¿Por qué cambiamos nuestra forma de amar?: los nuevos códigos del romanticismo
En su libro Por qué amamos: la nueva ciencia detrás de nuestras relaciones más cercanas, la antropóloga británica Anna Machin, define el amor romántico como una construcción cultural. Según explica, hasta mediados del siglo XVIII los humanos cultivaban lo que los científicos llaman amor reproductivo, hasta cuando los poetas decidieron romantizarlo y crear, a través de la literatura, la idea del amor que conocemos hoy.
Ese canon tradicional de amor romántico, sin embargo, ha dejado de representar a mujeres a lo largo del mundo. Según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido, el número de personas que viven solas crecerá a más de 10 millones en aquel país para 2039. Además, solo uno de cada seis británicos todavía cree en la idea de que hay “una persona adecuada”. En nuestro país, la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer publicó una encuesta en la que un 79% de las personas dice no estar de acuerdo con que se debe ceder en todo estando en pareja, y un 38% no cree que el amor todo lo puede.
“Efectivamente en los últimos años ha habido un cambio de perspectiva”, afirma Gloria Jiménez, psicóloga de la Universidad de Granada especialista en estudios de género. “Hemos desarrollado como sociedad la capacidad de mirar el amor desde otro lugar en el que la mujer ya no tiene ese rol sumiso en el que espera ser salvada o sentirse completa por un hombre (…) Estamos experimentando y siendo conscientes de que hay muchas formas distintas de sentirse satisfecha, completa y realizada, y que no todo pasa por el amor romántico”.
Ingrid Bachman, periodista especialista en género y académica de la Universidad Católica, coincide: “Se ha entendido que hay otras maneras de vivir la felicidad. Ese amor romántico tradicional suponía, entre otras cosas, que la realización de la mujer pasaba por el hecho de ser esposa, madre y desempeñar un rol doméstico, pero se ha entendido que el amor romántico se puede expresar de otras maneras”.
¿Qué rol jugó el feminismo?
Frente a esta pregunta, ambas especialistas son claras: el feminismo jugó un papel fundamental en el cambio de mirada en cuanto al amor. “Sin duda el feminismo tuvo que ver con este cambio de perspectiva, porque en el fondo, este reclama un rol igualitario entre hombres y mujeres, y defiende la idea de que la mujer es independiente y autónoma. Fruto del feminismo hemos conseguido ir conquistando el estereotipo tradicionalmente masculino que implica que no tenemos que ser salvadas por un hombre y que podemos tener un rol más activo en las relaciones“, afirma Gloria.
Ingrid sigue la misma línea. “Uno de los roles que tuvo el feminismo es el de demostrar que no hay una sola manera de ser mujer. Todas las maneras son válidas y aceptables, y no se necesita un patrón definido para considerarte completa, realizada y feliz. Las mujeres pueden ser felices solas, acompañadas, en una relación atípica, etc.”, afirma.
Pero tal como dice el refrán, una golondrina no hace verano. Las especialistas, aunque perciben el cambio de paradigma, son conscientes de que la tendencia conservadora y tradicional sigue latente. “Todavía está presente el ‘pucha, todavía no tienes hijos, después te vas a arrepentir’, o el ‘pero cómo no se casa mijita’. Ese tipo de cuestionamientos siguen ahí”, dice Bachmann.
“Aunque el cambio se percibe y es muy claro, todavía convive con una tendencia conservadora muy fuerte de formar familias tradicionales y respetar el rol tradicional de la mujer”, afirma Jiménez. “Desde los medios de comunicación, o desde el cine, han habido un giro e intentan poner a la mujer desde un lugar más igualitario, pero lo cierto es que los estereotipos y esta mirada tan rígida sobre lo que significa ser hombre y ser mujer están muy interiorizados y no es fácil sacarlos de nuestros comportamientos y actitudes. A pesar de que tenemos este discurso explícito de que queremos igualdad, muchas conductas implícitas y automáticas siguen perpetuando la desigualdad de género”.
Feminismo y romanticismo: ¿Son compatibles?
Aunque el canon tradicional de amor romántico ha dejado de representar a muchas mujeres a lo largo del mundo, eso no significa que no sigamos queriendo romanticismo en nuestras vidas. Pero, feminismo y romanticismo; ¿son compatibles?
Según Gloria Jiménez, difícil. “Siempre que el romanticismo respete y promueva roles igualitarios, puede ser compatible con el feminismo, pero el problema es que ese amor idílico que nos han vendido en películas de Disney, por ejemplo, siempre implica un desnivel en el poder que tiene cada persona en la relación. En general las mujeres aparecen como desvalidas, cumplen un rol de madre cuidando a su pareja, o necesitan ser salvadas”, dice. “Si el romanticismo se construye a partir de los roles tradicionales de género, es imposible que sea coherente con el movimiento”.
A ojos de Ingrid Bachmann, en cambio, son completamente compatibles. “Está esa mala prensa de que el feminismo es igual a antihombres o que odian a los hombres, y no es así”, dice. “Ser feminista es simplemente querer no ser descriminada y querer igualdad. El tema aquí tiene que ver con las oportunidades. Perfectamente puedes ser una mujer doméstica, madre, muy maternal y servicial, pero lo importante –bajo una lógica feminista– es que eso haya sido una elección y no una única opción”, concluye.
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