Antes de hacer ejercicio, aportar energía al cuerpo resulta fundamental para tener un buen rendimiento, pero no siempre sabemos con certeza qué tipo de alimentos se deben consumir para conseguir nuestros objetivos. La nutricionista deportiva Constanza Espinoza, asegura que en una primera instancia lo que se debiera privilegiar es la comodidad y las preferencias de las personas, porque lo que le sirve a algunos puede provocar nauseas o incluso vómitos en otros. En esta misma línea, para la especialista es importante tomar en consideración la comodidad estomacal de cada persona, porque pese a que la recomendación es consumir algún alimento antes de entrenar, muchas personas sienten malestares si lo hacen, afectando su rendimiento, por lo que prefieren hacer la actividad física en ayuno.
Para quienes optan por comer antes del entrenamiento, la literatura especializada indica que deberían hacerlo entre una a cuatro horas antes. Según explica la nutricionista, en el pre entreno se sugieren alimentos de fácil digestión para que entreguen la energía necesaria y mantengan en reposo el tracto gastrointestinal, evitando malestares.
De acuerdo a Espinoza, lo ideal es mezclar carbohidratos simples con complejos, pero bajos en fibras. Por ejemplo, se usan mucho las frutas, barras de cereal, un pan con mermelada o miel, y cereales de desayuno. Los dátiles también son una buena alternativa por su aporte de energía, además del plátano o pasas de uva. Además, es importante mantenerse bien hidratado el día previo del entrenamiento, durante y después, ya que de lo contrario, el rendimiento podría disminuir en un 20%.
Si es que no se considera una alimentación adecuada, según las indicaciones mencionadas anteriormente, y se opta por comer alimentos más pesados, el rendimiento se podría ver afectado. Lo mismo pasa cuando las porciones son desproporcionadas: “Muchas personas creen que deben comer mucho si van a entrenar harto, pero esto no es así. Las porciones deben ser las justas y necesarias para poder rendir. Además, se recomienda evadir comidas muy contundentes antes del ejercicio, para evitar el secuestro gástrico, que es cuando disminuye la llegada de sangre al músculo, ya que el estómago y el intestino utilizan más oxígeno y nutrientes para la digestión, lo que podría disminuir el rendimiento”, explica Constanza.