Ir a un consultorio y esperar horas a que te atiendan para la entrega de la píldora anticonceptiva de emergencia, al parecer, es un panorama común. Incluso cuando su efectividad se ve sujeta al tiempo que ha pasado luego de la relación sexual desprotegida. Cada minuto cuenta. Por eso, y a pesar de que desde el año 2010 con la promulgación de la Ley 20.418 se estableció el acceso gratuito en los servicios de salud de este método anticonceptivo de emergencia, muchas mujeres prefieren comprarla en una farmacia.
Sin embargo, éste no es un privilegio que todas se pueden dar. La Corporación Miles Chile realizó una investigación que entrega un panorama actual respecto de las barreras a las que se enfrentan las mujeres para obtener la también conocida como ‘pastilla del día después’, que van desde la falta de disponibilidad, hasta la falta de información y los malos tratos.
Según grafica el V Informe sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, publicado por Corporación Miles, del total de personas que solicitan la pastilla de anticoncepción de emergencia (PAE), el 14% la pide en el sistema público de salud. De ellas, el 24% refiere no haber podido efectivamente acceder a esta. Entre las razones por la que no se les entregó la PAE, se observa que en un 43% de los casos el anticonceptivo no estaba disponible, mientras que el 57% menciona que “no me dieron razones”, “no era para mí” y “por mi edad”.
Si bien las personas que solicitaron la PAE en el sistema público sabían que se podía comprar directamente en farmacias, asegura la investigación, el 84% la solicitó en el sistema público para obtenerla de forma gratuita. Esta es una de las trabas para quienes no quieren, ni pueden pagar por este fármaco, cuyo precio en farmacias oscila entre los $11.000 y $19.000 pesos, según la marca. Pero cuando cada hora cuenta, la rapidez al obtener el medicamento es primordial y esa, dice Eduardo Soto, matrón y Coordinador de Salud Sexual de Miles Chile, es la razón principal del porqué el 86% de las personas decide comprarla.
Una consulta innecesaria que alarga los tiempos de espera
“La principal barrera que nosotros detectamos en la investigación tiene que ver con los tiempos de espera, más que con el hecho de que las mujeres se sientan interpeladas por la decisión. Ya sea en un servicio de urgencia hospitalario, en el SAPU o la atención primaria en el CESFAM, el requisito para obtener la PAE es pedir una hora con un profesional y eso implica una barrera que no existe en las farmacias, donde desde el año 2015 se vende sin receta médica”, explica Soto.
El trasfondo de la espera, dice Sandra Oyarzo, presidenta del Colegio de Matronas y Matrones de Chile, es la sobrecarga que existe para los profesionales, que son insuficientes para la demanda actual. “Muchas veces se categoriza según el riesgo y la espera se torna muy larga. En los centros de salud se vuelve burocrático por todas las etapas que hay que pasar. Por eso siempre estamos haciendo un llamado al Estado a resguardar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Para esto, es muy importante calcular la cantidad de matrones y matronas que se necesitan en los Cesfam para que exista realmente la disponibilidad para que se realice una atención oportuna y mucho más expedita en la urgencia”, asegura.
Agrega que las visitas domiciliarias y la educación virtual pueden ser una gran oportunidad para avanzar en esta materia. “Ese es un espacio donde se puede educar a las mujeres y sin duda sería una posibilidad para darles acceso anticipado a la PAE o a una receta para que cuando la necesiten, vayan directamente a la farmacia. Por otro lado, la pandemia nos demostró que otra forma de poder acercarnos a las mujeres es a través de la educación virtual, algo que permitiría darles las indicaciones necesarias de manera remota para que utilicen el anticonceptivo de emergencia siempre bajo la supervisión de un profesional, al que debieran acudir para hacerse los controles ginecológicos correspondientes”, asegura.
Una barrera geográfica: cuando no hay disponibilidad en las zonas rurales
Otra de las falencias que reveló este informe es la falta de stock en algunos centros médicos. El Coordinador de Salud Sexual de Miles Chile asegura que en los SAPU o postas rurales la situación suele ser más compleja, aun cuando hay regulaciones del Minsal que establecen que en las postas de salud rural debe haber stock de estas pastillas y que el técnico paramédico las puede entregar, pensando en facilitar el acceso a este medicamento. “No debiera haber falla en el stock de la PAE porque el sistema público no ha tenido quiebres. Como los anticonceptivos se programan de un año para otro, es difícil que haya habido una falta de stock tan grande, debido a que tampoco es un método que se solicite con tanta frecuencia en el sistema público”, explica Eduardo Soto.
La gravedad de esto radica en que si no hay disponibilidad de la pastilla o de profesionales disponibles para la atención en estas zonas rurales, que a veces están muy alejadas, se les deriva a hospitales o centros de salud más grandes ubicados en las ciudades, a las que las usuarias no necesariamente tienen acceso por la distancia. “Sabiendo que matrones y matronas hay en todo Chile, uno de los desafíos es aumentar la cantidad de estos profesionales en los centros cercanos a los hogares de estas mujeres para poder prestar atención de salud sexual cuando ellas lo requieran. En relación al abastecimiento del fármaco, nosotros como Colegio estamos permanentemente avanzando con reuniones con el Cenabast respecto a su distribución. Para que sea eficiente, es importante que existan todas las coordinaciones adecuadas entre quienes trabajan en esta área, por eso es importante un trabajo en equipo y una coordinación expedita entre todos los profesionales para dar un servicio adecuado”, dice Sandra Oyarzo.
Más información y capacitación
Una de las recomendaciones que propone el informe de Miles Chile para solucionar estas barreras es la capacitación respecto al trato hacia los usuarios, que como reveló el documento, es uno de los elementos que más valoran las mujeres al momento de comprar la PAE, junto con la entrega de información. “Hay bastante evidencia respecto al impacto que tiene la capacitación en la calidad de los servicios. Esta capacitación no solo tiene que estar dirigida al profesional que hace la prescripción de la PAE, ya sea médico o matrona, sino que también a los funcionarios del Servicio de Orientación Médico Estadístico (S.O.M.E) y a los funcionarios de las farmacias que entregan el medicamento, para evitar cuestionamientos innecesarios.
La capacitación apunta además del trato y la calidad de la atención, a la seguridad de la anticoncepción de emergencia, que no tiene ninguna contraindicación de acuerdo a la OMS y que puede ser usada por la mayoría de las mujeres. Aunque no salió en esta investigación, en la corporación hemos recibido casos de mujeres con sobrepeso a las que se les niega el anticonceptivo porque se les dice que no es efectivo y eso es falso, algo que se podría desmitificar en estas instancias”, explica el matrón Eduardo Soto.
Para que las mujeres no tengan que gastar dinero en algo que debiera estar provisto por el Estado, concluye la presidenta del Colegio de Matrones y Matronas, es necesario fortalecer políticas públicas que permitan derribar estas barreras, robusteciendo este gran engranaje de coordinaciones entre los profesionales de la salud, que deben mejorar su trato, el abastecimiento de los fármacos y el alcance de estas prestaciones a lo largo del país.