Una colonia de pingüinos está en peligro. En la pequeña isla Kaikué, 48 kilómetros al sur de puerto montt, está el único nidal de pingüinos del mar interior de chiloé, un ecosistema único. A tres kilómetros de distancia, se construye un puerto petrolero que abastecerá de Temuco a Magallanes. El estudio de impacto ambiental no menciona a los pingüinos; por lo tanto, tampoco contempla un plan de emergencia para protegerlos en caso de derrame. Los pingüinos fueron omitidos. En un tiempo más, pueden ser arrasados.

El último intento

Cuesta admitir un fracaso. Desde 2004, cuando supo que Copec construiría el puerto petrolero industrial San José, a tres kilómetros de las isla Kaikué, el biólogo marino Pablo Katz intentó que la isla se convirtiera en un Santuario de la Naturaleza. Fotógrafo aficionado y especialista en aves acuáticas, Katz observa la fauna de la isla desde hace una década. Las dos peticiones que realizó a Bienes Nacionales y al municipio de Calbuco para proteger el ecosistema de la isla no prosperaron. Cinco años después, en marzo de 2009, el Consejo de Ministros (la máxima autoridad ambiental en Chile en dirimir proyectos controversiales) aprobó la construcción de siete estanques de 76.000 metros cúbicos en la isla Quihua, a tres kilómetros de la isla Kaikué (que es propiedad del Estado a través de Bienes Nacionales). En el estudio de impacto ambiental presentado por Copec se menciona la isla como un "bajo rocoso y deshabitado" en la ruta de los buques tanque. "Como no fue declarada Santuario de la Naturaleza, la isla y los pingüinos quedaron desprotegidos frente al riesgo de un derrame", se lamenta Katz.

Escuela de aves

Los pingüinos llegan en septiembre desde la Antártica y el océano abierto. Por alguna extraña razón, aquellos que nacieron en Kaikué vuelven a la isla a reproducirse. Este fenómeno, llamado filopatría, se repite en todos los pingüinos de Magallanes y de Humboldt, en gaviotas de Franklin (que vienen de Alaska), cormoranes de las rocas, cormoranes huanay, zarapitos comunes, zarapitos de pico recto, pilpilenes australes, patos quetru, patos vapor, liles, patrancas y otras 40 especies que escogen la isla para encontrar pareja y reproducirse. En los mejores tiempos se pueden ver hasta 500 pingüinos en las playas de arena. Cuando han escogido pareja, trepan al farallón de roca y ponen sus nidos junto a otras aves. En su extraña estructura social, los pingüinos solteros cuidan el camino hacia los nidos, mientras los padres nadan en busca de peces. Tras 42 días de reproducción e incubación, se dedican a enseñarles a sus retoños a alimentarse y a nadar en las costas bajas de la isla Lagartija. Cuando los jóvenes están entrenados para pescar en grupo y tienen su plumaje impermeable, se dispersan en rutas todavía desconocidas hacia la Antártica, Ecuador y Sudáfrica. En marzo, sólo quedan en la isla los pingüinos ancianos y enfermos en espera de la muerte.

Tour guiado

Pone los pelos de punta pensar que entre el 18 y 20 de enero de 1836 el naturalista Claudio Gay pisó Kaikué (isla de pájaros, en huilliche) para ver nidos de pingüinos y dibujar aves. Años después pasó por ahí el inglés Robert Fitz-Roy, capitán del Beagle, el barco en el que viajaba Charles Darwin por Chile. Mientras Darwin estaba en Ancud, Fitz-Roy recaló en bote en Kaikué y la bautizó como Isla Carva en una carta náutica de 1848. Desde entonces, es conocida como un paraíso natural de aves acuáticas.

Los extraños híbridos

Kaikué es la única pingüinera en el mar interior de Chiloé, aquellas aguas que corren entre el continente y la isla grande, entre Puerto Montt y la Laguna San Rafael. Éste es uno de los diez mares interiores en el mundo, como el Caspio o el mar interior de Japón, cada uno es un ecosistema único. Esta pingüinera mira a la cordillera y a las iglesias chilotas. El resto de los nidales está en el océano Pacífico, en el mar abierto. En noviembre de 2005, el ex jefe subrogante de Patrimonio Silvestre de Conaf de la provincia de Llanquihue, José Mercado, identificó en Kaikué, entre muchos pingüinos magallánicos, a algunos ejemplares de Humboldt. Estos últimos, de cuello blanco y menor talla, son mucho más sensibles a la presencia humana. Los escasos 20 mil ejemplares que existen en el mundo están protegidos por el convenio Cites, suscrito por Chile en 1999, un acuerdo internacional que obliga a los Estados a proteger los sitios donde se reproducen especies amenazadas. "Los pingüinos magallánicos y de Humboldt conviven en razón de siete a uno. El magallánico anida en pastos y el de Humboldt, en cuevas", dice Alejandro Simeone, biólogo que ha escrito e investigado sobre pingüinos en Puñihuil, Ancud. Simeone desarrolla un estudio genético para averiguar si los pingüinos de Humboldt se cruzan con los magallánicos y producen híbridos. "Sería un hallazgo mundial, un caso rarísimo", dice. "Dado que Puñihuil está a apenas 200 kilómetros de Kaikué, es probable que en la isla Lagartija también existan híbridos".

