Una de las principales trabas para las personas que quieren emprender una vida lo más zero waste o libre de residuos posible, es cuánto va a afectar eso a su vida cotidiana. ¿Será todo más caro? ¿Más difícil? Lo cierto es que pasar de cien a cero en unos días no tiene ninguna lógica, y es mucho mejor ir de a poco, haciendo cambios graduales pero igualmente efectivos en el largo plazo.

Antes de hacer cosas que antes no hacíamos, con el objetivo de conducir a una vida libre de residuos, o lo más zero waste posible, se recomienda reemplazar algunos hábitos de consumo que ya tenemos. La idea es reducir al máximo plásticos de un solo uso, u objetos que al poco rato serán eliminados en la basura. El ejemplo más común es el de las bolsas reutilizables. Desde agosto de 2018 en Chile existe una ley que prohíbe el uso de bolsas plásticas en el comercio, lo que ha ayudado a reducir el consumo de este producto y, al mismo tiempo, ha incentivado a mantener siempre una bolsa reutilizable a mano.

Pero al menos en supermercados, se siguen comercializando frutas y verduras que deben ser pesadas en bolsas plásticas, que por lo general son de muy mala calidad y tienden a romperse al poco rato, así como algunos productos en cajas plásticas transparentes, como las frutillas o arándanos. Otro caso que se mantiene es el de las frutas y verduras selladas al vacío, que si bien son prácticas, involucran plástico de un solo uso que es recomendable evitar.

Lo mejor en estos casos es comprar los productos a granel, y llevar bolsas reutilizables de distintos tamaños y materiales que ayuden a separar frutas y verduras para ser pesadas y marcadas.

Muchas mujeres tienden a comprar, al menos una vez al mes, productos tales como toallitas higiénicas y tampones. En ambos casos hablamos de productos que no son reutilizables ni reciclables, y que pueden impactar negativamente en el medioambiente. De hecho, se estima que las toallitas y tampones, en conjunto, representan cerca de 200 mil toneladas de basura al año, dentro de la cual un gran porcentaje corresponde a plástico.

Para evitar esta producción de basura, el artículo más usado es la copa menstrual, que tiene una vida útil de hasta diez años en algunos casos. Por lo general, quienes la han probado siguen usándola y recomendándola, y da la impresión que sus detractoras son, principalmente, personas que no se han atrevido a probarla. Se puede usar hasta por 12 horas, y sirve incluso para dormir. Hay de distintos tamaños, y son varias las marcas nacionales e internacionales que ya la fabrican, por lo que es muy probable que encuentres una que se acomode a tu ciclo.

Como mencionamos anteriormente, comprar en supermercados es cada vez más amigable con el medioambiente, pero no se puede ignorar que sigue existiendo mucho plástico y componentes no reutilizables ni reciclables entre sus ofertas. Es por esto que comprar frutas y verduras en ferias, y productos de tostaduría y de aseo en tiendas a granel, es una mejor alternativa. Claro, hay cosas que difícilmente encontraremos fuera del súper, pero cada vez hay más opciones de tiendas en las que se pueden conseguir los productos que buscamos. Para esto, es fundamental tener bolsas reutilizables de distintos tamaños, y frascos de vidrio con tapa, donde se puedan llevar legumbres, frutos secos, y hasta detergentes y lava loza.

Una de las industrias más contaminantes a nivel mundial es la de la ropa. Toneladas de indumentarias llegan a los vertederos cada año, mientras que para fabricar un par de jeans se pueden usar hasta 15 mil litros de agua. Por eso es importante, en primer lugar, comprar ropa de buena calidad para asegurarnos una larga duración, pero también buscar en tiendas de ropa usada, intercambiar con amigas y familiares, y buscar distintas alternativas para darle una nueva vida a un artículo antes de botarlo. Por ejemplo, estamos tan acostumbradas a encontrar ropa barata, que si algo se rompe el primer impulso es el de botarlo, cuando se podría zurcir o enviar a arreglar fácilmente, prolongando su vida útil.

Otras formas de reducir el uso de artículos que rápidamente serán desechados es cambiar las botellas plásticas por unas de vidrio, o llevar siempre un mug reutilizable para cuando queramos pedir un café o té al paso. Si salimos a comer, también podemos llevar envases de vidrio con tapa para llevarnos aquello que sobra, y evitar así el desperdicio de comida o la típica caja de cartón que algunos lugares ofrecen.

Reciclar y compostar en casa, incluso viviendo en departamentos, tampoco tiene por qué ser difícil o engorroso. Si te complica la idea acumular vidrios, plásticos y cartones, o si no sabes qué hacer con el compost, hay empresas que se encargan de ayudarte. Hope Chile, por ejemplo, se encarga de retirar objetos reciclables y de compostaje a domicilio. Midas Chile puede ayudarte con aparatos electrónicos que ya no ocupas o que no funcionan, mientras que Eco Enlace retira residuos en dieciséis comunas de Santiago.

Opciones existen, solo se necesita un poco de creatividad y de estar abiertos a probar cosas distintas.