Mi Primer Sony
En estricto rigor, Mi Primer Sony no fue mío, sino que fue un regalo que recibió mi hermano menor para un cumpleaños. Pero desde que apareció en mi casa me apoderé de él. Era una radio roja con un gran parlante redondo amarillo en un costado y botones de colores en la parte de arriba como todos los artículos de la línea para niños de la marca.
Lo que me cautivó por completo de este clásico ochentero no fue su look, sino que uno de sus accesorios: el micrófono. Eso no solo me permitía cantar y amplificar mi voz sintiendo que estaba sobre el escenario de mi propio espectáculo de Broadway, sino que además me permitía grabar sonidos en cassette. Así nacieron infinitos experimentos de programas radiales y shows musicales en los que participaba cualquier amigo, pariente o transeúnte desprevenido que pudiera convencer de ser mi entrevistado. Tenían que tenerme paciencia. Cuando alguien no se aprendía bien el jingle del comercial o la cortina del programa, podíamos pasar tardes enteras grabando y retrocediendo la cinta para corregir errores.
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