Pingüinos fantasmas

El gerente de desarrollo de Copec, Arturo Natho, explica que contrataron a especialistas para un estudio "de aves y fauna en un radio mayor incluso que el de impacto del puerto". "Pero no supimos de la existencia de pingüinos en la isla", dice. Ni el Sag, ni la Conaf, ni Sernapesca ni otros 20 organismos del Estado que hicieron observaciones al estudio de impacto ambiental, mencionaron a los pingüinos. "Si fuera algo valioso", dice Natho, " no quepa duda de que lo protegeremos".

Alarmas naturales

Como la isla no está protegida y se ubica cerca de la costa, lugareños de Pargua y forasteros acampan en Kaikué para extraer mariscos y algas. A menudo llevan perros que se comen los huevos de las aves y con sus ladridos y carreras asustan a los más jóvenes que, sin plumaje impermeable, se arrojan al mar, despavoridos. Permanecen demasiado en el agua y mueren de frío. Este verano no se pudo avistar pingüinos de Humboldt adultos. Las cuevas volcánicas donde anidaban están demasiado cerca del lugar donde la gente instala las carpas en la isla. Ni siquiera existe un cartel de advertencia. La otra amenaza son los lobos marinos, naturales depredadores de los pingüinos. Pero el ecosistema de Kaikué funciona por sí solo. Las toninas o delfines australes dan la alarma con saltos y piruetas cuando arrancan de los lobos. Todas las aves que enseñan a sus polluelos a nadar huyen a tierra cuando los delfines anuncian la llegada de lobos. Si los humanos se acercan, cormoranes y gaviotas realizan vuelos rasantes y chillan gritos de alarma general y todos los pingüinos se lanzan al agua. Sin embargo, está establecido internacionalmente que la principal causa de muerte de pingüinos hoy en el mundo es el petróleo derramado en el mar. Ricardo Matus, veterinario y principal experto en Chile de aves empetroladas (empapadas por petróleo), dice que la causa de muerte de los pingüinos cuando hay un derrame es la hipotermia: los solventes del combustible les quitan la propiedad impermeable a las plumas y las aves mueren de frío. Como no vuelan, los pingüinos no tienen cómo huir.

La amenaza del petróleo

Se prevé que, desde 2010, cuando se inaugure el nuevo puerto, tres buques cargados de petróleo pasarán cada mes junto a la isla Kaikué. Serán 36 al año, durante 30 años, que es la vida útil estimada del puerto. El puerto es una ventaja para el desarrollo industrial desde la Novena Región al sur, porque las reservas de combustible entre Temuco y Magallanes, en vez de durar 30 horas, durarán 30 días. El gerente de desarrollo de Copec, Arturo Natho, afirma: "Construimos un puerto petrolero ultra seguro, con cero posibilidad de accidentes o derrames", dice. Pero los accidentes ocurren. En aguas cercanas a Kaikué ya se han producido derrames. En 2002, la empresa Biomar Ecofood vertió más de 12.000 litros de petróleo a 8 kilómetros de la isla, en Pargua. En 2005 hubo otro derrame, cuando se incendió el carguero Hércules frente a Ancud, a 40 kilómetros de Kaikué. En el estudio de impacto ambiental para el puerto petrolero no se menciona un plan de emergencia para las aves en caso de derrame. Sólo la oficina regional de Sernapesca hizo una observación respecto a la alta vulnerabilidad del sector. El problema, señala, es el fuerte régimen de las mareas, con grandes corrientes. Sin embargo, esa observación no fue seguida de ninguna medida de mitigación en el estudio de impacto ambiental. "Hicimos un estudio de derivación arrojando naranjas al mar y no se movían con la marea", dice Arturo Natho. Pero la carta náutica 7310 del Instituto Geográfico Militar indica para la zona una corriente de 3 nudos (5,4 km/hr) con una flecha que apunta directamente hacia la isla Kaikué. Esto quiere decir que en caso de derrame en la zona, el petróleo pasaría por la pingüinera.

El futuro de Kaikué

Las aves son indicadores biológicos del estado de los ecosistemas: dan un aviso anticipado de cambios ambientales que pueden resultar dañinos para la gente. "Si el puerto se construye como está aprobado, no volverán los pingüinos de Humboldt; luego desaparecerán los magallánicos; las aves migratorias del Hemisferio Norte, como el zarapito de pico recto y el gaviotín, tampoco regresarán, hasta que sólo queden gaviotas comunes, que conviven en perfecta simbiosis con la soledad del hombre", dice Katz.