“Necesitamos ver más piel real”, dijo la maquilladora y modelo Sasha Pallari hace algunas semanas cuando lanzó la campaña #filterdrop (dejar los filtros) por considerarlos un abuso, ya que en su mayoría tienen el efecto de alisar la piel y dejarla “perfecta”. Algo no trivial si se considera que una encuesta reciente realizada por la organización británica para jóvenes Girlguiding reveló que un tercio de las niñas y mujeres jóvenes no publicarían selfies sin usar un filtro para cambiar su apariencia. En el sondeo llevado a cabo en Reino Unido, 39% de los 1.473 encuestados, de entre 11 y 21 años, dijeron que se sentían molestos porque no podían verse iguales en la vida real que en internet.

A la argentina Belu Estévez, dermatocosmiatra de la Universidad de Maimónides y creadora de la cuenta @soy.piel no le gusta ser absolutista respecto de este tema. “Creo que no hay nada de malo en que alguien use los filtros de Instagram para jugar, el problema es cuando los usan para huir de la realidad, cuando tengo un conflicto interno entre mi persona y mi piel y utilizo estos filtros para adoptar otra figura o persona que no soy yo. Eso es nocivo, porque lo cierto es que en el mundo real seguimos viéndonos como somos”, explica y dice que justamente a eso a lo que deberíamos apuntar, a vernos como somos y sentirnos bien con eso.

Pero no es fácil y de hecho ella lo vivió en carne propia al tener rosácea y acné durante toda su época universitaria, justo cuando estudiaba dermatocosmiatria. “Para mí era difícil transitar una carrera en donde estaba estudiando la piel y al mismo tiempo lidiar o luchar contra el acné y la rosácea. Y más en un mundo en donde el sistema nos dice constantemente a las mujeres que tenemos que ser bellas, delicadas, con una piel “perfecta”. Por suerte entendí que esto tiene que ver con una cultura llena de estereotipos en la que se lucra con nuestras inseguridades”. Así fue como comenzó su batalla por normalizar lo que ella define como características en la piel.

Eres enfática en hablar de características y no imperfecciones ¿Por qué?

Porque son características, muy mal llamadas imperfecciones. Detrás de la palabra imperfección hay un mensaje nocivo. Tenemos tan naturalizado el hablar de imperfecciones en la piel que no vemos qué hay detrás o a qué nos referimos cuando decimos imperfección. Le estamos dando una connotación negativa a algo propio de la piel, algo que si está ahí, es natural. Entonces ¿por qué decimos imperfección? Porque queremos que no esté o porque lo consideramos malo, pero hablar de imperfección es distinto, es decir que no somos perfectos si tenemos esa característica en nuestra piel.

¿Puede esa palabra marcar nuestra manera de relacionarnos con nuestra piel?

Seguro que sí, por eso es importante que empecemos a poner en duda cómo nos comunicamos y el lenguaje que usamos también es una manera de vincularnos de otra forma con nuestra piel. Desde ese punto de vista es interesante que podamos plantear que las imperfecciones en la piel no existen y que sí existen las características diversas, desde una estría, pasando por un grano o lunar, hasta una verruga.

¿Eso implica que debemos sentirnos bien si tenemos acné, rosácea u otra característica?

Obviamente que esto es un sentimiento personal, porque para mí un lunar puede ser algo hermoso mientras que para otra persona puede ser algo que le moleste o no le guste, pero eso no se puede generalizar en una palabra como imperfección, porque le da una connotación negativa a todos. El tema es que los estereotipos de belleza son muy fuertes y nos han marcado mucho y por tanto nos confunde. Hay mucho sufrimiento detrás, porque la gente te juzga y características como el acné y otras no son aceptadas. Y yo tampoco vengo a decir que es algo que no debería importarnos. No estamos diciendo ¡qué bueno que es tener acné! o ¡cómo me encantaría tener acné!, sino intentando que una persona que tenga acné no se sienta marginada ni rechazada por la sociedad por algo que es tan natural.

¿Y un tema de salud?

Una cuestión es la aceptación social y empezar a normalizar lo que es real y lo que es natural, pero otra es preocuparnos de la salud. Obviamente que paralelo a esa aceptación se debe buscar un tratamiento, porque se trata de una enfermedad que se puede infectar, porque salen nódulos, porque duele, etc. Al cambiar el concepto de imperfección por característica lo que hacemos es ir en contra de la discriminación y hacer entender que una piel con acné tiene ciertas caracterísrticas como granos, cicatrices o manchas y que no por eso eres más lindo o más feo, más perfecto o imperfecto.

¿Es lo que defines como un vínculo sano con la piel?

Cambiar estas perspectivas es responsabilidad de todos y de cada uno desde nuestro humilde lugar. Comenzar a replantearnos lo que vemos en los medios y en la publicidad, entender que la industria de la belleza tiene un objetivo y eso no significa que haya algo malo en nosotros. Todo lo que sucede en nuestra piel puede ser esperado, habitual y por eso hay que aceptarlo. Tiene que ver con tratarnos con más empatía y amor a nosotros mismos y al mismo tiempo alzar la voz en pos de estas características diversas. Yo ya no dejo pasar un comentario sobre mi piel sin que lo haya pedido. Porque si tengo lunares, rosácea, manchas o vellos no hay nada malo. No es un camino fácil, pero lograrlo nos permite amigarnos con nuestra piel.