El concepto del signo del zodíaco comenzó a hacerse muy popular a principios del siglo XX en Inglaterra. R.H. Naylor, un astrólogo británico, leyó la carta astral de la princesa Margarita, lo que se convirtió en todo un boom astrológico por la veracidad de sus cálculos y predicciones sobre la familia real.
Gracias a esto, se le dio un espacio a la astrología en los diarios ingleses. Pero como no era posible utilizar una carta astral por signo, se redujo solamente a un par de palabras sobre el signo solar, que corresponde al día de nacimiento.
No obstante, la astrología es mucho más compleja que esta mera variable. Para la astronomía el sistema solar se compone de numerosos planetas, asteroides y otros cuerpos celestes de diversa relevancia y así también es para la astrología. El estudio místico de los cielos también reconoce diversas partes de la psique a través de las interpretaciones de estos elementos.
Los planetas, asteroides y otros cuerpos celestes tienen un nombre, por lo general el indicativo de un personaje de una historia mítica de la antigua Grecia y Roma. Estos mitos, según el psicoanalista Carl Jung, componen arquetipos, o símbolos universales a los que podemos atribuirles una diversa interpretación en nuestras vidas.
Cada planeta o asteroide en nuestra carta astral tiene una función en específico. El Sol (o el signo solar que vemos en el horóscopo) muestra nuestros talentos y capacidades natos, lo que nos hace brillar y qué nos hace ser nosotras mismas. La Luna, nuestro satélite natural, nos muestra cómo fluyen nuestras aguas internas, nuestras sombras y emociones más profundas, así como el modo en el que nos sostenemos ante el mundo.
No es lo mismo tener un Sol en signo de agua y la Luna en un signo de fuego, que el Sol en un signo de tierra y la Luna en un signo de fuego, por ejemplo. Toda esta combinación de energías nos representan en la manera en que nos disponemos en el mundo, en relación a la manera en que se desenvuelven los elementos en la naturaleza.
El Ascendente, en tanto, representa la constelación hacia que apuntaba el horizonte en el lugar y momento de nuestro nacimiento. Esto nos mostrará qué energías debemos integrar en nuestra vida, hacia dónde debemos apuntar cuando hablamos de ser nosotras mismas.
Así, la carta astral no solo nos muestra una sola energía, sino la combinación de diez planetas principales (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón), cinco asteroides menores (Quirón, Ceres, Juno, Vesta y Pallas) y tres puntos de interés (Ascendente, Lilith y Nodo norte). Tenemos entonces dieciocho variables en doce signos y doce casas de la carta astral, lo que complejiza aún más la interpretación.
Cada carta astral es un mundo y representa el mapa o ruta del alma en una encarnación determinada. Se dice que nos muestra la mejor combinación de factores para que nuestra alma pueda cumplir su propósito en esta versión de nuestra vida. Por lo mismo, podemos utilizarla como herramienta de autoconocimiento y sanación, al sacar lo mejor de cada aspecto que nos muestra.
Entonces, cada elemento de la carta nos muestra algo de nosotras mismas, que al conversar con los otros puntos de la carta genera un modo de disponer el movimiento energético. Una persona con Venus en aspecto a Saturno se comportará muy diferente a una persona cuya Venus esté en aspecto a la Luna, por ejemplo.
Además, el libre albedrío de las personas también es muy importante. Por mucho que dispongamos con las mejores herramientas zodiacales para poder desenvolvernos, si decidimos actuar inconscientemente y sin responsabilidad ante nuestros actos, es muy difícil que podamos sacar el mejor partido de nuestras posiciones del mapa.
Es por esto que en astrología el trabajo personal es muy importante. Apropiarse de los conceptos de la carta no significa que nos sintamos coartados porque somos de uno u otro signo, sino que nos puede ayudar a comprender y delimitar el modo en el que nos desenvolvemos energéticamente.
Una Luna en Virgo, de tierra mutable, se comportará muy diferente que una Luna en Escorpio, de agua fija: la primera querrá el control y el entendimiento mental de sus emociones, mientras que la segunda querrá sostener emociones en una profundidad que no le permita moverlas.
Para partir, necesitas tu fecha, hora y lugar de nacimiento para calcular tu carta astral. Puedes sacarla en astro.com o en carta-natal.es, que son sitios fidedignos para astrólogos y aficionados. Al poner tus datos, se reflejará tu mapa natal.
¿Qué elemento predomina más en tu carta? Si tienes mucha agua en tu carta, por ejemplo, tendrás a ser intuitiva, sensible e imaginativa, poco concreta y muy llevada por los sentires. Este análisis es importante para que comprendas la manera en que se movilizan tus sentires y acciones.
El análisis de tu carta natal puedes hacerlo contigo o consultando a un astrólogo profesional que ayude a interpretar tus posiciones natales. No obstante, lo que el astrólogo diga no es una sentencia. Tú también puedes abrirte a interpretar los símbolos en relación a tu historia personal y tu contexto. Tú eres la protagonista de tu historia y la astrología es una herramienta para poder guiarte en esa ruta.