¿Por qué algunos antidepresivos generan aumento de peso?

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Mirarse al espejo y ver cómo cambia el cuerpo de una manera que no queremos y que no podemos evitar, puede ser complicado. Más aún cuando se atraviesa por un trastorno psiquiátrico como la depresión. Y ese es el caso de cientos de personas que, para tratar alguna enfermedad mental, toman antidepresivos que, según su impresión, les han hecho aumentar de peso. Pero ¿son necesariamente los antidepresivos los que siempre generan este incremento?




En pandemia los trastornos depresivos han aumentado en un 27,6% y los de ansiedad en un 25,6%, asegura un estudio de la revista médica Lancet, que analizando datos de 204 países, descubrió que las más afectadas han sido las mujeres de entre 20 y 24 años, un dato que se alinea con una cifra no menos importante: durante la pandemia, se evidenció una aumento de alrededor de un 30% de los trastornos alimentarios, con prevalencia en las mujeres.

Frente a este escenario, los tratamientos para trastornos psiquiátricos como depresión, ansiedad, estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo o trastornos de conducta, se han hecho cada vez más frecuentes. Muchos de los medicamentos para tratarlos presentan como efecto adverso el aumento de peso, algo que, según los expertos, nunca debería ser motivo para plantearse el dejar de tomar la medicación. La recomendación en estos casos es junto con el médico, ir probando hasta encontrar el medicamento adecuado.

Así lo explica la psiquiatra Paulina Cortés, de la Unidad Ambulatoria de Psiquiatría de adultos en el Hospital Base de Osorno. Dice que este efecto adverso es una posibilidad que puede o no ocurrir dependiendo de distintos factores y que, en general, se presenta en un porcentaje menor de pacientes, y depende del medicamento utilizado. “Por ejemplo, la Sertralina puede producir una disminución del apetito en aproximadamente un 7% de los pacientes que la utilizan, por lo tanto, es importante no generalizar y evaluar caso a caso”, comenta la doctora.

Sin embargo, un estudio de la Universidad King’s College en Inglaterra encontró que 12 de los antidepresivos más comunes, incluyendo la Fluoxetina, la Sertralina y el Escitalopram, aumentan el riesgo de un incremento en el peso hasta los seis años después de iniciar el tratamiento. “Los pacientes que tenían un peso regular tendían a transitar al sobrepeso, mientras que los pacientes con sobrepeso transitaban a la obesidad si es que eran tratados con estos antidepresivos”, asegura el Dr. Rafael Gafoor, uno de los investigadores de este estudio que analizó por 10 años a casi 300.000 pacientes en Inglaterra entre 2004 y 2014.

Pero no todos los antidepresivos generan este efecto, ni todos actúan de la misma manera en todos los pacientes. Para la especialista, la clave está en analizar caso a caso. “No existe una única explicación, sino que hay varios factores causales, como por ejemplo, alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal o efectos de ciertos fármacos en determinados receptores cerebrales. Ambos podrían explicar dicho aumento, por lo que es súper importante revisarlo según cada antidepresivo”, asegura la psiquiatra.

Además, en algunos casos el aumento de peso puede ser generado por la misma enfermedad y no por el medicamento. Revisando los síntomas que se presentan en un trastorno depresivo, comenta la doctora Cortés, hay varias razones que podrían causar una disminución de la actividad física y, por ende, cambios en el peso. “Una de las razones es la pérdida de motivación y de interés en las actividades que antes se disfrutaban, la falta de energía, la tendencia al aislamiento social, todos síntomas que sufren las personas cursando una depresión. Además, un paciente con un trastorno depresivo, dentro de sus síntomas, puede presentar disminución o aumento del apetito, lo que contribuye a cambios en el peso”, explica.

Frente a este efecto muchas veces indeseado, la doctora recomienda que el tratamiento vaya acompañado de una psicoterapia, además de complementarlo con actividad física, pero teniendo en cuenta que no todos los pacientes, dependiendo de la gravedad de su enfermedad, pueden cumplir con esta indicación al inicio de su tratamiento. Y desde el punto de vista del cambio en el estilo de vida, concluye: “Es recomendable sugerir la suspensión de hábitos no saludables como el tabaquismo, el consumo de drogas y alcohol, que interfieren con la recuperación. Si con todas estas intervenciones no tenemos los cambios esperados, se recomienda derivar al paciente a un especialista en nutrición, pero frente al acceso dispar a la atención en salud mental, muchas veces, la implementación de todas estas indicaciones se dificulta notoriamente”.

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