En los gimnasios se suele dar el siguiente panorama: mientras que las mujeres llenan los cupos de clases grupales y ocupan las trotadoras y bicicletas estáticas, los hombres son los que monopolizan el área de pesas. Motivos hay varios: nos da vergüenza que nos miren o nos juzguen por el peso que logramos levantar, o simplemente evitamos pesos superiores al de las mancuernas de dos kilos, porque le tenemos pavor a aumentar nuestra masa muscular.
Es un clásico que muchos entrenadores y preparadores físicos detestan. Las mujeres llegamos a entrenar con el objetivo de achicarnos, de perder peso, perder grasa, “tonificar”, pero nunca aumentar nuestras proporciones. Y es por esto que nos negamos a cualquier tipo de ejercicio de fuerza que se nos proponga, a no ser que sea con bajo peso o solo usando el peso corporal. Pero ahí radica uno de los principales mitos que evitan que las mujeres le saquemos el mejor partido a nuestro entrenamiento. Y es que el trabajo de fuerza, y los ejercicios con pesas, no nos van a hacer crecer considerablemente. Lo que hará es que nos volvamos más fuertes ¿y quién no quiere eso?
La entrenadora de atletas especialista en fuerza y acondicionamiento, Rachael Bouwmeester, le explica al sitio web Parkview Health: “Las mujeres no aumentan de tamaño como los hombres, porque tienen un perfil hormonal distinto. Los hombres tienen más testosterona, lo que promueve el crecimiento muscular. Para las mujeres, por fortuna y a la vez, por desgracia, su perfil hormonal les permite tonificar sin aumentar, pero también les impide perder toda la grasa que quisieran con la facilidad con la que lo hacen los hombres”.
De hecho, si el objetivo es tonificar, ejercicios cardiovasculares como correr o anda en bicicleta, o con pesos menores, no van a lograrlo por sí solos. Según Bouwmeester, lo que realmente hay que hacer es trabajar con el mayor peso que podamos, hasta que hayamos agotado nuestras energías: “Necesitas ser fuerte para disminuir la grasa, y para hacerlo la receta es sencilla; entrenamiento con pesas, una dieta que considere todos los alimentos en moderación, y ejercicios cardiovasculares”.
Jacque Crockford, vocero del Concejo Americano de Ejercicio, explica en el sitio Shape.com que hacer pesas no aumentará nuestro tamaño, sino que nos ayudará a cambiar la forma de nuestro cuerpo: “Es una excelente manera de poner al cuerpo en la forma que estás buscando. ¿Quieres levantar el trasero? Haz sentadillas y peso muerto. ¿Quieres definir brazos y espalda? Haz press de hombros y pull ups”.
Por otro lado, existe la noción de que para quemar calorías, lo más efectivo son los ejercicios cardiovasculares. Lo cierto es que correr con periodicidad ayudará a no subir de peso, pero no será lo más efectivo a la hora de bajarlo, si es que ese fuera el objetivo- si el objetivo es disfrutar de un rico trote o paseo en bicicleta, por favor, sigan haciéndolo. Un estudio publicado en The Journal of Strength and Conditioning Research, dio cuenta de que las mujeres que hacen trabajo de peso queman- en promedio- 100 calorías más durante las próximas 24 horas, incluso si durante el resto del día permanecen sentadas en el sillón viendo televisión.
En conclusión, no. Si quisieras aumentar dramáticamente tu masa muscular, no lo vas a lograr comiendo de forma balanceada y aumentando los ejercicios de fuerza con peso. Tampoco vas a amanecer con músculos ultra definidos al día siguiente de una buena sesión de pesas. Pero sí te vas a sentir más fuerte, quemarás más calorías y de a poco irás viendo cambios en tu cuerpo. Lo importante es siempre buscar la asesoría de entrenadores o preparadores físicos certificados, porque como con cualquier actividad física de impacto, las posibilidades de lesionarnos existen, y siempre es mejor prevenir que curar.