Mi ex desapareció de un día para otro y ahora en cuarentena vuelve con sus likes
La última vez que María Pastora Poblete (24) supo de su ex, fue en noviembre del año pasado. "Comenzamos a salir después de una fiesta que organizó una amiga en común, y estuvimos juntos un par de meses. No era un pololeo, pero todo nuestro entorno, incluida yo, entendía que estábamos juntos. Pero parece que él no. Y de un día para otro, dejó de contestar mis mensajes. Aunque intenté que conversáramos, él me evadió hasta que llegó un momento en que dejé de buscarlo", cuenta. "Hasta que la semana pasada, como si estos meses no hubiesen existido, me dio like en una foto y acto seguido me mandó un mensaje en Instagram preguntándome cómo estaba".
Esta práctica conocida como ghosting –derivado de ghost (del inglés fantasma)– es muy común y consiste en terminar una relación afectiva cortando todo contacto con la persona en cuestión y sin darle ninguna explicación. La psicóloga experta en relaciones de pareja, Daniela Werner, explica que en general el perfil de estos "fantasmas" es el de alguien que tiene un modo deficiente de afrontar los problemas. "Tienden a ser personas a las que les cuesta mucho poder decir de frente lo que les pasa, las complicaciones que tienen en una relación de pareja, y que muchas veces, ante la dificultad de poder lidiar con la respuesta del otro, prefieren evadir y desaparecer en vez de afrontar y trabajar lo que tienen que mejorar. Es el típico perfil de persona que le cuesta lidiar con el conflicto".
El problema es que en su imposibilidad de enfrentar problemas, van dañando a otros. "No todas las experiencias fuertes son traumáticas. Hay experiencias que pueden ser fuertes para alguien y quedan como una herida, pero cuando algo queda como un trauma, es porque hubo varios elementos. En este caso podría ocurrir ya que hay un abandono, una ausencia de respuesta y de explicación", dice Werner. La víctima de ghosting no tiene la posibilidad de saber qué hizo bien o mal, ni de responder frente a eso. Esa incertidumbre –dice la experta– puede instaurarse como un trauma del que es difícil salir.
¿Por qué vuelven?
Daniela dice que no necesariamente todos los que suelen desaparecer así, sin aviso, vuelven. Los que lo hacen, puede ser que tengan un perfil perverso y narciso. "De alguna manera, más que poner estos rótulos, creo que las personas que hacen eso les cuesta mirar al otro, empatizar y darse cuenta del daño que le hicieron y que le podrían volver a hacer con sus actos".
Son perfiles que se preocupan más de sí mismos que de los demás. Y por eso, en cuarentena puede ocurrir que estas conductas se vuelvan más comunes. "El confinamiento crea una situación de encierro, de pensar que no hay posibilidad de conocer más gente. Creo que en estas circunstancias es más fácil pensar en el pasado y en las relaciones que hemos tenido antes que abrirse a nuevas oportunidades. Pero aunque el encierro sea un gatillante, claramente se trata de una actitud egoísta y poco sana, porque esa persona está concentrada solamente en sus necesidades emocionales", explica la experta.
¿Cómo hacemos para no caer nuevamente?
Lo primero que aconsejan los expertos es darse la oportunidad para saber y evaluar por qué esa persona desapareció. Como nunca se tuvo una respuesta, es bueno despejar dudas.
Es justamente lo que hizo María Pastora. "No pude contestar inmediatamente. Dejé el mensaje ahí en espera un par de días en los que pasé por varios sentimientos: primero emoción por saber de él, luego rabia por recordar lo que me había hecho; pero también ilusión porque por en un momento vi la posibilidad de volver. Lo conversé con varias amigas y me recomendaron enfrentarlo y no hacer como si nada hubiese pasado, que fue mi intención inicial. Por suerte ellas me aconsejaron bien, porque cuando me armé de valor y lo enfrenté, volvió a ocurrir lo de antes", cuenta. Dice que la conversación partió muy en 'buena onda', pero cuando ella tocó el tema del pasado, él nuevamente empezó a evadir, hasta que el chat derivó en una pelea y el nunca más apareció.
La psicóloga Daniela Werner dice que en estos casos, lo mejor es escapar. "Las personas necesitamos una sensación de confianza y estabilidad básica para poder tener una relación de pareja sana. Crear un apego seguro. En psicología este concepto tiene que ver con que yo sé que si hago cualquier cosa, el otro va a estar ahí. No tener esa certeza es dañino y afecta otros ámbitos de la vida".
Finalmente, si tu elección de pareja te proporciona inseguridad, es una alerta respecto a cómo puede andar el resto de tu vida. "Tiene que ver también con el amor propio. El que te pase el ghosting no, eso es inevitable. Pero entrar en este tipo de dinámicas deja en evidencia un problema de autoestima. Las relaciones que elegimos hablan de quiénes somos y cómo estamos. Y si estamos bien, vamos a atraer gente que está bien. Si estamos mal, todo lo contrario", concluye Daniela.
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