Hace algunos días la actriz y creadora del sitio web de bienestar Goop, Gwyneth Paltrow, publicó una historia en Instagram donde promocionaba el libro Intuitive fasting –Ayuno intuitivo, en español–, del quiropráctico y especialista en medicina alternativa, Will Cole. La publicación no pasó desapercibida y generó alerta dentro del círculo de nutricionistas del mundo, en cuanto aseguran que ayunar no es algo intuitivo, y que el método que propone Cole, y promueve Paltrow, busca incentivar a que más personas realicen ayunos intermitentes, pero bajo el paradigma de la alimentación intuitiva.
Tal como lo dice su título, el libro plantea que podemos alimentarnos de forma intuitiva, eliminando a propósito una comida al día, hasta que se haga costumbre y ya “no nos de hambre”.
Esta verdadera paradoja, que fue catalogada por Cole como “yoga para el metabolismo”, ha sido calificada como problemática por varios profesionales de la salud y la nutrición, como la especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria, María José Chousal (@soynutrimujer). “Debemos tener cuidado en cómo pleanteamos un tipo de alimentación. No podemos mezclar peras con manzanas. El ayuno intermitente es un tipo de dieta, y se ha estado utilizando todo este tiempo con ese fin, a diferencia de la alimentación intuitiva que no promueve la restricción alimentaria”, dice Chousal.
Marie Elena Bitar, nutricionista y creadora de la cuenta de Youtube Beyond food rules, publicó un video criticando el sistema de Cole. “Esto es lo que hace la industria de la dieta. Usan palabras inventadas y promesas para que creas que pueden transformarte en una nueva persona. Dicen que el libro ofrece flexibilidad pero es mentira. No puedes juntar las palabras flexibilidad con horario estricto. El libro te dice cuándo comer, qué comer y qué hacer. Nada de eso es flexible”.
Esto no quiere decir que el ayuno intermitente sea siempre malo. De hecho, algunas personas lo realizan con excelentes resultados para su salud y niveles corporales. Se cree que incluso podría ser muy beneficioso para quienes tienen diabetes, aunque los estudios están lejos de ser concluyentes. Pero hay otras personas que no toleran el ayuno, que sufrirán dolores de cabeza, que pasarán hambre y que no verán ningún beneficio asociado en el largo plazo. “No todas las personas debieran hacer ayunos. Por ejemplo, en personas que sufren de un trastorno de la conducta alimentaria, embarazadas o en períodos de lactancia, así como en otras condiciones de salud, está prohibido hacer este tipo de restricciones”, añade Chousal.
El problema es presentar la opción de ayunar como una alternativa intuitiva, mezclando conceptos que por principios se anteponen, así como hablar del ayuno intermitente como si fuera un ideal en términos de conductas alimenticias, cuando en realidad está lejos de serlo.
Pero ¿podría un ayuno ser intuitivo? Hay personas que, por ejemplo, no desayunan o comen muy poco en las mañanas, simplemente porque no tienen hambre. “Un ayuno podría ser intuitivo si el fin no es la pérdida de peso y si se hace inconscientemente”, dice la nutricionista y añade: “Muy distinto es planificar un ayuno, porque eso pasa a ser una forma de vida o de alimentación y, por supuesto, una forma de restricción alimentaria. Al ser un tipo de dieta existe un alto número de deserción de ésta, lo cual trae como consecuencia volver al peso de inicio o aumentar más”.
“Efectivamente, si un día amanezco sin hambre y no tomo desayuno por eso, podríamos hablar de ayuno intuitivo”, reconoce María José, pero suma: “La pregunta entonces es ¿conoces todas tus señales de hambre como para poder decidir realmente no comer en la mañana? Muchas personas lo hacen, pero no porque no tengan hambre sino que porque prefieren dormir un rato más o están apuradas, o no tienen ganas de comer lo que hay en la casa. Eso no es intuitivo”.
Cole y Paltrow aseguran que este programa de cuatro semanas es capaz de resetear nuestra relación con la comida y conectarnos con las señales de apetito y saciedad, pero ¿cómo se podría lograr esto a través de una dieta que incluye restricciones? “Cuando nacemos, venimos al mundo con intuición, incluso para comer. Las guaguas lloran cuando tienen hambre y dejan de comer cuanto están satisfechas. Estas señales se van perdiendo a lo largo de la vida por los horarios o tipos de alimentación que nos van imponiendo”, dice Chousal y concluye sobre el concepto de ayuno intuitivo: “Si intencionalmente dejo de comer una comida, el cuerpo puede adaptarse a ese ayuno, especialmente en las mañanas, porque ahí es cuando somos más productivos y estamos ocupados, lo que facilita la tarea de no comer. Eso a la larga va a desconectarnos de las señales de hambre, y entonces se deja de comer de manera muy sutil. Esto no quiere decir que no tengamos hambre, es solo que perdimos la señal. Así, cuando volvemos a comer lo hacemos de una manera más impulsiva, con más ansiedad, porque nuestro cuerpo necesita la energía que no consumió en la comida eliminada”.