Aunque la mitad de la población mundial tiene uno, seguimos sin saber mucho del clítoris, el único órgano humano que sirve exclusivamente para proporcionar placer. Poco se ha estudiado a lo largo de la historia, ya que a diferencia de los genitales masculinos que llenan libros y estudios, el clítoris sigue siendo un gran ausente en las investigaciones médicas. Comenzó a estudiarse en profundidad recién en los 2000, cuando la uróloga australiana Helen O’ Connell descubrió por primera vez su anatomía completa y concluyó que lo que está a la vista es una pequeña parte del clítoris y que alrededor del 90% de su estructura se encuentra dentro del cuerpo, con muchísimas terminaciones nerviosas.
En una nota publicada en The New York Times, Rachel Rubin, uróloga y una de las principales especialistas mundiales de este órgano, aseguró que el clítoris es poco conocido y rara vez tomado en cuenta. “No hay una comunidad médica que lo haya abordado en la investigación, en la gestión, en el diagnóstico de enfermedades relacionadas con la vulva”, dijo. Un desconocimiento generalizado que ha tenido consecuencias directas en la salud de las mujeres, ya que la falta de exámenes de la vulva y el clítoris provoca que muchas veces no se consideren problemas relacionados con la salud sexual.
La especialista en Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Chile, Libertad Méndez concuerda en que el desconocimiento viene desde una base formativa: el clítoris se enseña a la rápida, y los estudios se enfocan más en la prevención de enfermedades y la fertilidad. “Uno pasa estudiando mucho tiempo el pene, la forma, la anatomía, pero me hubiese encantado pasar ese mismo tiempo conociendo el clítoris para poder habérselo explicado mucho mejor a las mujeres antes”, dice. Un aprendizaje que Méndez explica fue adquiriendo por su cuenta y desde otros lugares. “Aprendí del feminismo, de otras colegas, de sexólogas y de corrientes de otras partes del mundo, pero no de la formación formal”, cuenta.
Según la ginecóloga, hay cirugías que pueden afectar directamente la anatomía del clítoris, pero muchas veces esta información no se considera ni se detalla a los pacientes. “No te explican nada, ni siquiera los riesgos. No se hace una evaluación del órgano, ni antes ni después”, dice. “Hay una deuda gigante de la comunidad médica en relación al conocimiento del clítoris. Creo que son las ginecólogas y algunas psicólogas y sexólogas quienes han levantado más este tema”.
Algunas lesiones en el clítoris –que pueden dañar los nervios y provocar dolores y pérdida de sensibilidad– se provocan al realizar distintos procedimientos, como episiotomías durante el parto, cirugías de cadera o labioplastía.
Eduardo Soto, matrón y coordinador del área de salud sexual de Corporación Miles, explica que la episiotomía es un procedimiento durante el parto donde se realiza un corte en la vulva para facilitar la salida del feto. “Debería hacerse en casos muy excepcionales, pero lamentablemente en algunos casos en Chile sigue haciéndose de rutina. Hay varios procedimientos que pueden dañar el clítoris”, dice Soto.
“Cuando se estudia anatomía, el clítoris se ve como una parte externa, lo analizas como un órgano que está ahí y que es para el placer pero no hay una consideración más profunda. Desde mi formación no había una exploración más sexológica y si bien ahora muchas escuelas de Obstetricia lo han incorporado, no es así en las escuelas de Medicina”, dice. “Se sabe que es para producir placer, pero no se sabe el tamaño que tiene, la cantidad de terminaciones nerviosas y menos cómo se puede estimular”, agrega.
Romper con el tabú
La estructura del pene se conoce hace siglos, y cada accidente anatómico tiene un nombre, explica Soto. Que esto no suceda con el clítoris y la vulva, es para estos expertos un signo de cómo el machismo ha afectado a los estudios médicos, teniendo consecuencias severas para la vida sexual de las mujeres. Hasta hace muy poco, el placer y el orgasmo femenino no se consideraban áreas importantes en la investigación.
“Su importancia en la auto estimulación y placer sexual no se enseña, y cuando las mujeres llegan con problemas de disfunción sexual, los profesionales tampoco tienen la capacidad para enseñar la autoexploración del clítoris”, dice Soto.
Romper el pudor sobre este órgano podría ser clave para la excitación y estimulación sexual, especialmente si se considera que solo entre el 20% y 25% de las mujeres llega al orgasmo exclusivamente a través de la penetración vaginal. “El conservadurismo priva culturalmente del placer a las mujeres. La masturbación femenina aún sigue siendo un tabú, a diferencia de la masculina”, explica Soto.
“Es un órgano tremendamente interesante. Especializado en el placer, con millones de terminales nerviosos y que no envejece. Se lo digo a mis pacientes de más edad: podemos tener placer a los noventa años si queremos. Nos falta aprender en la carrera sobre el derecho al placer”, asegura Méndez.
Ambos especialistas concuerdan en que es clave fortalecer la formación general de médicos para que éstos se basen en un enfoque de género y derecho. Pero también es importante hacer un trabajo a nivel comunitario, de educación sexual, donde las mujeres aprendan sobre este órgano y tengan información a la hora de pedir respeto en la comunidad médica y sus parejas.