Paula 1112. Sábado 5 de enero de 2013.

Angie López (32) quiere ser mamá y no puede. Con dos intentos de fertilización in vitro (FIV) fallidos, ahora se está preparando para el tercero, pero al parecer, este tampoco está resultando como ella quisiera. "Mis óvulos no maduraron bien, no pudimos llegar ni siquiera a la aspiración de ellos. No tuve folículos suficientes. Ahora tenemos que ver de dónde sacar el dinero para financiar otro tratamiento. Acabamos de gastar un millón de pesos en un tratamiento que no sirvió para nada", explica Angie, que trabaja como vendedora de una tienda en un mall.

Los problemas para embarazarse de Angie tienen una causa: ella tiene endometriosis, al igual que 10 por ciento de las chilenas en edad fértil. Esta afección se produce cuando el endometrio se adhiere a áreas del cuerpo que no corresponden: el ovario, la vejiga, el recto, el intestino, en la misma superficie uterina o en la superficie peritoneal. Existen, incluso, algunos casos que se han reportado de tejido endometrial implantado en los pulmones y el cerebro. Sin embargo, estos últimos son muy poco usuales. Es una enfermedad que no mata, pero puede causar infertilidad: debido al crecimiento anormal del endometrio se altera la anatomía de la mujer y causa un fenómeno inmune inflamatorio importante que afecta el proceso reproductivo desde la ovulación hasta la implantación.

A Angie López nunca se le había cruzado por la mente la palabra infertilidad. Por eso, cuando el doctor le comunicó tan lapidario diagnóstico, no podía parar de llorar. "Mi primera regla me llegó a los 14 años. Nunca tuve una molestia y hacía mi vida completamente normal. Cuando cumplí 23, esto cambió y comencé a sentir fuertes dolores menstruales que iban en aumento mes a mes. Sin embargo, jamás lo relacioné con alguna enfermedad. Sabía que el período dolía, y mucho, tenía varias amigas que les pasaba lo mismo, por lo que pensé que era normal", reflexiona en su casa en Peñalolén.

Haciendo caso omiso a las señales que su cuerpo le estaba enviando, se limitó a tomar analgésicos que poco y nada la ayudaban. Fue recién, a los 25, que consultó a un doctor. "De un día para otro me aparecíó una especie de lunar en el ombligo. Algo así como un lunar de carne. No le di importancia. Sin embargo, con el tiempo, este lunar me comenzó a sangrar cada vez que me llegaba mi período. Fui al dermatólogo para averiguar qué era lo que tenía". El profesional extirpó el lunar y lo envío a biopsia. A la semana siguiente la llamaron para darle el resultado: un pedazo de endometrio se había salido por su ombligo (lo que es bastante atípico) y cada vez que le llegaba la regla, este sangraba. Angie tenía endometriosis.

La indicación del ginecólogo fue clara: debía operarse lo antes posible para eliminar los focos de la enfermedad, que en su caso era muy agresiva y severa. La endometriosis puede presentarse

en distintos grados. Cuando es leve las mujeres muchas veces ni se enteran que tienen la enfermedad porque no tienen síntomas y su capacidad reproductiva no se ve comprometida; en esos casos, 60 por ciento logra un embarazo en forma natural. Pero en los casos más severos, como el de Angie, la fertilidad se ve comprometida porque la anatomía está alterada y el fenómeno inmune inflamatorio afecta el sistema reproductivo. Es necesario eliminar esos factores para eliminar la enfermedad y que la mujer tenga posibilidades de lograr un embarazo. En esos casos la indicación es practicar una cirugía laparoscópica que consiste en introducir por el ombligo un instrumento óptico que permite explorar la cavidad pélvica y que va quemando y cicatrizando las adherencias.

"Cuando desperté de la anestesia, el cirujano me dijo que no iba a poder ser nunca mamá. Quedé anímicamente destruida, pero apenas me sentí mejor, acudí a un especialista en fertilidad. Yo me había ido a vivir recién con mi pareja y queríamos tener hijos. No podía aceptar que me dijeran que no sería mamá nunca y quedarme de brazos cruzados", señala Angie. El especialista en infertilidad le dijo que con un tratamiento de fertilización in vitro existía alrededor de 40% de posibilidades de quedar embarazada. Fue así que se hizo su primer in vitro.

Muchas mujeres se enteran que tienen endometriosis cuando comienzan a buscar un hijo que no llega. El mensaje de los médicos es preocuparse antes, porque la endometriosis causa infertilidad.

