¿Por qué existen las pataletas?
Una de las conductas que aparecen en niños pequeños y que ha aumentado pos pandemia, son las pataletas. Podemos ver que muchos padres y madres están expresando que sus hijos e hijas están más irritables y tienen este tipo de conducta de manera más frecuente o volvieron a tenerlas a pesar de que ya había pasado esa etapa.
Es importante aclarar que las pataletas no son sinónimos de mala conducta o de desobediencia. Que un niño o niña desobedezca significa que traspasó un límite o no hizo lo que se había acordado. La pataleta, en cambio, es una manera de expresar una emoción desagradable debido a una situación que le genera mucho estrés y frente a la cual no tiene la capacidad para regularse. El niño o niña percibe que no es comprendido frente a lo que siente, por tanto se trata de una respuesta explosiva frente a una frustración.
Existe una etapa del crecimiento en donde esta conducta se hace más común debido al ciclo vital en que se encuentran las niñas y niños, que es entre los 18 meses y los cuatro años. Se debe a una inmadurez por la edad y la precariedad del lenguaje. A esto se agrega que es una etapa en donde los niños y niñas están experimentando mayor libertad y autonomía motora, por lo que a través de sus conductas están reafirmando su voluntad e independencia, experimentando su primer proceso de individualización.
Es importante reconocer que tanto los niños como los adultos tenemos pataletas, sin embargo, a lo largo de la vida aprendemos a gestionar nuestras emociones, adquiriendo lenguaje emocional, integrando el contexto y comprendiendo mejor nuestro entorno, lo que nos permite expresarnos de manera más sana. Cuando las pataletas continúan y persisten luego de los cinco años, debemos prestar atención al temperamento del menor y si existen factores externos, como el nacimiento de un hermano, el ingreso al colegio, un cambio de casa, separación de los padres, muerte de un ser querido, entre otros.
Según Aletha Solter, doctora en psicología, la mayor parte de las situaciones que provocan rabietas en los niños y niñas se pueden agrupar en tres tipos:
- Tiene una necesidad básica (hambre, sed, sueño) que no podemos satisfacer en este momento.
- Tiene información insuficiente o equivocada de la situación en la que nos encontramos.
- Necesita descargar o liberar tensiones, miedos o frustraciones presentes o pasadas.
Muchas veces los adultos que nos enfrentamos a un episodio de pataleta terminamos contagiados de la emocionalidad de los pequeños, experimentando emociones negativas frente a ese acto, que suele terminar en un reto hacia el menor. Podemos creer que ignorar, retar o castigar ayudará para que no tenga más pataletas, sin embargo, eso solo hará que se estrese más, intensificando la reacción, sin indagar en el verdadero problema. Y es que nuestra respuesta a estas conductas puede estar determinada por cómo nuestros padres actuaron frente a nuestras pataletas, siguiendo su modelo; o también se nos olvida que es muy razonable que los niños y niñas sientan rabia e ira sin saber cómo expresarla.
Frente a esta acción es importante que como padres y madres, comprendamos que ese momento es de mucho malestar psicológico y estrés para nuestros hijos e hijas. Su sensación es de desagrado y descontrol, sumado a que después del cuadro puede aparecer la culpa. Sí entendemos lo que ellos están sintiendo, será más fácil para nosotros tener una actitud de empatía y contención. Quedarnos con ellos esperando que se calmen para luego poder entender en conjunto que les sucede, aporta a su desarrollo. No necesariamente tenemos que ceder a su petición, pero sí ayudarlo a tranquilizarse, esperar que se calme para preguntarle sobre lo que está sintiendo, darle alternativas de reacción, pedirle que haga un dibujo sobre la situación, son ejemplos de lo que podemos hacer.
Para generar un vínculo afectivo positivo con nuestros hijos e hijas debemos demostrarles que estamos para ellos en sus momentos más felices, pero sobre todo en aquellos que están sintiendo emociones desagradables que los hacen tener conductas poco deseables. Es ahí donde se tienen que sentir apoyados y amados incondicionalmente por nosotros, para que así adquieran confianza. Esto no es contrario a establecer límites y reflexionar con ellos y ellas sobre su expresión, conducta y gestión de emociones, sino más bien es acercarlos a su mundo interno a través de la reflexión para que sean más conscientes de sus sentimientos.
Aún así, hay algunas pataletas que se pueden prevenir, por ejemplo cuando están cansados, tienen hambre o están incómodos, pueden ser más proclive a ellas. Mantener una rutina puede ayudar. Si, por ejemplo, tenemos una comida y debemos ir con ellos, pensemos en llevarles juguetes o algo para colorear; si se alarga un almuerzo donde solo hay adultos, es importante darles un tiempo de atención para jugar y conversar con ellos. Si vamos a hacer una paseo debemos llevarles agua y algo para que puedan comer; si ya es hora de dormir y están jugando, anteponerse y explicarles que en un rato será momento de acostarse. También es bueno generar acuerdos antes de ir a un lugar en donde necesitamos de cierto comportamiento. Todos estos son algunos ejemplos que pueden ayudar a evitar ciertas pataletas.
Josefina Montiel es psicóloga clínica. Instagram: @ps.josemontiel
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