El psicólogo norteamericano Piers Steel publicó en su libro Procrastinación (2017) una encuesta en que el 95% admitía procrastinar a diario, y una cuarta parte de ese número lo hacía de forma crónica. Procastinar es diferir de algo o aplazarlo y en lo laboral se traduce en un incumplimiento de compromisos de trabajo. "Cuando no se cumplen las responsabilidades, la persona se siente fracasada al recibir una alerta o reto por parte de otro que tenía expectativas", explica la psicóloga del centro CETEP de Salud Mental, Densky Retamal.
Adicción a lo inmediato
No cumplir, a propósito
Procrastinar, en algunos casos, también puede ser síntoma de que no estamos felices con lo que estamos haciendo o de que hay una necesidad de descanso. Felipe Lagos, director de la consultora Randstad, asegura que el dilema de la falta de tiempo para concretar tareas producido por la procrastinación tiene que ver con nuestra capacidad innata de mantenernos concentrados. "Es un mito que las horas que perdemos los trabajadores se esfuman en comprar el café. Porque está comprobado que una persona no puede mantener la atención al 100% por más de 20 minutos. Las horas se pierden frente al mismo computador, haciendo cosas que no agregan valor al trabajo, que no entendemos e, incluso, entrando en discusiones que no llevan a ninguna parte".
BREVE GUÍA PARA DEJAR DE PROCASTINAR
- El primer impulso
¿Cómo enfrentarl0?
Conectarse con personas cercanas y expresar que necesitas motivación para cumplir metas es útil, pero lo mejor es dividir las tareas simples y las difíciles por horarios. En la mañana normalmente hay más energía para hacer las cosas. La resiliencia también es importante. Como tendemos a evadir las emociones negativas, puede que muchas veces después de una frustración sea difícil volver a levantarse. Para esto, es bueno renovar los objetivos.
- Recompensas
Una vez que nos damos cuenta de que entramos en el bucle castigador de la procrastinación, podemos llegar a enfrentarnos a situaciones complejas en cuanto a nuestra salud mental. Por eso es bueno prevenir y cultivar el auto-cuidado constantemente. Las satisfacciones inmediatas nos impiden ver una recompensa futura. "Contamos con dos áreas en el cerebro: la intuitiva emocional y la racional. Los procrastinadores normalmente tienen exacerbado el lado emocional, que quiere todo aquí y ahora, sin pensar en el futuro. Mientras que el racional es el que analiza, piensa más lento y en el mañana", explica Densky Retamal. Según la especialista, la parte racional de los procrastinadores se encarga de presentar las culpas, de mostrarles que fracasaron en algo que podría haberse hecho mejor o antes. Por eso cuidar el amor propio es importante para no dañarnos con la culpa constante.
¿Cómo hacerlo?
En su libro Procrastinación (2017), Piers Steel da buenos tips que pueden ayudar a una solución sistemática. Adam Grant tiene una charla TED llamada "The surprising habits of original thinkers" ("Los sorprendentes hábitos de los pensadores creativos y originales") que también replica buenos consejos. La auto-recompensa sirve. Si cada vez que se cumple una tarea importante hay una recompensa, se fomenta la motivación.
- Qué, cómo y cuándo
Aplazar las tareas supone una falta de comunicación e interacción con los demás. Felipe Lagos dice que el hecho de responder a las preguntas del "Qué", el "Cómo" y el "Cuándo" en la oficina, podría ahorrar mucho tiempo laboral. "Hay muchas instancias de procrastinación que nacen de situaciones en las que te dejaron claro lo que tenías que hacer, pero no sabes cómo hacerlo. Si falta claridad, la eficiencia se rompe inmediatamente".
¿Cómo solucionarlo?
Muchas empresas han implementado indicadores de medición de productividad concretos y que se realizan seguido. Hay más opciones que el sólo hecho de calcular cuánto dinero se produce por hora trabajada, también tiene que ver con las necesidades individuales de cada trabajadora o trabajador. El cuándo es el eje fundamental del estrés. Distribuir el tiempo de forma adecuada ayuda, lo mismo que planifica con tiempo extra.