"Mantente positiva" es una frase prefabricada que inunda las redes sociales y los libros de autoayuda. Pareciera que siempre hay que mirar la vida como un regalo y estar feliz pese a que, de momento, muchas cosas estén saliendo mal. Pero si alguna enseñanza dejó la película Intensamente, es que la tristeza no solo está bien, sino que además es necesaria.
En esta a película infantil que debiese ser recomendada para todos los adultos, el personaje de Felicidad constantemente critica a Tristeza, haciéndola sentir como si su existencia fuera un problema, como si fuera una emoción que solo hace daño. A medida de que la historia avanza, eso sí, nos damos cuenta de que es Tristeza quien enseña a que le demos importancia a los buenos momentos y a valorar los lazos importantes. Si no nos pone tristes extrañar a alguien que hace tiempo no vemos ¿lo extrañamos en realidad? La tristeza es una emoción que nos ayuda a hacernos cargo de nuestros sentimientos y es importante para mantener un balance en nuestra salud mental.
Suena bien y hace sentido, pero en tiempos de redes sociales pareciera que olvidamos esta lección en emociones. Siempre felices, pese a todo, pareciera ser el lema actual. La idea, de seguro, es inspirar a otros a mantener una mirada positiva pese a todo, pero lo que logra, quizás sin quererlo, es generar frustración en quienes no siempre logran ver lo mejor de cada situación.
Tener exclusivamente pensamientos positivos quizá, en vez de volvernos más cercanos, hará que pocos se puedan relacionar con uno, porque ¿cómo sería posible hacerlo? Si las personas no expresamos la vulnerabilidad que nos da el estar tristes, confundidos o asustados, los demás no van a conseguir relacionarse con nosotros, pues sentirán que no podríamos compartir sus sentimientos negativos. Así lo asegura la profesora de Duke Divinity School, Kate Bowler, en sus memorias Todo pasa por algo, donde llama a esta positividad tóxica "la tiranía de la alegría con prescripción". Según explica, esta idea de estar feliz y positivo siempre es especialmente dañina cuando se la dicen a parientes de personas con enfermedades graves o terminales, pues les hace sentir como si al no poder sentirse honestamente felices, le hicieran daño a su ser querido.
Por otro lado, un estudio de 2005 llamado Generación del estrés, negación, manejo y síntomas depresivos, señaló que las técnicas para evitar las emociones negativas pueden aumentar los riesgos de suicidio, especialmente en pacientes jóvenes.
La investigadora Bárbara Fredrickson por su parte, entrega tres características de la positividad tóxica:
1. No se siente genuina y la persona que la expresa no quiere ser empática ni ayudar a los demás a estar bien, sólo quiere demostrar que es feliz, siempre.
2. No es compasiva y quien la emite juzga a quienes se sienten distinto.
3. Es egoísta y tiene agenda propia: conseguir un me gusta en redes o hacerle creer al jefe que pese a todo siempre mantendrá una actitud positiva, por ejemplo.
Esto no quiere decir que ser positivos en distintos aspectos de la vida esté mal. Pero estarlo cuando se niega la importancia de otras emociones es no ser honesto ni con uno ni con los demás.