundador del proyecto. Las fotos son del destacado fotógrafo peruano Alexander Neumann. </strong>
Pietà nació en 2012 cuando Thomas, radicado en Lima y con trabajos previos en marcas de lujo francesas, fue como público a ver una obra de teatro en el Penal Castro Castro, cuyo elenco eran reclusos. Los internos le contaron que tenían máquinas de coser y que se manejaban en el proceso de estampado. La primera colección tardó todo un año en concretarse debido a la capacitación que se les dio a los presos para poder hacer productos de calidad.
Para darle coherencia a la marca, Thomas se encarga de diseñar todo, siempre tomando de referencia el mundo de las cárceles que visita a diario. Es en los estampados donde hay más participación de los internos, que con textos y dibujos comunican sus ideas, lenguaje y la visualidad que les es propia.
Además de un pago en dinero por prenda, los días trabajados dentro de la cárcel están sujetos a una ley peruana que establece que por cada 5 días de trabajo, el interno descuenta un día de condena. "No soy utópico, no es que alguien trabaje y le cambie la vida. Depende de cada uno. Pero se nota que los chicos que están bien involucrados están rehabilitados. Es súper bueno para ellos trabajar, ya que mantienen su mente ocupada, generan ingresos y se sienten útiles. No tienen que pedir plata a sus familias y, al revés, ellos pueden mandarles. Además, en la cárcel, nada es gratis, tienes que pagar todo", dice Thomas. Desde US$15 una camiseta básica, en www.projectpieta.com que despacha a todo el mundo y en la tienda Pietà del centro comercial Jockey Plaza. Av Javier Prado Este 4200, Santiago de Surco, Lima. @projectpieta
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