Si bien menos de 10 por ciento de las mujeres que se operan de endometriosis presentan la enfermedad en el transcurso de los dos años siguientes, Angie está dentro de ese porcentaje. La enfermedad reapareció al poco tiempo. De hecho, desde que recibió el diagnótico, ha tenido que operarse cinco veces en siete años, pues las adherencias que causa la endometriosis en los órganos internos debe estar erradicada para que el tratamiento de fertilidad tenga posibilidad de éxito. "Cada vez que he estado a las puertas de hacerme una fecundación in vitro, me han tenido que meter a pabellón nuevamente", resume Angie. La última vez fue en mayo pasado, poco antes de la última fertilización in vitro. Desde entonces el médico la ha tenido sin regla para mantener la endometriosis a raya y que no vuelva a aparecer; porque al evitar la menstruación, no hay posibilidad de que el endometrio se desprenda y se implante en otros lugares.

Angie no se da por vencida: apenas tenga los medios, hará un nuevo intento de fertilización asistida. "No quiero que la endometriosis me la gane. Quiero torcerle la mano para poder tener un hijo", dice.

ALERTA: REGLAS DOLOROSAS

La endometriosis es una enfermedad que se suele descubrir tarde porque las mujeres pasan por alto su principal síntoma: el dolor menstrual. "No le dan importancia", señala el doctor Reinaldo González Ramos, ginecólogo especialista en infertilidad del Instituto de Investigación Materno Infantil de la Universidad de Chile, IDIMI y creador del sitio web www.profertilidad. cl. "Pero, además, porque muchos ginecólogos creen que el periodo menstrual doloroso es normal y dejan a las pacientes con un analgésico. Hay que cambiar la concepción de que los dolores menstruales son normales. Si a una paciente no se le pasan las molestias con medicamentos, debe consultar inmediatamente a un especialista. La regla no duele, no es normal que duela. Eso es una creencia totalmente errónea tanto de las mujeres como de algunos doctores", advierte, pues 60 por ciento de las mujeres con dolor menstrual severo y que no responde a medicamentos, tiene endometriosis.

El especialista explica que, durante la menstruación, el tejido endometrial se elimina a través de la vagina o se puede devolver a través de las trompas de falopio y llegar a la cavidad pélvica. Muchas mujeres tienen este reflujo endometrial durante la regla pero no todas llegan a desarrollar endometriosis. Las mujeres que padecen de esta afección no logran tener una buena capacidad de limpieza de ese tejido debido a que su sistema inmune está deprimido, o bien su endometrio tiene mayor capacidad de implantarse en localizaciones fuera de su lugar. "Las lesiones se implantan como pequeños lunares, estas pueden sangrar y generar adherencias dentro de la pelvis. En los ovarios se pueden formar quistes endometriales, o nódulos en el recto y la vagina. Todas estas lesiones provocan dismenorrea, es decir, dolor durante la regla".

El doctor Guillermo Durruty, ginecólogo especialista en infertilidad de la Universidad Católica, explica que lo más importante para detectar una endometriosis es hacerle caso al dolor menstrual. "Hay mujeres que sienten tanta molestia durante la regla que toman pastillas para no evacuar el intestino porque simplemente no aguantan el dolor cuando van al baño ya que las células endometriales han comprometido el espacio que hay entre el recto y la vagina causando inflamación y nódulos dolorosos. También sienten molestias cuando tienen relaciones sexuales debido a la inflamación en la pelvis".

Cuando existe sospecha, el médico practica un tacto vaginal o rectal durante el período menstrual. También puede solicitar una ecografía para detectar quistes endometriales o una resonancia magnética. Sin embargo, hay casos de endometriosis imposibles de detectar con estos recursos. Solo se puede pesquizar mediante una laparoscopia, el método más certero.

"El propósito de los médicos hoy en día debe ser evitar que crezca la enfermedad. Llegar a gente joven. La cirugía, por otro lado, es difícil, tiene que ser practicada por médicos con experiencia pues hay un grupo importante de mujeres que no queda bien operada: quedan parcialmente aliviadas de sus síntomas pero a los seis meses están de vuelta con dolores y enfermedad. La endometriosis es un mal que se subestima. Si el profesional no es especialista en este tipo de cirugías, lo mejor es que la derive y la deje bajo tratamiento para el dolor con antiinflamatorios y analgésicos o bien, con anticonceptivos para suspender la regla si es que no quiere embarazarse todavía. Como recomendación, es importante que las mujeres pregunten los antecedentes del médico tratante y se pongan en manos de un especialista, no de cualquiera", señala el doctor Durruty.

