¿Por qué hablamos de jefe de hogar?
Que en la actualidad existen diversas formas de hacer familia no debería ser una novedad. Sin embargo, en ciertas instituciones persisten términos y conceptos que reflejan una visión del hogar anclada en el pasado. Uno de estos términos es "jefe de hogar", que según la autora de esta columna, no hace más que perpetuar ideas de jerarquía y roles de género que, a estas alturas, ya deberían estar obsoletos.
En 2017, viví mi primer censo fuera de la casa de mi mamá. Al inicio del proceso, me hicieron una pregunta que me descolocó: ¿Quién es el jefe o jefa de hogar? Cuando le pregunté a la censista cómo definían “jefe de hogar”, me respondió que era quien ganaba más dinero en la casa. Recuerdo muy bien mi decepción. Mi hija había nacido hacía unos meses y junto a mi pareja habíamos tomado la decisión de que yo dejaría de trabajar remuneradamente, para poder cuidar a nuestra bebé hasta que cumpliera un año. Fue una decisión muy conversada y conscientes del esfuerzo que esto implica para cualquier madre o padre.
Nunca pensé que esta decisión, que requería un consenso y una excelente organización financiera, significaría que mi marido tendría que responder como “jefe” de familia. ¿En qué lugar me dejaba eso a mí? ¿Estaba en un grado jerárquico inferior al de él?
Este año, 2024, nuevamente apareció la pregunta sobre quién es el jefe o jefa del hogar y volví a preguntarle al censista cuál es el criterio para definir “jefe de hogar”. Me respondió que era un acuerdo entre los miembros de la familia. Si bien esa aproximación me pareció más adecuada que la respuesta de 2017 que solo consideraba el ingreso como único factor relevante, me siguió molestando la necesidad de definir jerarquías dentro de familias que no son monoparentales. No existe la posibilidad de responder que somos dos personas los “jefes de hogar” y tampoco de dejar esa pregunta sin responder, entonces, ¿qué pasa cuando no es solo una persona la que está a cargo del hogar?
En la cuenta de Instagram @censo2024 está publicado en el feed un video que justamente se titula: ¿Cómo determinar quién es el jefe o la jefa de hogar? Según la página: “El jefe o jefa de hogar corresponde a una persona de referencia, definida por los integrantes del hogar, para identificar las relaciones de parentesco del hogar”. Si solo se necesita que una persona identifique relaciones de parentesco, no es necesario denominar a esa persona como “jefe”, bastaría con que se pregunte: ¿quién responderá las preguntas de parentesco?
Para mi, la insistencia en utilizar la palabra “jefe” revela que la institución intenta desconocer o, al menos, restar importancia al hecho de que este concepto posee una carga cultural de raigambre patriarcal y heteronormada que ya no identifica la realidad de muchas familias chilenas actuales. Me refiero a parejas homo o heterosexuales que deciden organizar la casa de manera conjunta y sin jerarquías; hermanos, madres o padres con hijos mayores de edad, abuelos y nietos, amigos, entre muchas otras opciones de familia en las que más de un adulto está implicado, no solo financieramente, sino que en la coordinación diaria y el funcionamiento del hogar. Que ojo, es igual de importante que quien pone la plata.
Para muchos esto puede ser un detalle, pero sabemos que el lenguaje construye realidad. Por eso y con el fin de ir avanzando hacia una verdadera coparentalidad y equidad de género dentro de los hogares, un buen gesto sería que las instituciones saquen la palabra “jefe” de la lógica familiar. No solo porque esto sería reflejo del cambio socio-cultural que ha estado ocurriendo, sino que también porque debería existir un compromiso con una mirada crítica respecto al sesgo sexista que pervive en algunos aparatos, como el censo, a pesar de que las prácticas están avanzando en otra dirección.
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