De las propiedades de las plantas podemos obtener regalos infinitos. Algunos absolutamente tangibles y cuantificables, como el alivio de síntomas y enfermedades. Otros en cambio pertenecen a un reino algo más indefinido. ¿En qué momento traspasamos el límite de uno a otro y empezamos a atribuirle cualidades simbólicas o espirituales a las plantas? Desde utilizarlas para "curar" síntomas y enfermedades hasta eventualmente sanar otro orden de necesidades? Es un límite difuso, que no acaba por definir ese terreno incierto de aquello que llamamos mágico. Un término de connotaciones peyorativas, pero que en realidad no hace más que abarcar todo aquello a lo que nos aproximamos a través de la intuición y la fe.
Las rosas son del amor y la salvia y el palo santo para limpiar la energía de los ambientes. La lavanda calma la ansiedad y ayuda al buen dormir. También el lúpulo. De la corteza de sauce, se extrae el ácido salicílico, que es el componente activo de la cotidiana aspirina, y de las amapolas la morfina y otros derivados analgésicos.
La verdad es que muchos fenómenos que hoy tienen perfecta explicación y aceptación se encontraban en algún punto de la historia dentro de la categoría de lo mágico, como si ésta fuese una suerte de bodega oscura donde guardamos lo que aún no sabemos cómo definir o dar causa. Pero de ser así, lo que actualmente entendemos como mágico podría nada más que estar a la espera de ser descifrado. Nada más que una cosa de tiempo.
En el contexto de las plantas, virtualmente todas las culturas conocidas tienen evidencias de su uso medicinal. Si bien el uso de especies vegetales con fines terapéuticos es muy antiguo, en un principio la sanación pertenecía al mismo terreno de lo mágico. Cada población construyó su narrativa de creencias en un intento por comprender su entorno inmediato y el rol que juega cada elemento -incluyéndonos- dentro de éste. Algunas culturas las conservan hasta el día de hoy, independiente de que la ciencia haya venido a descifrar los principios activos de muchas plantas, encontrando los extractos y fórmulas precisas responsables de los alivios observables.
¿De dónde viene esa conexión entre magia, bienestar y naturaleza? En el mazo tradicional de tarot, la carta que corresponde al Mago lo ilustra de una manera muy bonita: él de pie sobre un campo de flores, frente a él una mesa donde dispone de todos los elementos de la naturaleza para su uso: aire, agua, fuego y tierra. Sostiene con una mano una vara que dirige al cielo, mientras con la otra apunta el suelo simbolizando la virtud de conectar los planos espiritual y terrenal. Sobre su cabeza, el signo de infinito, en un deseo de integrar lo natural con lo sobrenatural, lo humano y lo divino.
Una imagen que de alguna manera nos da a entender el significado del rito mágico. El hechizo o encantamiento es la ceremonia donde buscamos materializar aquellos deseos de bienestar en un plano sensorial y cuantificable. Su propósito es influenciar las fuerzas naturales en favor de un deseo o necesidad personal, y para tangibilizar tal cosa busca representaciones simbólicas de cada idea en los elementos del entorno inmediato; ancestralmente, el entorno natural.
A su vez, los atributos simbólicos que damos a una planta involucran aspectos históricos y culturales. Asociar una rosa al amor, por ejemplo, se remonta a los mitos de Eros y Afodita y al lenguaje victoriano de las flores. De la lavanda, en cambio, sí se han encontrado evidencias de su influencia en el sueño de onda corta.
Independiente de si nos inscribimos en la ciencia empírica más pura o nos dejamos llevar por la fe o una cosmovisión mística, la primera idea rescatable de todo lo anterior es que nos entendemos como seres con necesidades que trascienden el plano material. No solo necesitamos salud biológica o aliviar un dolor físico. También requerimos protección, amor, estabilidad, limpieza interna.
En segundo lugar, si nos entregamos a la idea de conectar humano/entorno natural/espíritu/plano material nos vemos en la obligación de integrarnos a ese todo y cumplir las consecuentes responsabilidades. Es recomendado según la tradición dar las gracias a la planta antes de extraer sus hojas o ramas para un ritual. También dejar una ofrenda enterrada bajo la planta en agradecimiento por su regalo. Que ejemplo más lindo para promover respeto por el entorno, y aprender a diferenciar uso de abuso
Las plantas y hierbas mágicas pueden utilizarse de diferentes maneras: como infusión, en forma de aceites esenciales, preparados o su mera presencia en forma de talismán
- La rosa se asocia con el amor, el romance, la belleza y los secretos. Sus pétalos pueden usarse como amuleto para invocar los deseos relacionados con estos conceptos. Su fuerza se potencia en la compañía de un cuarzo rosado. La rosa mosqueta es un excelente regenerador y cicatrizante de uso tópico.
- El aroma de la lavanda ayuda a aliviar la ansiedad y conciliar el sueño. Se puede desgranar, secar y poner dentro de un saquito de tela bajo la funda de la almohada o utilizarse en forma de aceite esencial; unas gotitas mezcladas con cualquier aceite de base en un masaje o disueltas en un baño de tina con sal de mar antes de dormir.
- Quemar un manojo de salvia seca limpia y purifica la energía de los ambientes y las personas. El humo debe ser dispersado por la sala o alrededor del sujeto en cuestión. Utilizar antes de un ritual o después de una experiencia negativa o visitas indeseadas.
- El romero es una hierba versátil en la Magia. Como amuleto, puede colgarse en la puerta de entrada o sobre las cunas de los niños para proteger de la visita de espíritus indeseados. El tónico de romero masajeado sobre el cuero cabelludo ayuda al crecimiento del pelo.
Antonia Reyes es ilustradora naturalista. Inspirada en la idea del conocimiento como paso previo a la valoración, su trabajo quiere sensibilizar a las personas en torno a la naturaleza. Cada mes realiza los Workshops de Ilustración & Naturaleza, que puedes ver en su cuenta de Instagram @antoniapajarito. El 17 de enero hará un Workshop de ilustración botánica de Plantas Mágicas. Más información en antoniareyes.com/WORKSHOPS.