LA INFLUENCIA DEL PLÁSTICO

La postergación de la maternidad es, según el doctor Emilio Fernández, la principal causa del desarrollo de la endometriosis. Fernández, –ginecólogo especialista en infertilidad de la  Clínica Las Condes, ex miembro del directorio de la Sociedad Americana de Laparascopia Ginecológica y pionero en cirugía endoscópica en Chile practicándola hace más de 20 años–, explica que antiguamente las mujeres se casaban y embarazaban muy jóvenes pasando así la mayor parte de su vida fértil teniendo hijos y amamantándolos. "Dado que estaban mucho tiempo sin menstruar, no tenían opción a que el endometrio llegara a las zonas donde se implanta de forma alterada. Hoy en día, la mayoría de las mujeres tienen hijos entre los 30 y 35 años. Esto significa que se exponen a más ciclos de reglas lo cual va aumentando las posibilidades de producir este flujo retrógrado de la menstruación que provoca la endometriosis", señala.

Hay otras causas relacionadas, como el factor genético. "Hay familias donde dos o más hermanas tienen endometriosis, son grupos de genes que se manifiestan de forma inadecuada. Cada día vemos casos más agresivos", describe el doctor Fernández.

El dolor menstrual es el principal síntoma de endometriosis: "Si a una paciente no se le pasan las molestias con medicamentos, debe consultar inmediatamente", advierte el doctor Reinaldo González Ramos.

Por otro lado, se ha comprobado que, junto con el estrés, hay factores ambientales que están incidiendo en el aumento de la enfermedad, como el contacto con las dioxinas, compuestos químicos altamente tóxicos que están en el medio ambiente y se generan por la liberación de desechos industriales, quema de materiales hospitalarios, erupciones volcánicas, incendios forestales y, sobre todo, por la presencia del plástico en los alimentos que consumimos. El plástico es un elemento muy contaminante que, al exponerse a cambios de temperatura, ya sea frío o calor, libera estas dioxinas que nuestro organismo ingiere. Las dioxinas son capaces de aumentar el riesgo de endometriosis en una mujer y alterar su sistema reproductivo como también sus defensas, porque debilitan el sistema inmunológico. "En países donde se ha luchado por eliminar el plástico, como es el caso de Bélgica, se ha visto que han descendido sorprendentemente las cifras de endometriosis. Las dioxinas se traspasan a través de la cadena alimenticia en los alimentos que consumimos, ya sea carne, huevos o leche, pues son los animales los que las ingieren a través de lo que comen y el agua que beben, la cual viene contaminada. Es muy importante crear conciencia nacional sobre la peligrosidad del uso del plástico tanto para el medio ambiente como para las personas pues la contaminación va en aumento y así también las enfermedades que genera y la endometriosis es una de ellas", agrega el médico.

NO RENUNCIAR A LA MATERNIDAD

A Alejandra Quilaleo (33) le llegó su primera regla a los nueve años. Nunca presentó dolor ni molestias. Todo fue normal hasta los 18 años, que comenzó a sentir fuertes dolores durante su período menstrual. "Fui de médico en médico buscando una respuesta. El dolor a veces era tan invalidante que me dejaba en cama sin poder moverme. No se quitaba con nada. También comencé a sangrar entre períodos. Pequeñas gotitas de sangre que me asustaban mucho. Los médicos que consultaba me decían que era normal y me daban una receta de analgésicos. Pasé cuatro años peregrinando por las consultas de los doctores hasta que di con uno que me nombró la palabra endometriosis y me dio un tratamiento con calmantes para el dolor. También me dijo que si en seis meses no mejoraban los síntomas, me haría una laparoscopia para confirmar lo que él ya sospechaba".

Alejandra se sometió a su primera cirugía laparoscópica en el año 2005. El diagnóstico se confirmó. El tejido endometrial se había expandido al colon e intestinos. Por eso los dolores tan

intensos se prolongaban durante todo el mes, sobre todo al orinar y tener relaciones sexuales. "Después de esa cirugía me dejaron con inyecciones para suspenderme la regla durante seis meses. Busqué un especialista en fertilidad. Para mí la maternidad era un tema. Con mi marido queríamos hijos. Justo antes de hacerme la primera ronda de inseminación intrauterina, me descubrieron un quiste endometriósico y tuvieron que operarme nuevamente. Fue una época de mucha angustia y estrés". En total le hicieron 3 inseminaciones y ninguna resultó. Alejandra dejó pasar el tiempo y finalmente se embrazó sola. Sin embargo, a las seis semanas tuvo una pérdida. "Me encerré en mi casa. Mis amigas tenían guagua pero yo no quería ir a conocerlas. No iba ni siquiera a los baby showers. Me sentía frustrada", recuerda.

En mayo Alejandra se realizó su primera FIV pero no resultó. El segundo intento lo hizo poco después. "Me transfirieron dos embriones. Me dijeron que guardara tres días de reposo, pero yo

me quedé dos semanas en cama. Cuando me llamó mi doctor y me dijo que estaba embarazada, no lo podía creer. Lloré de felicidad". Alejandra está embarazada de mellizos que nacerán a principios de enero.